Dentro de 18 meses se asistirá a una espectacular explosión estelar, la nova más brillante de los últimos 50 años en los cielos del hemisferio norte: será protagonizada por la estrella T CrB en la constelación de la Corona Boreal, que cada 80 años expulsa una masa de gas en ebullición, haciéndose visible a simple vista durante unos días, como si una nueva estrella se hubiera iluminado en el cielo.
El momento de su próxima manifestación lo estima un estudio publicado en el Astrophysical Journal por un grupo de investigación internacional dirigido por la Universidad Estatal de Arizona.
Recientemente, otros grupos de astrónomos también habían intentado indicar la ventana temporal en la que debería producirse esta explosión termonuclear: inicialmente se hablaba del período abril-septiembre de 2024, luego el astrónomo Jean Schneider del Observatorio de París había indicado otras dos fechas posibles para 2025 (27 de marzo o 10 de noviembre), subrayando sin embargo que nadie puede predecir exactamente cuándo se producirá el fenómeno.
Para saberlo, basta mantener la vista en la pequeña constelación de la Corona Boreal, cuyas estrellas dibujan un semicírculo similar a una corona entre las constelaciones de Hércules y Bootes: típica del cielo primaveral y estival, la Corona Boreal se hace claramente visible hacia el este en el cielo nocturno a finales de febrero, aparece en lo alto del cielo en los meses de mayo y junio y durante el verano tiende a declinar hacia el oeste, hasta desaparecer de la vista a finales de Octubre.
La estrella T CrB, a unos 3.000 años luz de nosotros, es en realidad un sistema doble compuesto por dos estrellas que orbitan una alrededor de la otra: una gigante roja, cerca del final de su ciclo de vida, y una enana blanca, o lo que queda de una estrella que ya se extinguió.
La gigante roja, más fría pero significativamente más grande que nuestro Sol, transfiere material rico en hidrógeno a la densa enana blanca, un remanente del tamaño de la Tierra pero un 40% más masivo que el Sol.
Con el tiempo, esta acumulación de gas conduce a una reacción termonuclear explosiva que se repite en el tiempo con una periodicidad de aproximadamente 80 años. Las dos últimas explosiones fueron documentadas en 1866 y 1946.
La próxima, prevista entre 2025 y 2026, debería llevar a la estrella a alcanzar un brillo igual al de la estrella polar.