En cuanto puede, el ministro de Economía, Luis Caputo, destaca que su tranquilidad está basada en que el presidente Javier Milei, es el principal defensor del superávit fiscal en el país.
Es a partir de esa convicción, que los operadores financieros suscriben con firmeza, y el propio gobierno insiste en que está vez será distinto y el esquema de apreciación cambiaria no terminará en un salto cambiario descontrolado.
Sobre esa base, Milei y Caputo vienen desde hace meses batallando la idea de que no devaluarán y que tanto los mercados como los empresarios deben tomar nota de esa realidad.
Un punto a observar es que esa convicción se enfrenta al resultado de un mercado cambiario que, en los últimos tiempos, proyecta la remake de un Banco Central del cual salen más dólares de los que entran y no consigue hacer subir las reservas netas de divisas que en el cálculo más bondadoso (sin considerar los pagos futuros de los bonos a los importadores) se mantienen en el campo negativo por US$ 4.500 millones.
La suba a $1.280 del blue y a $1.282 del CCL (+2,3%) más la escalada de los contratos de dólar futuro marcaron un cambio respecto a la mirada de una parte de los operadores financieros que anotaron el concepto del economista Ricardo Arriazu referido a que al FMI y Milei son partidarios de la flotación cambiaria.
Así se consolidó la versión de que en algún momento de este año el actual esquema del dólar con suba de 1% mensual, que busca anclar los precios de los productos que se exportan (especialmente los alimentos), desemboque en otro de flotación administrada.
Caputo, por convicción e historia, es partidario del dólar fijo que tenga movimientos mínimos y pausados y choca con el reclamo del FMI de una mayor flexibilidad cambiaria, algo que los operadores del mercado estiman podría llegar después de las elecciones legislativas de octubre.
En un intento de aclarar de que no hay discrepancias cambiarias entre el Presidente y el Ministro, el Secretario de Finanzas, Pablo Quirno, fue categórico diciendo que “no hay diferencias sobre el dólar con el Presidente, estamos simbiotizados”.
Con ironía los operadores del mercado se preguntaban si esa simbiosis era en torno a mantener el aumento del dólar al 1% por mes, o si era a bajarlo hasta llegar a cero o si se trataba a establecer un sistema de flotación similar al que rige en varios de los países vecinos.
Conocedores de pensamiento de los técnicos del Fondo se arriesgan a creer en que la flexibilización cambiaria requerida por el organismo podría contemplar una banda con un “techo” de 3% arriba de la cotización a partir del cual el Banco Central saldría a vender divisas y un “piso” inferior de 3% desde el cual el compraría para evitar bajas pronunciadas.
El esquema está probado en países limítrofes pero la Argentina tiene características propias. Los argentinos ahorramos en dólares y usamos los pesos para consumir porque la “unidad de cuenta”(concepto muy utilizado por Arriazu) es el dólar y el gobierno hoy no tendría reservas suficientes para intervenir masivamente en el mercado.
¿Que podría cambiar la expectativa sobre el precio del dólar?
Sin que aparezca en la superficie un posible “plan B” del gobierno, ese cambio podría darse según el dinero fresco que implique el nuevo acuerdo de facilidades extendidas con el FMI. Cualquier número por encima de los US$ 20.000 millones de los que se habla en el mercado podría hacer renacer la calma.
Hasta hace muy poco. el esperado aporte del Fondo no era una condición necesaria para avalar la afirmación oficial de que no había una devaluación pero ahora se abren tres interrogantes clave: uno es el monto a desembolsar por el organismo, el otro, qué compromiso asume el gobierno en materia de un nuevo esquema cambiario y, por último, cuando podría regir, ¿antes o después de las elecciones?
En parte, esas dudas se reflejaron en el salto de la brecha cambiaria (distancia entre el dolar oficial mayorista y el CCL) que en pocos días pasó del 15 al 20 por ciento.
Seguir la evolución de la brecha cambiaria en estos días es importante, además, por lo que pase con el dolar “blend” por el que los exportadores liquidan el 20% en el CCL aumentando la oferta de divisas pero que, desde hace tiempo, este instrumento desarrollado por el ex ministro Sergio Massa, está siendo cuestionado por el FMI.
Hay operadores financieros que sueñan con el repunte de los precios de los bonos, a pesar que la tasa de riesgo país indica lo contrario.
Al tocar 784 puntos las posibilidades de que el gobierno consiga financiamiento en los mercados del exterior se alejan y ahora sólo les queda como plan B que el supuesto desembolso del FMI los sorprenda.
El Central vendiendo dólares para atender una mayor demanda del mercado, la brecha cambiaria aumentando a 20%, la tasa de riesgo país en el mayor nivel en varios meses son indicadores de que hay respuestas oficiales que tendrían que estar por llegar.