En la edición 2025 de Caminos y Sabores, que se inauguró este jueves, uno de los productos más llamativos del stand de Tierra del Fuego fue un queso de oveja de pasta semidura, elaborado por alumnos y docentes de la Escuela Agrotécnica Salesiana de Nuestra Señora de la Candelaria, ubicada en Río Grande.
La institución, que tiene más de 60 años de historia y una fuerte impronta productiva, llevó su experiencia educativa y agroindustrial al gran público, de la mano de su administrador, Mauricio Hoyos.
“Somos la única escuela agrotécnica de la provincia y también la única oferta educativa vinculada al sector agropecuario en Tierra del Fuego”, explicó Hoyos durante el evento. Actualmente, la escuela tiene una matrícula de 380 alumnos y cuenta con varias unidades productivas en funcionamiento: tambo bovino y ovino, producción porcina, hortícola, ovina y plantas de industrialización de lácteos y cárnicos.
Una de las mayores particularidades de esta escuela técnica es que cuenta con los únicos tambos ovinos y bovinos de toda la provincia. El tambo de ovejas -de la raza Milchschaf o Frisona– es estacional y se desarrolla entre octubre y marzo. “Tenemos un plantel de 90 ovejas y en ordeñe trabajamos con entre 75 y 80 por año. El promedio de producción está en 1,5 litros diarios por animal, aunque algunas llegan hasta los 3 litros”, detalló Hoyos.
La alimentación se basa en pasturas naturales, fardos y balanceados, en parte producidos en los propios campos de la escuela.
Durante la feria, presentaron su queso ovino de pasta semidura, elaborado únicamente con leche de oveja. No lleva agregados ni saborizantes, lo que le otorga un perfil auténtico y muy diferente al habitual queso de cabra con el que suele confundirse. “Es más suave y amigable, pero tiene su carácter propio. Es parte de lo que queremos mostrar: un producto fueguino, con identidad”, dijo Hoyos.
Además del valor pedagógico y productivo, la escuela cuenta desde 2013 con una certificación de calidad oficial, que audita anualmente tanto la leche como el queso ovino. “Compartimos stand con otros productores de la provincia que también cumplen con este sello, que garantiza procesos cuidados y estándares altos”, señaló.
En cuanto al tambo bovino, trabajan con unas 15 vacas en ordeñe de raza Holando, en una producción más acotada que la de los tambos del norte, pero constante durante el año. La industria láctea de la escuela funciona todo el año, salvo un parate técnico en julio.
La producción de carne ovina también forma parte del circuito, aunque con una aclaración: la raza lechera usada para ordeñe tiene menor valor comercial como carne. “Es una carne magra, distinta a la que se consume en la Patagonia, que está acostumbrada al cordero Corriedale con más grasa”, comentó Hoyos. Aun así, la prolificidad del plantel —con frecuentes mellizos, trillizos o incluso quintillizos— permite una buena disponibilidad de corderos.
Con las limitaciones propias del clima y la logística fueguina, el crecimiento de esta producción es lento y complejo. “Allá, desarrollar nuevas pasturas lleva tres años, no uno. Por eso es difícil escalar. Pero sin dudas, si tuviéramos más leche, el queso ovino tendría gran salida comercial”, concluyó.