El camaleónico Lionel Messi, a los 38 años. ¿Cuántas versiones de Leo vimos en estas dos décadas? El gambeteador serial se transformó en enganche clarividente. El que no pateaba tiros libres se convirtió en especialista. El que casi no hablaba se hizo líder indiscutido de palabra justa.

La zurda absoluta, como el oído absoluto de los genios musicales, para escanear el lugar de la cancha exacto: tirado a la derecha para meter aquellas diagonales diabólicas, o acomodándose en el medio para dirigir una orquesta.

Pero no la tiene fácil en el Inter Miami. No hay solistas que lo puedan ayudar, tampoco futbolistas complementarios en los que apoyarse.

Por suerte, lo contrario sucede en la Selección. En la celeste y blanca cuenta con jugadores para bancar, como Dibu Martínez, Cuti Romero, Otamendi, Tagliafico. También, con jugadores para jugar, que es lo más difícil y lo que más va a necesitar si se anima a su sexto Mundial el año próximo.

En Qatar 2022 vimos una versión épica de Messi con 35 años y la sensación generalizada era que sería su último Mundial. La cuenta era sencilla: cumpliría los 39 en la siguiente edición.

De aquel festejo a este presente pasaron años y cosas. Messi juega en una liga muy menor (la MLS) y en este Mundial se probó contra equipos de otra categoría. Y él habrá sacado sus propias conclusiones. Una: como camaleón que es tal vez piense en dar otro salto (de liga) para no dar ventajas.

Como equipo, Inter Miami no es medida (sobre todo ante el Paris Saint-Germain), pero como jugador Messi tiene otros parámetros. Leo demostró, más que nada, su espíritu competitivo, sin compañía, y su clase intacta.

Allí es donde la ecuación cambia. La Selección no sólo tiene una musculatura distinta como equipo, también ofrece una complementación donde Messi puede seguir marcando diferencias.

En Qatar, el capitán fue el líder futbolístico y emocional, decisivo en los momentos más calientes (contra México, por ejemplo, cuando Argentina jugó sobre la cornisa de la eliminación en primera ronda). Fue jugador y tótem.

El año que viene, en Estados Unidos, Canadá y México, el equipo estará en condiciones de devolverle las gentilezas. El medio campo de la Selección aprobó varias materias de independencia y ya demostró que puede jugar sin Messi, estando o no el capitán en la cancha.

Ninguno es igual a la versión Qatarí: todos son mejores. Por ejemplo, Enzo Fernández tenía 21 años y una escasa experiencia en Benfica. Alexis Mac Allister, 23, y jugaba en Brighton. Ahora cuentan con un posgrado en Harvard (o Premier League) jugando en Chelsea y Liverpool. También Rodrigo De Paul, afianzado en el Atlético de Madrid.

Lo mismo sucede con Julián Álvarez, que tenía 22 años, apenas aparecía en Manchester City y hoy es uno de los mejores delanteros del mundo.

Messi sabe que tiene un gran equipo detrás y eso sea tal vez lo que lo ilusiona. La seguridad de saber que no necesita ser Súper Messi para ser parte.



Fuente Clarin.com

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