Aunque muchas veces no le damos la importancia que merece, el sueño es uno de los factores que más pueden determinar nuestra vida. Es el momento en el que nuestro cuerpo descansa del ajetreo de todo el día y consigue realizar todos esos procesos de reparación física, equilibrio hormonal y regulación emocional que son esenciales para rendir y sentirnos bien.

Sin embargo, en un mundo en el que prima la productividad, no es raro escuchar frases como “duermo poco, pero funciono bien”, normalizando hábitos que, a largo plazo, pueden pasar factura.

Dormir mal o dormir poco no solo afecta al cansancio físico, sino también a aspectos cognitivos y emocionales. El estado de ánimo, la creatividad, la capacidad de concentración e incluso la forma en la que gestionamos el estrés pueden verse profundamente alterados por una mala calidad del sueño.

Dormir mal o dormir poco no solo afecta al cansancio físico. Foto: UnsplashDormir mal o dormir poco no solo afecta al cansancio físico. Foto: Unsplash

Además, factores como el estrés acumulado, los horarios irregulares, las pantallas antes de dormir o incluso una mala higiene del descanso pueden fragmentar el sueño sin que, muchas veces, lleguemos a ser conscientes de ello.

En una entrevista para La Vanguardia, la psicóloga del sueño, Roser Gort, investigadora en la clínica del Doctor Estivill, asegura que, aunque mucha gente en consulta acude diciéndole que “dormir es perder el tiempo” y que con 4 o 5 horas de sueño y un café ya les es suficiente para funcionar bien durante el día, están completamente equivocados:

“Cuando alguien dice esto es porque se ha acostumbrado a vivir con una versión de sí mismo del 50%. Cuando dormimos todo lo que necesitamos, que obviamente es más de 4 o 5 horas, nos damos cuenta que, de repente, somos más divertidos, más creativos, más inteligentes y que incluso en el deporte rendimos más”, explica Roser.

Es importante establecer una serie de prioridades al dormir. Foto: UnsplashEs importante establecer una serie de prioridades al dormir. Foto: Unsplash

La psicóloga asegura que, aunque es obvio que durmiendo una cantidad menor de horas es posible sobrevivir, especialmente para las personas jóvenes, es increíble como podemos sacar la mejor versión de nosotros mismos simplemente mejorando nuestro sueño. “Llegarás más lejos, incluso profesionalmente, porque serás más creativo, enérgico, divertido, amable e inteligente, algo que se notará también a nivel social”.

Aún y así, la propia psicóloga reconoce que no es fácil mantener un buen ritmo de sueño durante todo el año, pues hay épocas en las que es más complicado hacerlo. Por eso, es importante establecer una serie de prioridades y, sobre todo, tener claro que, si bien puedes sacrificar tu sueño durante unas semanas o unos meses por algún proyecto o fin específico, esto no puede ser algo habitual durante todo el año, pues si no nunca lograremos sacar nuestro máximo rendimiento.

Roser asegura que esto es algo que también sucede muchísimo en el deporte de élite, ya que muchos deportistas piensan que sacrificar horas de sueño en pro de sus entrenamientos será beneficioso para ellos, cuando es absolutamente al contrario:

La calidad del sueño es fundamental. Foto: UnsplashLa calidad del sueño es fundamental. Foto: Unsplash

“Hay deportistas de élite que entrenan entre cinco y seis horas al día y duermen también entre cinco y seis horas, y esto siempre está ligado a un aumento de lesiones y a menos capacidad de interiorizar los ejercicios a nivel técnico que han realizado durante el entrenamiento. Es mucho mejor alargar el sueño que no meterle una hora más de entreno, porque es el momento de consolidar todo lo que has aprendido”, explica.

En la otra vertiente, es decir, para las personas que duermen 8 horas o más, pero aún y así se levantan cada mañana como si les hubiera pasado un camión por encima, Roser asegura que esto es algo que tiene que ver con que la calidad de su sueño no es la que debería: “El sueño no es solo la cantidad de horas, sino la calidad. Y la calidad en estas personas seguramente sea pésima porque tienen un sueño que es o superficial o muy fragmentado a causa de microdespertares de los que probablemente ni siquiera son conscientes”.

Las apneas deben tratarse a nivel respiratorio. Foto: UnsplashLas apneas deben tratarse a nivel respiratorio. Foto: Unsplash

La psicóloga explica que estos microdespertares suelen producirse por el estrés acumulado durante el día, el cual muchas veces no somos capaces de dejar a un lado cuando tratamos de dormir. Aún y así, también pueden producirse por problemas respiratorios, ronquidos y apneas, algo que fragmenta mucho el sueño, e incluso por el síndrome de las piernas inquietas, que produce espasmos en los pies de los que la persona ni siquiera es consciente y que hacen que se despierte por la noche.

Para lograr revertir esto, Roser asegura que lo principal es identificar correctamente el origen y, a raíz de ahí, consultar con nuestro médico para escoger el mejor tratamiento. Por norma general, las apneas deben tratarse a nivel respiratorio, el síndrome de las piernas inquietas está relacionada con nuestros niveles de hierro y el estrés tan solo puede solucionarse realizando cambios en nuestro día a día.

El síndrome de las piernas inquietas está relacionada con nuestros niveles de hierro. Foto: UnsplashEl síndrome de las piernas inquietas está relacionada con nuestros niveles de hierro. Foto: Unsplash

La psicóloga explica que es fundamental tratar de solucionar esto y lograr tener la máxima calidad de sueño posible, pues el cómo dormimos afecta enormemente a nuestros pensamientos, sentimientos e incluso emociones al día siguiente, lo que puede determinar, literalmente, el devenir de nuestro día y, por tanto, de nuestra vida:

“Existe una región del cerebro llamada amígdala, que sirve para detectar el peligro, y que está relacionada con el cerebro emocional. Esto provoca que, si la amígdala está hiperactivada, cualquier cosa nos irrite antes. Por eso, cuando no duermes como deberías, a la que tienes una mini discusión o incluso llegas 5 minutos tarde al curro, esa amígdala se activa y hace que nos estresemos mucho más. En cambio, si dormimos bien, aunque también nos afectará, lo relativizaremos mucho mejor y conseguiremos que nuestro día también mejore”, sentencia.



Fuente Clarin.com

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