Las autoridades de Japón estimaron que alrededor de 298.000 personas podrían morir si se produce un megaterremoto en la fosa de Nankai, sostiene un informe publicado este lunes por el equipo gubernamental responsable de sismología.

Sucede que esta fosa, que se ubica en el océano Pacífico y se extiende a lo largo de la costa sur de Japón, es uno de los puntos de mayor actividad sísmica del mundo y donde se predice que habrá un fuerte sismo en las próximas décadas.

La impactante cifra que surge de la investigación oficial sobre terremotos es, sin embargo, un 10 por ciento menor que la estimación anterior que se había hecho en 2012, debido a los esfuerzos que viene haciendo el país para mitigar los efectos de un sismo a gran escala.

Para realizar este trabajo, los expertos consideraron un escenario con un terremoto de magnitud 9 en un área marítima que va desde la bahía de Suruga en la prefectura de Shizuoka hasta la costa de Hyuganada frente a la prefectura de Miyazaki en la región de Kyushu.

Luego, calcularon la intensidad sísmica, la altura del tsunami y el área de inundación potencial utilizando los últimos datos topográficos y de suelo de las regiones que podrían resultar afectadas, aclaran en un artículo de asahi.com.

En su último informe, el que presentaron este 31 de marzo 2025, el grupo proyectó que el número de evacuados aumentaría -con respecto a la estimación anterior de 2012- de 9,5 millones a 12,3 millones, lo que equivale a alrededor del 10 por ciento de la población de Japón.

Esto se debe a que el país ha intensificado sus medidas de prevención y resiliencia para reducir los efectos frente a un megaterremoto o un terremoto de gran magnitud.

De acuerdo a la investigación, un total de 764 municipios de 31 de las 47 prefecturas de Japón experimentarían temblores de al menos un nivel inferior a 6 en la escala japonesa, con un máximo de 7 y centrada en medir la agitación en la superficie y las zonas afectadas, y olas de tsunami de al menos 3 metros de altura.

Las pérdidas económicas ante un sismo de esta magnitud alcanzarían los 270 billones de yenes (1.66 billones de euros), en comparación con la estimación anterior de 214 billones de yenes (1.32 billones de euros), mientras que unos 2.35 millones de edificios quedarían totalmente destruidos.

Unas 215.000 de las 298.000 muertes proyectadas serían causadas por tsunamis, partiendo del supuesto de que solo el 20 por ciento de la población evacuaría de inmediato, por lo que el poder ejecutivo buscaría incrementar la rapidez con la que se producen dichas evacuaciones.

Además de las 298.000 muertes directas estimadas, el Gobierno nipón también proyectó entre 26.000 y 52.000 “muertes relacionadas con desastres”, causadas por situaciones como el deterioro de las condiciones sanitarias en los albergues de evacuación.

Entre los escenarios proyectados, el más mortífero implica un terremoto de magnitud 9 que se produzca durante una noche de invierno con los daños concentrados en la región de Tokai, que se extiende a lo largo de la costa del océano Pacífico.

Por todo esto, el Gobierno japonés revisará su plan de prevención de desastres para designar áreas prioritarias en función del riesgo de inundación y desarrollará un nuevo plan de resilencia para el período 2026-2030.

El denominado gran terremoto de la fosa de Nankai es un temblor de magnitud 8 o superior que ocurre regularmente cada 100 o 200 años en esa placa, que une la bahía de Suruga (Shizuoka) con el mar de Hyuga (Kyushu).



Fuente Clarin.com

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