¿Por qué las asociaciones de jubilados, la CGT, figuras de relevancia social y política, etc. no se manifestaron desapegándose previamente de una protesta cuya organización y participación –suficientemente anunciada por todos los medios-, lucía contaminada por personas e intenciones espurias e ilegítimas –cuando no solapadamente golpistas-? ¿Por qué nos usaron?
Flaco favor le han hecho a los millones de pauperizados jubilados los desmanes y represión consecuente, desvirtuando con violencia predominantemente juvenil una protesta que no les pertenece.
Y flaco favor el silencio de quienes deberían haberse opuesto a ser utilizados políticamente con otros fines.
Hundidos en un pantano, nuevamente vemos un patético suceso que revela hasta dónde ha caído –total o parcialmente- una sociedad para la cual “el fin justifica los medios”. Dicho esto tanto para los perjudicados como para los que han llevado “a los abuelos de la Patria” a soportar una ignominiosa vejez, para la cual ni siquiera hay disponible aquellos pocos pesos gastados para el regalo a una nieta que, alguien inefable cobrando inmerecidamente no una, sino dos jubilaciones multimillonarias, ironizó denigrando a un abuelo como tantos.
Adrián Armando Klas / ccps@fibertel.com.ar
Voces, reclamos y esperas de jubilados
Los jubilados no tenemos la fuerza suficiente como para romper cristales de los autos, abollar sus chapas y menos aún, arrojar piedras, dado que por la edad todavía conservamos qué son los buenos modales que con un rigor sano se nos inculcaron en nuestra niñez.
Por lo que los culpables, provengan de donde sea, merecen el correctivo de aislarlos de la sociedad y proveerles la educación necesaria que no le dieron o que no supieron aprender. Y que no digan que esto es adoctrinamiento: es un aprendizaje y ejercicio de las normas necesarias e imprescindibles para una sana y pacífica convivencia en sociedad.
Héctor Cuadrado / hectorcuadrado@yahoo.com
Decir que la marcha de los jubilados, en inmediaciones del Congreso, tuvo un origen genuino es un eufemismo. Las caras de quienes se movilizaron mayoritariamente (jóvenes, sobre todo) lo confirma. Desde el vamos, el propósito fue alterar el orden público, pero disimulado bajo consignas legítimas. Dudo que miembros de la tercera edad tengan suficiente energía como para vandalizar un patrullero y varios contenedores. Me niego a creer que sean tan insensibles como para haber decidido arrojar, contra la Casa Rosada, las piedras que recuerdan a fallecidos por el Covid.
En horas de la noche, ciudadanos espontáneos se convocaron en la Plaza de Mayo para criticar el “salvajismo” policial, para repudiar la agresión al fotógrafo Grillo, hecho que también condeno y lamento.
La consigna que predominó destinada al Gobierno, tuvo cinco letras: ¡Fuera! En este sentido, deberían recordar que las autoridades actuales fueron elegidas por voluntad popular y solo pueden ser removidas mediante comicios. No de otro arbitrario y exaltado modo. Como corolario de lo sucedido, se conoció un mensaje de Firmenich que nos alarma y retrotrae a años nefastos. Los jubilados deberían saber que el aval de un asesino confeso no los favorece.
Alejandro De Muro / demuroalejandro4@gmail.com
Por un lado, la solidaridad de deportistas y de clubes de fútbol con la catástrofe de Bahía Blanca. Por el otro, los barrabravas de siempre, desnaturalizando la legítima protesta de los jubilados del miércoles, apelando una vez más a la violencia, a destrozar todo a su paso. El típico “modus operandi” de los desestabilizadores crónicos, golpistas, que no se resignan a no estar en el poder y no aceptan las reglas de la democracia. Por supuesto que tenemos derecho a expresar nuestro descontento, pero no tirando piedras, quemando vehículos, agrediéndonos salvajemente. Ése no es el camino de una sociedad civilizada. Y esta advertencia se aplica asimismo a nuestros “representantes”, que generan vergüenza con sus escenas de pugilato en la (Des) Honorable Cámara de Diputados.
Irene Bianchi / irenebeatrizbianchi@hotmail.com
¿Cuándo los argentinos de bien se van a dar cuenta que detrás de cada reclamo legítimo, se monta la clase violenta de la Argentina, que hace años viven de la extorsión, el apriete, el robo?
Antes fueron los estudiantes universitarios, y ayer los jubilados fueron usados dentro y fuera del Congreso para provocar violencia y destrozos. Ahora los gastos de esta barbarie la debemos afrontar los argentinos que no estuvimos ni cerca de ésta batalla.
Creo que es hora que los que llaman a una movilización, sean los que paguen económicamente las consecuencias. Ex jugadores de fútbol llamando a marchar juntos a barra bravas y delicuentes, y ahora se lavan las manos. Deberían llegarles la facturas de los gastos que esa movilización causó. Y los jubilados deberían aprender que los que nunca hicieron nada por ellos, que hoy se les peguen es sólo por conveniencia política para golpear a un gobierno.
El peronismo y el kirchnerismo como gobiernos son los principales dañinos de las jubilaciones, jamás los barrabravas les hicieron una movilización, cómo le van hacer movilizaciones a quienes los apoyan económicamente, son delincuentes pero no tontos.
Darío Díaz / dariodiazalb@gmail.com
Lo ocurrido el 12 de marzo de 2025 en el Congreso y alrededores, es barbarie. Los miércoles, los jubilados reclamamos ante el Congreso nuestros derechos. Nada tienen que hacer ahí el Frente de Izquierda, otras corrientes de izquierda, barras de fútbol, legisladores, líderes de movimientos sociales como Belliboni, agrupaciones K, sindicalistas de ATE, y otros.
Dejaron destrozos y generando malestar en quienes habitan esa zona. No tienen motivo para justificar su presencia y menos querer defenderse del accionar de las fuerzas de seguridad que su misión es poner orden. Estos desmanes tienen nombre y apellido: Firmenich, un asesino cobarde refugiado en España, La Cámpora, los K a la cabeza, dirigentes sociales, sindicalistas, clubes de fútbol y ex subversivos que quieren el caos.
Rodolfo Castello / rccastello@hotmail.com