Cada año, al finalizar la campaña de detección que impulsa desde hace casi tres décadas, el oftalmólogo Alejo Peyret vive una especie de déjà vu: al analizar los datos recolectados, el porcentaje de respuestas afirmativas a la pregunta ¿Usted sabe lo que es el glaucoma? no supera el 50%.

“No importa de qué año sea la estadística, ni del lugar que sea, porque tenemos cubierto casi todo el país, la mitad no sabe qué responder. Y es un tema muy importante, porque nadie va a prevenir algo que no conoce, que ni siquiera sabe que existe”, manifestó preocupado en diálogo con Clarín.

Entre 5.000 y 8.000 personas participan cada marzo de la Campaña Nacional de Detección del Glaucoma. La última edición se llevó a cabo el viernes en más de 100 centros de salud públicos y privados, donde se realizaron chequeos en forma gratuita.

Peyret es jefe de la unidad de oftalmología del Hospital Durand, profesor adjunto de oftalmología en la Universidad de Buenos Aires, fundador y ex presidente de la Asociación Argentina de Glaucoma (ASAG). Junto a otros colegas (Daniel Grigera, María Angélica Moussalli y Javier Casiraghi) coordina la campaña. Las cifras de este año todavía no están disponibles, pero espera -poco confiado, hay que reconocerlo- romper el techo del 50%.

—¿Y qué es el glaucoma?

—Nosotros en el ojo estamos constantemente produciendo un líquido, que por un lado se produce y por otro se reabsorbe, como una canilla y un desagote. En algún momento de la vida, empieza a funcionar mal y no desagota todo el líquido que tiene que desagotar, pero la canilla sigue abierta. Como el ojo no crece, no es un globo que se infla, sino que tiene paredes más duras, eso hace que aumente la presión ocular (N de la R.: que no está relacionada con la presión arterial).

Ese aumento de la presión ocular va dañando al nervio óptico, que es el que lleva la información desde el ojo hasta el cerebro. Entonces, si no tenemos un nervio óptico que nos lleve la información, esa información no sirve, el paciente no ve.

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Y el problema que tenemos es que justamente lo que se daña son las fibras del nervio óptico y en la actualidad no sabemos cómo recuperar la gran mayoría de las fibras nerviosas perdidas, ni en el ojo ni en el resto del cuerpo. Por eso es una ceguera o una pérdida de visión irreversible, no sabemos cómo recuperarla.

Todo lo que hacemos en glaucoma es tratar de prevenir. Al hacer el diagnóstico, vamos a procurar que no avance el daño, pero no se puede volver atrás.

—Mientras todo eso pasa, ¿la persona que lo sufre experimenta algún síntoma?

—No, la gran mayoría no tiene ningún síntoma. El 85-90% de los glaucomas son un hallazgo en la consulta oftalmológica, porque no produce dolor, solo en casos puntuales y muy leve. En algunas personas puede llegar a demandar cambios en la corrección, necesitan cambiar de anteojos muy frecuentemente. Al glaucoma se lo llama ladrón silencioso de la visión, porque te va robando la visión sin que te enteres.

—¿La pérdida de visión es repentina o progresiva?

—La pérdida visual del glaucoma es más bien periférica, empieza desde la periferia hacia el centro. El paciente que tiene glaucoma puede estar perdiendo parte de su campo visual, pero llega a ver bien letras chiquititas. Entonces se pone a leer un libro y puede hacerlo.

Pero en etapas un poco más avanzadas, cuando está leyendo el libro y llega al final del renglón, cuando quiere pasar al de abajo, ahí se pierde, porque como no tiene el campo visual, cuando mueve un poquito el ojo ya no sabe muy bien en qué reglón está, porque la pérdida visual es lateral. Son personas que se llevan las cosas por delante, van caminando y se chocan con alguien, o se tropiezan y golpean con cosas y uno piensa ¿cómo no lo vio?

La persona con glaucoma muy avanzado ve como si fuera por un tubito, eso es todo el campo visual que tiene (para simular la experiencia se puede cerrar la mano como si fuera un caño, llevarla al ojo y mirar por el huequito). Es muy complicado, porque si camina y mira para adelante, no ve si se mete en un pozo. Y si baja la cabeza para no meterse en un pozo, se lleva a la gente por delante.

glaucoma

—¿Y cómo evoluciona hasta llegar a la ceguera?

—Lentamente, por suerte. Pero es como que se les va apagando el poquito campo visual que tiene. Ven muy poquito. Quizás pueden llegar a ver letras muy chiquitas, pero la discapacidad les impide caminar solos, si alguien no los acompaña. Para evitarlo es importante el control oftalmológico.

—¿Y cómo es ese control?

—A partir de los 40 tenemos miedo de la presbicia. En ese caso somos conscientes, porque la presbicia molesta demasiado. Es muy importante aprovechar esa molestia, no perder la oportunidad e ir a la oculista, no comprar los anteojos en la farmacia o en el supermercado. En esa consulta, el oculista te va a tomar la presión ocular, se va a fijar cómo está tu fondo de ojo y si le parece que hay algo que lo justifique, pedirá los estudios para descartar un glaucoma o diagnosticarlo e indicar el tratamiento para que no avance.

—¿Cómo es el tratamiento?

—Lo que buscamos es disminuir la presión intraocular elevada. Actualmente contamos con una variedad importante de medicaciones tópicas, o sea gotas, que se colocan una o dos veces al día. En algunos casos, podemos realizar procedimientos muy poco invasivos con láser. Y la cirugía también tiene su lugar en glaucomas más avanzados o más agresivos que necesitan una baja de presión más importante.

—¿Todos podemos tener glaucoma?

Cualquiera puede tener glaucoma y a cualquier edad (existe inclusive el glaucoma congénito, que afecta a los niños, pero por suerte es muy poco frecuente). No obstante, tienen más predisposición y deberían controlarse especialmente los mayores de 50 años, quienes reciban o hayan recibido tratamiento con corticoides por períodos más o menos prolongados, aquellos que hayan tenido un golpe en el ojo, las personas con miopía, o que tengan antecedentes familiares de glaucoma.

Pero cualquiera puede desarrollar la enfermedad y el gran problema es que si no la tratamos a tiempo y como corresponde, lleva a una ceguera totalmente irreversible. Insisto: una vez que el paciente perdió la visión, no la podemos recuperar. Es muy importante que hagamos el tratamiento en etapas tempranas de la enfermedad, y para eso tenemos que hacer el diagnóstico precoz.

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Fuente Clarin.com

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