Alejo Arias (26) volvió a su casa en Rivadavia, una pequeña ciudad de la zona este de Mendoza, después de permanecer 23 meses detenido en El Salvador, bajo el estricto régimen carcelario de Nayib Bukele.

El jueves 29 de mayo, una semana antes de llegar a la Argentina, en una audiencia judicial con varios presos en la misma sala, supo que quedaba en libertad e iba a ser deportado a la Argentina. Por cinco años no puede volver a El Salvador.

Terminaba su martirio. Casi dos años detenido, la mayor parte del tiempo incomunicado, sin permitirle siquiera una llamada con su familia. Muchas horas de encierro y un proceso judicial lento.

Su abogado defensor, Miguel Ángel Pierri, explicó que hubo un juicio abreviado. “Alejo admitió la responsabilidad y se le conmutó la pena”, precisó.

Alejo Arias abrazándose a un familiar tras su arribo a Mendoza. Foto: Clarín.Alejo Arias abrazándose a un familiar tras su arribo a Mendoza. Foto: Clarín.

El tiempo que llevaba detenido desde el 14 de julio de 2023 y la conmutación de la pena permitieron que recuperara su libertad por haber superado los años impuestos de cárcel.

El regreso tan esperado

Este jueves por la madrugada, Alejo retornó al país en un vuelo de Avianca que aterrizó en Ezeiza. Allí lo esperaban sus padres Mauricio y Sandra. Después de descansar en un hotel de Buenos Aires y un encuentro con funcionarios de la Cancillería, la familia viajó a Mendoza.

Aterrizó a las 17.15 en el aeropuerto El Plumerillo. Con carteles que decían “Todos por Alejo” y remeras con su foto, lo recibieron sus abuelos, tíos, primos, amigos y su hermana Agostina.

Alejo habla poco. se muestra agradecido a su familia, su abogado y las autoridades consulares que se ocuparon de su caso para que pueda recuperar la libertad. Pero no quiere dar detalles de su detención, cuando fue interceptado por policías salvadoreños porque trabajaba de manera ilegal para colombianos que daban microcréditos.

“No puedo hablar. Se hizo todo de acuerdo a las leyes de allá, bajo el régimen de excepción que hay en ese país. Dentro de todo me trataron bien”; explica a Clarín, bajo la mirada de su papá Mauricio, quien pide no mencionar más detalles del proceso judicial y sus días de aislamiento.

En sus primera semanas de detención tuvo miedo, aunque se aferró a la religión para poder seguir. “En ese lugar uno pierde la felicidad. Cuando me dijeron que me liberaban fue como volver a nacer”, confiesa.

En el encuentro con la prensa, Alejo habló de la soledad y la incertidumbre que fue estar tantos días presos en un país ajeno. “Si claro, tuve miedo, había muchas posibilidades de no ver a mi familia, por la complejidad del caso”, admite.

Su mamá y su papá llegaron hasta funcionarios del gobierno de Javier Milei, entre ellos el ministro de Defensa, el mendocino Luis Petri, para pedirle por la libertad y pregonar la inocencia de su hijo. “Sabíamos que en algún momento tenía que terminar. Dios nos concedió este milagro“, dice Sandra.

Alejo Arias en su llegada al aeropuerto mendocino El Plumerillo. Foto: Clarín.Alejo Arias en su llegada al aeropuerto mendocino El Plumerillo. Foto: Clarín.

Alejo cursó el secundario en el colegio Santa María de Oro, de orientación técnica. Después, empezó a estudiar Radiología en la Universidad de Congreso, en el centro de Mendoza. Y, como su padre, empleado en una pinturería, comenzó a trabajar también en ese comercio.

Según su familia, recibió una propuesta de trabajo en el exterior. Alejo viajó a El Salvador el 6 de marzo de 2023. Sus empleadores, que eran colombianos, le pagaron el pasaje en avión desde Santiago de Chile y le iban descontando el costo ticket aéreo con lo que trabajaba allá.

La familia asegura que Alejo no sabía que sus empleadores eran parte de una organización de microfinancieras ilegales que habría enviado 20 millones de dólares a Colombia. El argentino había vendido su auto, un Fiat 128 para pagarse su estadía allá.

Alejo fue detenido el 14 de julio de 2023 y, junto a otros colombianos, acusados de delitos de lavado de dinero y activos, receptación y agrupaciones ilícitas.

Las imágenes que llegaban a la familia de las cárceles de El Salvador, bajo el régimen de Nayib Bukele, eran estremecedoras, daban miedo.

El mendocino quedó incomunicado. Primero estuvo dos semanas en El Penalito, algo así como una comisaría, un galpón donde los reos esperan ser trasladados a alguna de las cárceles del país. Luego lo llevaron al Centro Penal de Jucuapa, en el distrito Usulután, cerca de la costa, a 200 kilómetros de la capital de El Salvador, un centro de detención de mediana seguridad, “en el que no hay maras, pero sí hacinamiento”, según Mauricio.

Alejo Arias dice que quiere dar vuelta la página y disfrutar de su familia.Alejo Arias dice que quiere dar vuelta la página y disfrutar de su familia.

Alejo quiere recuperar el tiempo en familia. “Comer un asado de mi papá o unas empanadas de mi abuela”, con eso dice estar satisfecho.

Dice que ya vendrá el tiempo de rearmar su vida: “Tengo mis metas y mis proyectos pero de a poco. Ahora quiero disfrutar mi familia, tomar mate y las costumbres que tanto uno extraña.”

Por ahora no piensa en volver a trabajar fuera de la Argentina, aunque no lo descarta en el futuro. “Voy a volver a encaminar mi vida, a dar vuelta la página”, afirma.

Después de lo que vivió, y viendo que hay muchos jóvenes que pueden estar planeando emigrar y buscar ofertas en el exterior, sugiere: “No aceptar rápidamente una propuesta sin evaluar bien lo que se propone. Hay que ir de a poco.



Fuente Clarin.com

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