Entre tantas opciones en Netflix, algunas joyas quedan en el olvido. Bloodline es una de ellas. Este drama cargado de suspenso atrapó a la crítica y al público con su historia de secretos familiares y traiciones. Si aún no la viste, es momento de darle una oportunidad.
La serie, creada por los responsables de Damages, sigue a los Rayburn, una familia aparentemente perfecta de Florida. Pero cuando Danny, el hijo problemático, regresa a casa, los oscuros secretos del clan empiezan a salir a la luz. Lo que arranca como un drama familiar se convierte en un thriller donde nadie es completamente inocente.
El reparto es otro de sus puntos fuertes. Kyle Chandler, Ben Mendelsohn, Sissy Spacek y Linda Cardellini ofrecen actuaciones memorables. Mendelsohn, en particular, recibió elogios por su papel como Danny, el hermano caído en desgracia que desata el caos en la familia.
Con tres temporadas, Bloodline logra mantener la tensión hasta el final. La historia avanza entre flashbacks y revelaciones impactantes, construyendo un relato adictivo. Su fotografía, que aprovecha al máximo los paisajes de los Cayos de Florida, aporta una atmósfera sofocante y envolvente.
Desde su estreno en 2015, Bloodline fue elogiada por su guion inteligente, su construcción de personajes y su capacidad para sorprender en cada episodio. La primera temporada, en particular, recibió aclamación unánime, consiguiendo nominaciones al Emmy y los Globos de Oro.
Los críticos destacaron su capacidad para mezclar drama y thriller con un ritmo pausado pero cargado de tensión. Además, sus personajes complejos y moralmente ambiguos la diferencian de otras series del género.
Aunque su cierre fue polémico, Bloodline sigue siendo una de las mejores series originales de Netflix. Si te gustan las historias de intriga y los conflictos familiares al límite, no te la podés perder.