Mucha inquietud suele generar un inconveniente por demás incómodo: la incontinencia urinaria. Sin embargo, hay otra cuestión vinculada a la orina de la que poco se sabe y que está relacionada: ¿es malo retenerla por mucho tiempo? ¿Es correcto decirle a alguien que espere para ir al baño? ¿Puede esta conducta tener consecuencias negativas?

Como es sabido, orinar es una necesidad. Se trata de una función fisiológica esencial que asegura el correcto funcionamiento del sistema urinario y la eliminación de toxinas del cuerpo.

Sin embargo, sobre todo debido a contextos laborales y sociales, algunas personas tienden a retrasar este acto, “subestimando las consecuencias de una conducta aparentemente inofensiva”, alertan urólogos del Centro Argentino de Urología (CAU). Y explican las potenciales consecuencias, a largo plazo, de que la retención de orina se vuelva algo recurrente.

De infecciones urinarias a incontinencia y cálculos

No todas las personas tienen todo el tiempo un baño a disposición. Según describen desde el CAU, quienes están más expuestos a situaciones de retención son, entre muchos otros, los choferes profesionales (de colectivos, taxis o de larga distancia), cajeros/as de supermercados y trabajadores de cabinas de peaje, maestros, profesionales de la salud y todo aquel que tenga tareas laborales con atención al público, entre otros. También quienes deben ejercer sus tareas en la vía pública.

Teniendo esto en cuenta, los especialistas de ese centro de salud hacen un llamado a no normalizar estas conductas e intentar estructurar las medidas necesarias para dar respuesta a las necesidades fisiológicas del cuerpo.

“La vejiga tiene una capacidad promedio de almacenamiento de entre 400 y 600 mililitros de orina. Al exceder esta capacidad de forma repetida, los músculos de la vejiga comienzan a debilitarse, perdiendo elasticidad y eficiencia, lo que puede derivar en infecciones del tracto urinario, incontinencia, distensión de la vejiga, cálculos en las vías urinarias y daño renal en general, entre otras”, asegura Paula Grinstein, médica uróloga del CAU y miembro del servicio de Urología de la Clínica San Camilo.

Si hay síntomas como dolor al orinar o un incremento en la frecuencia, aconsejan consultar de manera temprana. Foto Shutterstock.Si hay síntomas como dolor al orinar o un incremento en la frecuencia, aconsejan consultar de manera temprana. Foto Shutterstock.

En tanto, Mariela Montanile, médica uróloga del CAU, explica el vínculo entre esta conducta y el incremento de infecciones urinarias.

“La vejiga es un órgano resiliente, pero no está diseñado para soportar presiones prolongadas de forma repetida. Este hábito puede generar una distensión permanente que afecta la calidad de vida del paciente. El aumento de casos de infecciones urinarias recurrentes está relacionado con el retraso en vaciar la vejiga. Esto no solo afecta a la vejiga, sino que también incrementa el riesgo de complicaciones renales”.

Esto ocurre porque si la orina se retiene, las bacterias tienen más tiempo para multiplicarse en el tracto urinario. Y, según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), estas infecciones son una de las principales razones de consulta médica relacionadas con el sistema urinario.

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En la misma línea, la acumulación de orina puede facilitar la formación de cálculos en las vías urinarias y, en casos extremos, generar reflujo vesicoureteral, donde la orina retrocede hacia los riñones, causando daño renal, advierten desde el centro.

Sin embargo, los efectos no son siempre inmediatos. Según detallan, al forzar a los músculos de la vejiga a mantener grandes cantidades de orina, se genera una presión interna que puede dañar sus paredes, reduciendo su capacidad funcional, debilitándola con el tiempo y generando incontinencia.

Recomendaciones para no retener orina

Entre las principales recomendaciones, los especialistas del CAU destacan, en la medida de lo posible, que la persona intente:

  • Atender las necesidades fisiológicas: respetar las señales del cuerpo y acudir al baño cuando sea necesario;
  • Organizar pausas regulares: especialmente en empleos con restricciones de tiempo, buscar momentos para vaciar la vejiga;
  • Mantener una buena hidratación: esto ayuda a diluir la orina y reduce el riesgo de infecciones y cálculos renales;
  • Consultar a un especialista: si hay síntomas como dolor al orinar, frecuencia excesiva o dificultades para vaciar la vejiga, debe buscarse ayuda profesional.

“Aunque retener la orina suele parecer una solución temporal en situaciones apremiantes, su práctica constante puede tener consecuencias significativas para la salud. Debemos tomar conciencia, priorizar las necesidades fisiológicas y fomentar hábitos saludables, tanto a nivel personal como en los entornos laborales, para prevenir complicaciones a largo plazo”, concluye Grinstein.

Los choferes profesionales están entre quienes suelen demorar la micción. Foto Shutterstock.Los choferes profesionales están entre quienes suelen demorar la micción. Foto Shutterstock.

Sin embargo, como se mencionó, quienes se encuentran realizando tareas laborales no siempre disponen de esta opción. Por eso, instan no solo a concientizar a las personas sobre los efectos de la retención, sino también a que los empleadores garanticen que sus empleados puedan satisfacer sus necesidades fisiológicas.

“Es fundamental educar a la población sobre los riesgos de ignorar las señales del cuerpo. Retener la orina por largos períodos no solo es una cuestión de incomodidad, sino un factor de riesgo para el desarrollo de enfermedades potencialmente dañinas”, reitera Norberto Bernardo, director médico del CAU, director del Departamento de Urología de la Universidad de Buenos Aires y Jefe de los servicios de Urología del Hospital de Clínicas y de la Clínica San Camilo.

Y añade, para cerrar: “Es responsabilidad de todos, incluyendo fundamentalmente a los empleadores responsables, encontrar espacios que permitan a cada individuo acudir al baño para orinar cuando su cuerpo se lo indica”.

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Fuente Clarin.com

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