Ciento treinta y un días extra debió esperar Fernando Martínez para poner en juego por primera vez el título supermosca de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB). Ciento treinta y un días extra tuvo que aguardar Kazuto Ioka para intentar recuperar la faja que le perteneció hasta hace 10 meses. Finalmente el único campeón mundial que tiene el boxeo argentino en estos días y el legendario retador japonés concretarán este domingo alrededor de las 7.30 (transmitirá ESPN 2 desde las 5.30) en Tokio la revancha del pleito que protagonizaron en julio pasado y que quedó en manos del Puma.

Este desquite estaba programado inicialmente para el 31 de diciembre, pero debió cancelarse apenas unas horas antes de su realización porque Martínez contrajo influenza A (en esos días había un fuerte incremento de casos en Japón) y ello le impidió combatir. La reprogramación, que inicialmente se esperaba para fines de marzo, se hizo esperar. En el medio, sobrevoló la idea de que el campeón daría un golpe de timón y realizaría un pleito de unificación en Estados Unidos con el texano Jesse Rodríguez, monarca del Consejo Mundial de Boxeo. Sin embargo, quienes manejan la carrera del peleador de La Boca honraron el compromiso que habían asumido con Shisei Boxing, la promotora de Ioka, y firmaron la revancha.

Este paréntesis forzado obliga a preguntarse ahora cómo afectarán la postergación, la readaptación de los ciclos de entrenamiento y la inactividad de 10 meses con la que ambos llegarán al compromiso de este domingo en el Gimnasio General de Ota, uno de los 23 distritos especiales de la capital japonesa. Sobre todo en Ioka, que es más veterano que su rival (tiene 36 años contra 33 de Martínez) y carga sobre su cuerpo con una mayor cantidad de combates profesionales (35 contra 17) y de mayor nivel de exigencia.

La influenza mantuvo 15 días inactivo al Puma, quien luego retomó los entrenamientos en Buenos Aires, donde realizó el primer tramo de la preparación para este combate, centrado en la tarea de acondicionamiento físico. En esos días, también participó de la inauguración de un mural en su honor en La Boca y del lanzamiento de una línea de remeras del campeón. El 14 de abril viajó a Las Vegas, donde estuvo casi tres semanas haciendo el trabajo de sparring más intenso. El 4 de mayo arribó a Tokio. Lo hizo con el rostro semicubierto con un barbijo. “Aprendí de la última vez”, explicó a los periodistas que lo esperaban en el aeropuerto de Haneda.

“Hice una preparación excelente. Tengo ansias de pelear porque se me hizo muy largo este tiempo. Antes de (el combate frustrado en) diciembre había estado casi dos meses en Miami, cuando volví no tuve vacaciones, seguí entrenándome. Se hizo largo. Pero hicimos todo bien y ahora estoy más fuerte que nunca”, resaltó el campeón, quien tiene un récord perfecto de 17 victorias en el profesionalismo tradicional (también registró nueve triunfos y seis derrotas en la World Series of Boxing de la AIBA entre 2010 y 2017) y realizará este domingo su quinto pleito mundialista.

Al igual que para el malogrado enfrentamiento del 31 de diciembre, Ioka hizo su preparación en Tokio, muy cerca de su esposa Emi y de sus dos hijos. En el Shisei Gym de la capital, su base de operaciones en estas semanas, realizó alrededor de 100 rounds de sparring con su compatriota Kira Daiya (también combatirá en la velada del domingo ante el venezolano Jackson Zapata) y con el exretador mundialista mexicano Argi Cortés.

“Estuve entrenándome duro, pude trabajar más a fondo en mi resistencia, mi condición física y mi estrategia, así que la postergación fue positiva para mí”, contó la semana pasada el otrora campeón mínimo, minimosca, mosca y supermosca (fue el primer japonés en ganar títulos mundiales en cuatro categorías), quien ocupa el sexto puesto del ranking de las 115 libras de la AMB y tiene un récord de 31 triunfos, tres derrotas y un empate.

En el primer pleito entre ambos, el 7 de julio pasado en el Ryogoku Kokugikan de Tokio, Martínez dominó a su oponente durante gran parte de los 12 asaltos y se impuso con holgura en las tarjetas (120-108, 117-111 y 116-112). Aquella vez estuvieron en juego el título de la AMB, que pertenecía a Ioka, y el de la Federación Internacional de Boxeo (FIB), que estaba en manos del argentino desde febrero de 2022, cuando batió al filipino Jerwin Ancajas en Las Vegas.

Esta vez, en cambio, habrá solo un cinturón en disputa, puesto que a fines de octubre, el Puma optó por renunciar al reconocimiento de la FIB, ya que el organismo con sede en Nueva Jersey le había ordenado que realizara una defensa obligatoria ante el retador mejor rankeado, el mexicano Willibaldo Garcia, y el campeón ya tenía pactado el desquite con Ioka, que le reportaría un beneficio económico mucho mayor.

Otra de las preguntas que comenzará a responderse cuando suene el primer campanazo este domingo es cuánto ajustarán sus estrategias ambos peleadores para este desquite. “Creo que va a ser como la primera, que fue una guerra. Vengo a noquearlo y creo que me voy a llevar esta pelea a casa y le voy a dar una alegría a mi gente”, pronosticó Martínez. “Cada uno hará movimientos diferentes en esta revancha, pero tengo equilibrio mental, técnico y físico, así que creo que puedo derrotarlo”, sostuvo Ioka, quien realizará su 27° combate con el menos un título en juego en sus 16 años como profesional (suma 22 victorias, tres derrotas y un empate).

El púgil nacido en Sakai, 400 kilómetros al sudoeste de Tokio, contó, sin rodeos, que esta podría ser su última actuación si no consigue una victoria. “No podré seguir boxeando a menos que obtenga resultados. Este es mi trabajo. No se trata solo de hacer lo que quiero, sino también de obtener resultados. Me gustaría ganar y convertirme otra vez en campeón para poder seguir un combate más”, explicó Ioka. Martínez, en cambio, procurará empujar al retiro a este prócer del boxeo japonés.





Fuente Clarin.com

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