Gracias a mis contactos en los servicios de inteligencia rusos conseguí acceso a parte del contenido de un grupo de WhatsApp titulado “Donald y los tres mosqueteros”. Los integrantes son los cuatro personajes más importantes de Estados Unidos. En orden de importancia (si no necesariamente de coherencia) son Donald Trump, Elon Musk, JD Vance y Marco Rubio. Este fue uno de sus intercambios a lo largo de la última semana.

Rubio: Zelenski está rompiendo las bolas con esto de las garantías de seguridad para Ucrania. ¿Qué le decimos?

Trump: ¿Vieron el post que colgué anoche en las redes? ¿Aquel de la foto con ese retrato en el que la mitad es la cara de Elvis Presley y la otra mitad la mía? Buena, ¿no? ¿A qué somos igualitos?

Vance: Gemelos, señor Presidente. Con la diferencia de que usted baila mejor, claro.

Trump: Jaja. Toda la razón, Vance. Toda la razón. Y eso que no me oíste cantar…

Musk: ¡Ganas, su majestad! Por cierto, vi la hora a la que usted colgó ese maravilloso montaje. ¡La una y media de la mañana! Yo lo que más admiro de usted es que no para nunca de trabajar para el bien del pueblo americano.

Trump: Gracias, Elon. Sí, correcto. Por cierto, no nos olvidemos de que debemos recortar los impuestos para los que tenemos fortunas por encima de los mil millones de dólares.

Musk: ¡Todo en orden ahí! Eliminé la ayuda humanitaria a los países pobres para compensar la pérdida de ingresos que supondría para el presupuesto nacional.

Vance: Sos brillante, ¡Elon!

Trump: ¡Eh, Vance! ¡Cuidadito! ¡Fue idea mía!

Vance: Sí, claro que sí. Perdóneme, se lo ruego, señor Presidente. Perdón, perdón, perdón…

Trump: Perdonado. Pero que no se repita.

Rubio: Sí, bien, señores. OK. De acuerdo con todo. Pero lo de Zelenski…¿qué?

Vance: ¿Nos ha dado la gracias aún? ¿Cambió de traje? No y no. Entonces, que se joda ese dictador corrupto, enriqueciéndose gracias a las muertes de tantos cientos de miles de heroicos soldados rusos, obligados ellos a defender la patria contra la agresión de ese judío nazi de mierda.

Musk: Si Zelenski fuera un tipo serio como usted, su majestad, esto lo solucionamos en un día, como usted dijo aquella vez.

Rubio: ¡Por favor, por favor! Bajemos al mundo real. El señor presidente desea acabar con esa guerrita para que le den el Premio Nobel de la paz, ¿correcto?

Trump: ¿Existe otro motivo?

Rubio: Ninguno. Pero para lograrlo no tendremos más remedio que incluir a los ucranianos en la negociación…

Trump: Mira, Marquitos. Mira. No hay nadie en el mundo que sepa más de política internacional que yo, ningún presidente Estados Unidos que haya leído más libros de historia que yo. Así que escuchá: Ucrania es tan culpable del comienzo de esta guerra (digo, ‘operación militar especial’ ) como Polonia del comienzo de la segunda Guerra Mundial. ¿Sí?

Trump: Pues al que hay que darle garantías de seguridad no es al bobo irrespetuoso de Zelenski (casi tan bajito como vos, Marquitos, por cierto) sino a mi amigo Vladímir. ¿Obvio, o qué?

Vance: Exacto. Yo por los que rezo en misa son los rusos, pobres.

Trump: Entonces, Rubio, ¿sabés cuál es el plan?

Rubio: Eh…¿ayuda militar a Rusia?

Trump: ¡Correctísimo! No sos tan imbécil como me imaginaba.

Musk: Y eliminar las sanciones para que puedan comprar más Teslas.

Trump: Ya te lo advertí, Vance. Escuchame, ¡carajo! ¡Fue MI idea!

Vance: Ay, ay, cuánto lo siento, señor Presidente. Perdón, perdón. Ahora mismo voy para el Despacho Oval y le beso las suelas de los zapatos.

Trump: Estoy en la cama, imbécil. Solo son las 11 de la mañana. Traeme un Big Mac, mejor, que no he desayunado, con…

Vance: …con papas fritas y aros de cebolla, como a usted le gusta. ¡Voy para allá!

Rubio: Pero, a ver. Concretamente: ¿en qué consistirá la ayuda militar a Putin?

Musk: Y, primero, salimos de la OTAN…

Trump: Elon, cortala. Esto lo decido yo.

Musk: Disculpe, su majestad. Como penitencia, ¿qué le parece si invierto 100 millones en Trump Inc?

Trump: Hecho. Disculpado…Eh, ¿por dónde íbamos? Ah, sí…Saldremos de la OTAN (obvio, Elon), enviaremos seis portaviones al Mar Rojo a hacer ejercicios navales conjuntos con la armada rusa…

Rubio: Ejem, Mar Negro, señoría…

Trump: No me interrumpas, Rubio. ¡Nunca, jamás! ¡Nunca en tu miserable vida! ¿Entendido? Bueno, como decía…50 portaviones, y un millón de nuestros soldados colocados en territorio ruso cerca de la frontera con Ucrania.

Musk: Pero…¿cree que Putin estaría de acuerdo con eso?

Trump: ¡Qué ingenuo que sos, Elon! Claro que sí. Vestirán la bandera rusa en sus uniformes. Ya lo acordé con Vlad hace años, cuando organicé el Miss Universo en Moscú. Él me ayudaba a llegar dos veces a la presidencia, dijimos, y a cambio yo le cedería nuestras fuerzas armadas.

Musk: ¡Claro! ‘Para defender a las oligarquías, combatir la democracia y crear un mundo nuevo, seguro para las autocracias,’ como siempre nos lo ha explicado acá en nuestro grupo privado.

Trump: Gracias, Elon. Te felicito por haberlo memorizado. Ya sabía yo que tenías un cerebro excepcional.

Rubio: Yo también me lo sé de memoria señor presidente…

Trump: ¡Callá, idiota! Andá y decile a Zelenski que renuncie ya, hoy mismo, para que Vladímir pueda instalar a su hombre Tucker Carlson en Kiev…

Trump: ¡Vance! ¡Vance! ¿Se puede saber dónde estás?

Vance: ¡En camino, mi rey! Dos minutos.

Trump: Apurate. Juego al golf con el embajador norcoreano en media hora.



Fuente Clarin.com

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