Una joven profesional de la salud logró auxiliar a otra mujer en medio de un vuelo luego de haber descubierto, gracias a un aviso por altoparlante, que esta pasajera en cuestión tenía una urgencia. La anécdota, divulgada mediante un posteo, despertó el interés de los internautas.
El 8 de mayo, una usuaria de Instagram compartió una anécdota sobre uno de sus últimos viajes en avión. Esta persona se llama Alyssa y en la biografía de su perfil público de la red social se presenta como una médica británica que en la actualidad vive en Australia.
A principios de este mes, de acuerdo con sus palabras, la joven abordó una aeronave en el Aeropuerto de Sídney que tenía como destino final Ciudad del Cabo, Sudáfrica.
En una parte del trayecto, cuando apenas habían transcurrido dos horas ―la travesía dura aprox. 11 horas―, Alyssa escuchó un pedido de la tripulación a través del altavoz de la cabina.
El aviso de la tripulación por el altoparlante
“Si hay un médico a bordo, por favor, comuníquese con la tripulación“, exclamó una de las azafatas a través del sistema de megafonía del avión. Enseguida, según su relato, la británica creyó que algún médico más experimentado que ella ―en la actualidad, Alyssa se encuentra en el período de residencia―iba a responder al llamado.
“Miré a mi alrededor pensando que seguramente habría algún médico urgenciólogo a bordo (NdR: especialista en urgencias), como en las películas. Dos minutos más tarde, se repitió el mensaje“, recordó la joven al respecto por medio de la publicación de Instagram.
Debido a que ningún otro profesional de la salud se levantó de su asiento de clase turista para acercarse a la tripulación ―no trascendió si había o no otro médico en el vuelo―, Alyssa optó por hacerse cargo del asunto. “Me quité los auriculares, dejé de estar en modo ‘chill’ (NdR: tranquilidad) y me pasé a modo trabajo“, dijo.
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Video: descubrió en un vuelo que una pasajera estaba en problemas y logró ayudarla
Por lo tanto, a raíz de este contexto, la médica se paró y dirigió a donde requería la tripulación: la parte trasera de la cabina. Allí había una pasajera con un inconveniente de salud. Esta mujer padecía problemas respiratorios y además estaba sufriendo un ataque de pánico.
Pronto, Alyssa revisó a la pasajera y comprobó su estado general, haciendo un chequeo de sus signos vitales. En aquel entonces, la médica contaba con un botiquín de primeros auxilios de la cabina, una bolsa de papel y algunos tubos de oxígeno.
“Descarté las red flags (NdR: banderas rojas, se refiere a problemas graves en la paciente), le hablé con calma y la entrené para que respirara despacio, mientras monitoreaba sus signos vitales”, indicó.

En un momento, según la joven, la tripulación empezó a debatir acerca de si era necesario desviar el avión hacia el aeropuerto más cercano. Sin embargo, afortunadamente, la pasajera mejoró y la situación quedó bajo control. “La mujer se estabilizó y el vuelo continuó de manera normal”, manifestó ella.
Luego de este episodio, la pasajera fue trasladada a un asiento de clase ejecutiva (business). Durante el resto del viaje, permaneció sentada en ese lugar más espacioso y tranquilo para recuperarse mejor. Por su parte, Alyssa también se ubicó en el sector business para acompañar a la mujer y controlar su estado a cada hora.
Al final, el avión aterrizó en su destino original. “Lección aprendida: nuestro deber de médicos no desaparece porque nos desconectemos temporalmente de nuestro trabajo, ni siquiera aunque estemos a más de 10 mil metros de altura y vestidos con ropa de dormir”, escribió la joven en Instagram. Su posteo desató una catarata de reacciones por parte de los usuarios.
“No lo hice por una recompensa”
Por otro lado, en una reciente entrevista con un medio estadounidense, Alyssa reconoció que fue su primera experiencia médica en un vuelo. “Era la primera vez que me sucedía esta situación en un vuelo, y no estaba segura de si alguien más experimentado que yo podría llegar a asumir la responsabilidad”, declaró a la revista Newsweek.

A su vez, en conversación con el mismo medio, la joven afirmó que se encuentra orgullosa de su labor. “Hay algo muy diferente en ser el único profesional médico en un entorno así: realmente ponés las cosas en perspectiva y te sentís privilegiado de poder ayudar a alguien“, aseveró.
Por último, aclaró a Newsweek que no pretende ninguna recompensa por su trabajo. “No lo hice por una recompensa, eso ni siquiera estaba en mi radar. Simplemente sabía que tenía que ayudar. Estaba agradecida de estar allí y mantener la situación bajo control y tranquilizar al personal y a la paciente“, reflexionó.