Tras el éxito de la primera edición, Agustina Caride, ganadora del Premio Clarín Novela en 2021, y Soledad Vignolo anunciaron el regreso de la Maratón Epistolar. A través de una convocatoria para escribir y recibir cartas, el proyecto insiste en recuperar el placer del antiguo método de comunicación y conectar un país a través de la escritura y el juego.

La maratón literaria se extiende durante un mes, en el que hay que escribir cartas de manera diaria a partir de las consignas asignadas. De esta forma, los emisores mandan y reciben las cartas de otros participantes una vez por día. Con este proyecto, Caride y Vignolo buscan “revalorizar un género perdido por la tecnología y velocidad de la vida actual”.

En su primera edición, Maratón Epistolar recibió participantes de distintas provincias de Argentina, desde Salta hasta Río Gallegos, Mendoza, Balcarce, San Luis, Corrientes, Santa Fe, Rosario, San Juan, San Martín de Los Andes, La Pampa, y Buenos Aires. Para este año, también se sumaron escritores y bookstagrammers al proyecto como colaboradores.

En un principio, el proyecto surgió por la mera nostalgia de sentir el placer de escribir y recibir cartas. “Yo soy de la época de las cartas, y en mi infancia, adolescencia y juventud, nos escribíamos y recibíamos cartas. El verano se pasaba escribiendo cartas con amigas que de pronto te llegaba de Miramar o de Córdoba y uno respondía. De esta forma el verano se te acortaba, porque no existía el whatsapp ni el mail, así que imaginate el placer de que llegara un sobre a tu nombre, abrirlo y desplegar el papel. Coleccionar las hojas también era parte de la diversión. Cuando les contaba a mis hijos pensaba qué pena que los chicos no hayan vivido esto, entonces hay algo de querer recuperar esa instancia y ese placer”, explicó Agustina Caride a Clarín.

El vínculo entre Caride y Soledad Vignolo, ambas líderes de esta maratón literaria, se vio favorecido por la idea de empezar este taller. “Sole Vignolo es gestora cultural y nos hemos cruzado por distintas cosas. Cuando gané el Clarín, me invitó a Junín a dar una masterclass y ahí nos fuimos conociendo. Cuando le conté que tenía ganas de este proyecto, me dijo que le encantaba y que tenía ganas de sumarse cuando lo realizara”, agregó Caride.

El proyecto busca interpelar tanto a las generaciones que han vivido esta forma de comunicación, como a las más recientes que no han tenido la oportunidad.

Por lo tanto, y en relación con el objetivo de la Maratón Epistolar, Caride señaló: “Para los que hemos tenido el placer de escribir y recibir cartas, es volver a eso y recuperarlo; y para los que no lo han tenido, es que sientan ese placer. El año pasado concursaron varias chicas jóvenes que nos dijeron que había sido todo muy lindo, y que no sabían que esto podía ser así. Fue una experiencia muy especial”.

La maratón se lleva a cabo de una manera muy organizada. Todos los participantes tienen un número de pechera, al igual que en una maratón convencional, y tienen que escribir todos los días con la excepción de los fin de semanas. En cuanto a las temáticas de las cartas, los participantes reciben 20 consignas por mail que tienen que ser respetadas obligatoriamente.

“El día que empiezan, los participantes reciben por mail las consignas. A nosotros no nos importa si escriben las 20 cartas juntas o si van escribiendo diariamente, pero si tienen que entregar una por día. En cuanto a la extensión, las cartas tienen un límite de 3.000 caracteres y tiene que llevar el número de la consigna y el número de pechera. Como es imposible retirar las cartas en cada domicilio, las mandan por mail nosotros imprimimos, ensobramos y enviamos”, aclaró Caride a Cultura.

“Es todo un trabajo de logística que lo tenemos gracias a un correo que nos sponsorea, que se llama Urbano. Algunos participantes se terminaron haciendo amigos del cartero. Esto es lo lindo de la comunicación de otra época o de pueblo”, agregó la escritora autora de Donde retumba el silencio.

Una vez terminado, el proyecto elige 100 cartas finalistas, de las cuales 42 pasan a formar parte de un libro que las recopila.

En cuanto a los criterios que se tienen en cuenta, Caride agregó: “Para elegir ganadores, primero se chequea que sea una carta, porque muchos escribían muy bien pero era un cuento en el que se olvidaban que había un destinatario. Al ser el género epistolar, hay que recordar que hay alguien a quien le estás escribiendo, y no es un lector sino alguien que vos conoces o que deberías conocer o no”.

“Algunas consignas fueron por ejemplo la de escribirle a Dios desde el infierno o a tu yo en el futuro bueno. Se notaba que había cartas inventadas, mientras que otras estaban contando algo personal, algún recuerdo con un abuelo o con un amigo por ejemplo. Siempre es importante que las cartas ganadoras sean originales. ”, concluyó la escritora argentina.





Fuente Clarin.com

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