Cristina Rojas Lazarte creció entre aromas de masa y picadillo, en la calidez de una cocina familiar en Famaillá, Tucumán. A los 10 años, hizo su primera empanada sin saber que ese simple gesto marcaría su destino. A lo largo de los años, perfeccionó la receta heredada de su madre y la transformó en un sello de identidad que hoy representa a su provincia en todo el país.
Con el tiempo, su talento la llevó a ser Campeona Nacional de la Empanada en 2008, consolidándose como una referencia en la gastronomía regional. Pero su mayor desafío llegó en 2024, cuando decidió mudarse a Buenos Aires para abrir su propio local y demostrar que las empanadas tucumanas son las mejores.
Desde su infancia, Cristina comprendió que la clave del éxito está en la calidad de los ingredientes y en la pasión con la que se cocina. “La carne y todos los productos tienen que ser de la mejor calidad. Después, hay que ponerle mucho amor y cariño. Eso la gente lo siente y hace que a su mesa llegue un buen producto”, aseguró en diálogo con Cadena 3.
La receta de la empanada tucumana tiene sus particularidades: la carne se corta a cuchillo y se cocina con cebolla, pimentón, comino y ají. El picadillo se deja reposar un día entero para concentrar los sabores. La masa, hecha con harina, grasa y salmuera, también se deja descansar antes de armar cada pieza con sus inconfundibles 13 repulgues, un detalle que Cristina defiende con orgullo.
En 2022, Cristina participó en la feria gastronómica Caminos y Sabores, donde su puesto fue un éxito rotundo. “Fue un boom, realmente. Estuve acompañada de grandes cocineros y para mí fue un orgullo”, recordó. Este impulso la animó a dar un salto mayor: abrir su propio local en Buenos Aires.
En 2024, Cristina fundó Las Rojas, su local en Dorrego 1003, Chacarita, donde trabaja junto a dos hermanas y una sobrina. El menú incluye clásicos como carne cortada a cuchillo, pollo, humita, verdura, capresse y sfijas, además de los tradicionales tamales. El local ofrece servicio de take away y envíos, y abre los lunes de 19 a 23 horas, y de martes a domingos de 11 a 15:30 y de 19 a 23 horas.
Hoy, Cristina vende hasta 3.000 docenas de empanadas por semana y sigue expandiendo su sueño. Desde Famaillá hasta la gran ciudad, su historia es un testimonio de esfuerzo, tradición y pasión por la cocina argentina.