Cambiar y ser siempre ella. Eso es ser Julieta Laso. La tanguera con voz de (entre muchas otras cosas) blues, puede hacer también Pata de perra, un disco consagrado a la canción latinoamericana. Y lo presentará este sábado 25 a las 20 en el Teatro Xirgú Untref (Chacabuco 875) con una buena cantidad de invitados, incluyendo una troupe de chilenos entre quienes destaca el mítico Macha Asenjo (el de Macha y el Bloque Depresivo), además de otros como Claudio “Pájaro” Araya, Pancho Araya y Juan Pablo Mendoza en bajo. Del disco –disponible en plataformas desde comienzos de noviembre- participaron también Vicentico y La Dame Blanche, aportando voces en distintos temas.
Si en sus discos anteriores Laso se apoyaba en el tango y los ritmos folklóricos argentinos, esta vez el salto es hacia América latina y muy especialmente a la música popular chilena, pues Asenjo también ofició de productor del quinto álbum solista de la cantante. Además de un tema inédito del chileno, la placa incluye dos chansons francesas “muy folklorizadas en sus arreglos” y una composición de Atahualpa Yupanqui. La cantante –que además tuvo una participación en la celebrada Puan pues María Alché, su codirectora, es “casi de la familia”- charló con Página/12 para anticipar la presentación del disco.
-Siempre tuviste una patita metida en el folklore latinoamericano. ¿Por qúe te volcaste por entero en este disco?
-Porque es una música que habita conmigo desde siempre. Soy muy fanática del baile peruano, del zambocabero, del baile, de la rumba cubana, de la música mexicana. Lo canto en mi casa permanentemente pero es la primera vez que decido hacer un disco así, y para eso sentía que la persona que me tenía que acompañar era Macha.
-¿Por qué sentías que tenías que hacer un disco así, además en este momento?
-Hace mucho que tengo ganas de meterme por ese mundo, pero hasta ahora no me había animado. Cuando conocí a Macha y el Bloque Depresivo, me enamoré totalmente de sus músicos. Y me dije que, siendo que hay un cariño entre nosotros, es la persona que me puede acompañar en esto.
-¿Y cómo fue trabajar con él?
-¡Una locura! Es un milagro este disco, porque en pandemia, como me parecía que el mundo se acababa, perdí la timidez y le dije “mira, Macha, toda mi vida quise que vos produzcas un disco mío, que me lleves a un lugar más latinoamericano”. Pensé que me iba a decir que no porque tiene una agenda terrible, pero dijo que sí.
-¿En Chile él es como un hiperreferente de la canción independiente, no?
-Sí, y es anti manager, anti todo. Entonces era difícil coordinar. Aparte, Chile estuvo cerrado muchísimo tiempo, entonces yo tenía pasaje, pero no pude ir. Guido Nisenson, el ingeniero de sonido, estaba viviendo allá, él grabó a los músicos en Chile, yo mandaba maquetas desde Salta, después grabé acá, La Dame Blanche en México, y todo así. Yo después me fui dos meses a Chile, conviví con Macha y el bloque dos meses, me llevaron a tocar por todas las poblaciones, vi lo que pasa en Chile con él, fue muy emocionante. Es como un fenómeno de un amor muy profundo, una persona muy popular. Está muy comprometido políticamente con su trabajo y es medio mítico porque la forma que tienen de trabajar un poco se parece a la de los Redondos. Son muy punk y hacen lo que quieren. Y lo que pasa cuando toca en vivo es como una maravilla.
-Varios temas están como fuera de tu registro más conocido. Por ejemplo, “La quiero a morir”.
–La verdad es que a mí no se me hubiesen ocurrido ni la mitad de las canciones que Macha propuso, algunas hasta me daban miedo de que no me queden bien. Esa era una, “No me arrepiento de nada” otra. Pero también confío mucho cuando elijo a alguien que produzca artísticamente. Siempre creí en su cabeza y ahora me encanta.
-Es un disco más arriba que los anteriores, pero igual se filtra un tono medio melancólico, una cosa blusera, tanguera. Seguís siendo vos.
-En Cabeza Negra hay un blues que era la tragedia misma, ¿no? A mí me gusta irme a otro lado totalmente diferente. Este es, sin dudas, el disco más alegre que hice. Obviamente, no me van a pedir que sea totalmente alegre, pero es el más danzarín, sí.
-¿Por qué estabas para hacer un disco más alegre?
-No lo pensé así, igual. Quería, sí, música latinoamericana. El folklore siempre va a ser más alegre que hacer tango, ¿no? Yo pensé “quiero hacer un disco de folklore latinoamericano” y eso que genera Macha y el Bloque Depresivo, que es algo muy bonito en el público, también me interesaba. Además, me parece que es un tiempo que está bueno intentar un poquito de alegría, aunque sea, porque si no está muy difícil la cosa.