El uso de medios digitales adquiere cada vez más importancia. Su avance nos obliga a cuestionarnos cómo estamos funcionando como sociedad y cómo podemos utilizar estas herramientas de manera ética y responsable.
En el ámbito médico, se debe reconocer su capacidad de mejorar la atención al paciente, cuando son bien utilizadas. Los crecientes riesgos que conllevan, especialmente en relación al uso de las imágenes y la exposición de los más vulnerables, es decir, niños, niñas y adolescentes (NNyA), nos llaman a tomar medidas urgentes.
Las imágenes son una herramienta fundamental en la comunicación médica, porque nos permiten transmitir información de pacientes de manera rápida y eficiente. En el ejercicio profesional, es común que los médicos necesitemos capturarlas, ya sea para documentar un diagnóstico o seguir la evolución de un tratamiento. En muchos casos, compartimos información de nuestros pacientes con colegas para obtener segundas opiniones o discutir un diagnóstico.
Este uso no está exento de riesgos, aún cuando se comparta con consentimiento de los pacientes. Es fundamental asegurarnos de que estas prácticas se realicen bajo estrictos principios de confidencialidad y privacidad, y siempre en el contexto médico. Otro aspecto que debemos considerar es el uso de las imágenes por parte de los padres. A menudo, envían fotos de sus hijos a los profesionales de la salud para ilustrar algún síntoma o condición. Aunque su intención es claramente ayudar, este tipo de acciones también puede generar riesgos.
En este sentido, es importante que los profesionales de la salud los eduquen. Las fotografías compartidas en línea pueden ser utilizadas de maneras que no se previeron y, lo que es aún más preocupante, pueden quedar fuera de nuestro control una vez que se publican. Esto puede tener consecuencias devastadoras, especialmente en el caso de los NNyA, que son más vulnerables a los abusos y la explotación en línea.
Datos de Grooming Argentina revelan que 4 de cada 10 NNyA acceden a un dispositivo a edades tempranas y, en los adolescentes, son cada vez más los usuarios que abren en plataformas digitales. Los NNyA no solo son víctimas de este entorno virtual, sino que en muchos casos, son captados por los delincuentes como agentes para difundir contenido ilícito. Una situación económica delicada es un aliciente para que esto suceda.
Debemos ser conscientes de que los delincuentes digitales están mucho más avanzados que los sistemas de protección. Según la Constitución Nacional, los NNyA son sujetos de especial protección, y sus datos deben ser tratados con el mayor de los cuidados.
Sin embargo, aún hoy, no hay políticas públicas que reconozcan adecuadamente su vida digital. La Ley 26.529, que obliga a la confidencialidad y privacidad de los datos de los pacientes, no la toma en cuenta. Y, en lo que respecta a la actividad médica, deben crearse protocolos específicos.
Es importante recordar que las imágenes en internet nunca desaparecen, lo que aumenta la exposición y el riesgo de explotación. Es necesario que los profesionales de la salud y la comunidad en general reflexionemos y actuemos para utilizar estas herramientas de manera ética y responsable.