Los restos del ingeniero civil Mariano Barbieri, asesinado el miércoles por la noche en los bosques del barrio porteño de Palermo, fueron inhumados esta mañana en el cementerio de San Fernando, mientras los investigadores continuaban abocados a identificar al homicida.
El cortejo fúnebre partió a las 9.34 desde la casa funeraria Lestrade, situada en 3 de Febrero 737, hacia el cementerio municipal de San Fernando, ubicado en la avenida Sobremonte al 2700, a casi 30 cuadras de distancia.
Familiares y amigos de Barbieri, algunos de ellos con paraguas, llegaron al lugar en silencio y bajo la lluvia despidieron los restos de la víctima.
En tanto, los investigadores seguían analizando las cámaras de seguridad en busca de alguna pista sobre el paradero de un hombre de unos 30 años que vestía un buzo colorado y que se convirtió en el principal sospechoso del asesinato.
El fiscal en lo Criminal y Correccional 36, Marcelo Munilla Lacasa, recibió en las últimas horas el resultado positivo de sangre humana hallada en el cuchillo que fue secuestrado en el marco de la causa, aunque ahora deberán establecer si pertenece al ingeniero asesinado en base a una comparación de ADN que demandará varios días.
A su vez, el informe preliminar de la autopsia reveló que Barbieri murió de una sola puñalada que ingresó entre seis y siete centímetros en el tórax y le afectó el corazón.
Una fuente de la pesquisa aseguró a Télam que se logró “localizar al testigo que la noche del hecho llamo al 911 y brindó una descripción más detallada de cómo fue el ataque y de la descripción del agresor”.
Ese testigo es un vecino que paseaba a su perro por el parque y habló de “un hombre de una edad promedio de 30 años y que vestía un buzo colorado, jeans y zapatillas“, detalló la fuente consultada. El testigo también ratificó que a Barbieri (42) lo mataron durante un asalto, que la víctima luchó con su agresor y que llevaba consigo una mochila.
Con los datos aportados por el vecino, los investigadores analizaron en primer lugar las cámaras del Centro de Monitoreo Urbano (CMU) que captaron el paso de varias personas, pero cuando baja el sol las filmaciones entran en estado nocturno y solo se observan en blanco y negro, lo que hacía imposible corroborar el testimonio clave.
Sin embargo, una cámara de seguridad privada captó al sospechoso de “buzo colorado”, con lo que se logró el “match” entre la declaración del testigo presencial y las imágenes, dijo un investigador.
A partir de la descripción del sospechoso, el fiscal Munilla Lacasa intentaba lograr conseguir imágenes nítidas del sospechoso, para poder reconstruir su ruta de llegada y de escape.
Por ello, el fiscal se reunió con autoridades de la Secretaría de Seguridad porteña y de la Policía de la Ciudad, y acordaron conformar un equipo de visualizadores especializados del CMU y de la División Homicidios para analizar todas las cámaras de seguridad de la zona.
El jueves los perros rastreadores marcaron el rastro olorífero de la víctima en la zona de la plaza Sicilia donde se secuestraron un cuchillo de acero inoxidable con mango de madera –encontrado por periodistas–, una manta y una mochila vacía que ahora se investiga si pertenecía a Barbieri y si es la que vio el testigo.
Los peritos de la Policía Científica confirmaron que el cuchillo presentaba restos de sangre humana, por lo que ahora se elaborará un ADN para ser comparado con el patrón genético de Barbieri.
Además, se aguardaba un peritaje en busca de alguna huella dactilar en el mango de madera del cuchillo.