Pasaron ochenta días de la situación más angustiante que vivió el músico Enrique Fasuolo, quien lleva 40 años como artista callejero y más de tres décadas tocando a metros del Obelisco junto a su inseparable compañero, el bandoneón. Siempre se manejó solo, nunca le había pasado nada, jamás había sentido miedo.

Ese martes 25 de febrero, Fasuolo (85) fue asaltado a a mano armada cuando había terminado de tocar y se disponía a volver a su casa de Nueva Pompeya. El delincuente, que lo había estudiado previamente, además de la recaudación se llevó su instrumento Germania, de nácar, que cuesta 3.500 dólares y que ya no se fabrica más. Esa suma de disgustos lo mandaron a pique al artista, física y emocionalmente.

Nunca perdió la esperanza de volver a reencontrarse con su bandoneón, que lo acompaño durante 45 años. Pero confiesa que, a veces, esa hoy utopía se resquebraja cuando no tiene noticias de la Policía de la Ciudad ni de Interpol, donde fue radicada la denuncia, en la que interviene el Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional N°8. “Mi temor es que lo hayan desarmado todo y lo vendan en el mercado negro, que tengo entendido aumentó mucho en el segmento de instrumentos”, se aflige Fasuolo, quien padece una gran dificultad para expresarse y también para escuchar.

Las vueltas de la vida quisieron que el músico, después de varias semanas encerrado en su casa y “sin un brazo” (en alusión al bandoneón), volviera al ruedo gracias a la solidaridad de la gente de a pie y también a la comunidad del bandoneón. “Armaron una vaca para poder comprar uno nuevo, cercano a los 3 millones de pesos”, dice Carlos Alberto Cuenca, amigo, alumno y una suerte de vocero de Fasuolo. “Cuando la noticia del robo se hizo pública, la respuesta fue emocionante. Si bien no es el modelo Germania que tenía, este bandoneón de a poco lo devolvió a la vida”, cuenta.

"¿Qué significa volver a tocar? Si yo nunca me fui, decía Pichuco Troilo. Aquí estoy, listo para salir a la cancha", afirma Fasuolo.“¿Qué significa volver a tocar? Si yo nunca me fui, decía Pichuco Troilo. Aquí estoy, listo para salir a la cancha”, afirma Fasuolo.

Uno de los que se hicieron eco de lo sucedido a metros del Obelisco fue el secretario de Cultura de la Nación, Leonardo Cifelli, que conociendo la trayectoria de Fasuolo, organizó un homenaje en reconocimiento a su trayectoria, que se hará este viernes, a las 20, en el Palacio Libertad (ex CCK ), con entradas gratuitas que pueden retiran a partir de las dos horas antes.

Todo un símbolo

Más allá de su perfil bajo y de escaparle a una fama que nunca buscó, Fasuolo es un hombre querido y reconocido en el universo musical, del que forma parte desde hace setenta años.

“¿Si es una revancha esta posibilidad? Es una revancha para mí, es una revancha para no bajar los brazos y es un continuar a pesar de la adversidad. Hoy lo que me pasó generó esta ilusión de poder volver a subirme a un escenario… Por eso siento que Dios hizo un milagro y logró convertir una acción de inseguridad para que se transforme en un acto de amor y eso no tiene precio”, se esfuerza el bandoneonista por hacerse entender. Y lo hace.

“Enrique Fasuolo es mucho más que un músico callejero; es un símbolo viviente de nuestra identidad cultural, un artista que ha llevado el sonido del bandoneón a las calles de Buenos Aires durante décadas, regalando su arte a miles de personas. Su historia, marcada por la pasión por la música y una resiliencia admirable, nos recuerda el valor de quienes, desde la humildad y el compromiso, enriquecen el alma de nuestra nación”, hace saber el secretario Cifelli.

"Nadie que es vulnerado en su fuero íntimo puede decir que no siente miedo... El miedo no es zonzo", dice Fasuolo.“Nadie que es vulnerado en su fuero íntimo puede decir que no siente miedo… El miedo no es zonzo”, dice Fasuolo.

“Por eso, desde la Secretaría creemos que la cultura se construye también así: desde abajo, desde lo cotidiano, desde la iniciativa personal. Y que nuestro rol es justamente acompañar, dar visibilidad, generar espacios donde esas historias tengan el lugar que merecen. Este reconocimiento no solo busca honrar su trayectoria, sino también visibilizar a tantos artistas populares que, como Enrique, son pilares fundamentales de nuestra cultura”, señala el funcionario.

El concierto del viernes en el Palacio Libertad, en homenaje a Fasuolo, tendrá la conducción del locutor y periodista Julio Lagos y la participación de un ensamble integrado por Carla Algeri (bandoneón), Leonardo Marconi (piano), Daniel Martí (guitarra), Héctor Ugarteche (guitarra y voz), Marcelo Ugarteche (contrabajo) y Claudio Guiragossian (piano). El repertorio incluirá temas como “Sur”, “Malambo del tero”, “Quiero estar contigo”, “Mimí Pinsón”, “Cuando la emoción manda” y melodías conocidas como la música de “El Padrino” y “El lago de los cisnes”.

Un comunidad movilizada

En esta cadena de favores, aparece Walkisse Claros, una especialista en poner a punto bandoneones. “A Enrique lo conocía hace tiempo, cuando arreglé el fuelle del bandoneón que le robaron. Cuando fue asaltado, la noticia pegó fuerte en la comunidad del bandoneón, donde él es muy querido y se decidió darle una mano. Y yo puse mi granito de arena: lustré el instrumento, sané algunos detalles de la estructura y le hice ‘el ablande’. ¿Por qué no le cobré? Porque Enrique durante años hizo un gran aporte grande al bandoneón y a la cultura, además de que lo que le pasó fue una pesadilla y no podía hacer menos”, destaca.

Fasuolo junto a su alumno y amigo entrañable Carlos Cuenca, una especie de "mánager" del bandoneonista.Fasuolo junto a su alumno y amigo entrañable Carlos Cuenca, una especie de “mánager” del bandoneonista.

Cuando a Fasuolo se le pregunta qué significado tiene volver, rápido de reflejos responde: “Cómo decía Pichuco Troilo, si yo nunca me fui -se ríe-. Después del robo, dejé pasar unos cuantos días hasta que pasara el shock, pero en casa practicaba con el bandoneón de mi amigo Carlos (Cuenca). Sí tiene un significado especial volver a encontrarme con amigos… Como decía, me sigue asombrando el milagro divino de convertir un hecho de inseguridad en un acercamiento con personas queridas haciendo un poco de música”.

Prefiere no recordar aquella tarde calurosa de fines de febrero cuando fue víctima de un hecho de inseguridad. “Nunca le pude ver su cara, yo bajé la cabeza cuando me apuntó ese señor con el arma… Me dejó helado y yo sólo alcancé a decirle ‘Dios te bendiga’ y salió corriendo. Creo que él también se asustó, no es frecuente hacerle eso a una persona grande”, relata.

Ese 25 de febrero fue la última vez que acarició su Germania que databa de 1930. “Una reliquia, un tesoro con el que he convivido muchos años. Era parte de mí vida, un objeto que latía, que vivía conmigo a la par, como a un amigo, como a un amor que no se olvida. Todavía tengo alguna mínima esperanza de que aparezca… Mi bandoneón que vaya a saber dónde está se llevó un montón de recuerdos, incluidos los de mi Edelmira amada, que en paz descanse, porque ella, el bandoneón y yo conformamos un bloque inseparable durante años”, describe.

Músico, docente y luthier, Fasuolo se baja el precio. “Mirá, yo sólo he intentado mostrar un arte que aprendí y a veces pienso que podía haber hecho más… Pero se dio lo que se dio y la semilla está sembrada. Sé que todavía puedo seguir enseñando, todavía sigo tocando y hay hilo en el carretel. Así que el homenaje lo recibo con humildad y en actividad”, comenta.

Volvió a tocar en la calle, pero acompañado por Carlos, su fiel ladero. “Nadie que es vulnerado en su fuero íntimo puede decir que no siente miedo, el miedo no es zonzo, así que volví a las andanzas, pero voy acompañado para tener más confianza. No le deseo a nadie esa sensación de vacío que te deja un robo con un arma. Ahí es como decía Ringo Bonavena: ‘Hasta el banquito te sacan’ y ves la realidad de otra manera”, cierra.



Fuente Clarin.com

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