La luna de miel de José Benítez y Kathia del Puerto, una joven pareja de recién casados de nacionalidad paraguaya, fue verdaderamente de película, pero del género del terror. Viajaron a Colombia para disfrutar de una estadía en el Caribe, y lo que iba a ser una excursión a una isla paradisíaca terminó en un naufragio junto a otras 40 personas.
El pasado domingo 2 de marzo tenían previsto un tour, que consistía en un paseo turístico en lancha, desde Cartagena hacia la Isla Palma. La hija del diputado Miguel del Puerto grabó un video que publicó en su cuenta de Instagram, y allí revelaron terribles detalles de las tres horas que pasaron flotando en mar abierto, hasta que por fin llegaron a rescatarlos.
“José no se sentía bien, habíamos pasado una mala noche porque se intoxicó con algo que comimos, así que estuvimos a punto de no ir; pero como había sido la excursión que nos había salido más cara y no tenía reembolso, fuimos igual”, confesó Kathia.
Luego contaron que a las ocho de la mañana salieron dos embarcaciones, y en la que ellos iban había problemas con el motor, según les dijeron quienes estaban a cargo del tour.
Esperaron para hacer un transbordo, mientras la otra lancha se adelantó y continuó su recorrido sin problemas, pero finalmente les comunicaron que habían arreglado la nave, y volvieron a subir al mismo bote. Por este detalle la pareja cree que la embarcación ya tenía una fisura antes de partir.
El aterrador naufragio: “Teníamos miedo que nos coma un tiburón”
“Iban a ser 40 minutos, pero la marea estaba muy fuerte, la lancha iba rompiendo olas, como si le costara avanzar, y mi esposa ya iba rezando desde que zarpamos, tapándose la cara con una toalla porque tenía mucho miedo; y encima ella no sabe nadar“, indicó José.

“De repente en uno de esos impactos yo vi con mis propios ojos el momento en que la nariz del bote se partió en dos“, indicó José. Inmediatamente los guías les dijeron: ‘Tranquilos que este barco tiene bombas de aire’, y un minuto después lo que quedaba de la embarcación se hundió en medio de las Islas del Rosario, Cartagena.
“Ahí cada uno empezó a agarrar cosas para flotar, y aunque Kathia tenía chaleco puesto igual le costaba flotar, y se agarraba de mi, que sí se nadar”, contó. Todos buscaban la costa en el horizonte, pero no veían nada, y una hora y media después pasó una lancha que no los vio.
“Decían: ‘Busquen un espejo, algo para hacer señales de auxilio‘, y también uno de los turistas logró agarrar señal con su celular, que tenía en una de esas fundas sumergibles, y pude hacer contacto para pedir ayuda, pero no sabía cómo indicarle dónde estábamos y tampoco se escuchaba nada entre los gritos de la gente”, narraron.
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Video. El estremecedor momento en que una embarcación se hunde en el Caribe
El tiempo seguía pasando y había personas que se descomponían por el movimiento del oleaje y la desesperación propia de lo que estaban viviendo. “Todo el mundo haciendo promesas a Dios, y esperando la tragedia, teníamos miedo que nos comiera un tiburón; y encima había dos embarazadas, gente vomitando, acalambrada que no aguantaba más estar en el agua”, relató Kathia.
El pescador, un héroe anónimo
“Después llegó el bendito pescador, que después nos contó que esa no era su ruta, pasó por ahí porque había mucho viento hacia donde él tenía que ir, y su lancha era mucho más chica que la que nosotros nos hundimos. No entrábamos todos, así que había que seguir esperando”, manifestó la joven paraguaya.

El hombre que hizo posible el rescate mantuvo el anonimato, y verdaderamente sin su accionar el desenlace podía ser trágico. “Él no quiso dejarnos porque tenía miedo que las olas los alejaran y sea muy difícil encontrarnos, pero en un momento el oleaje alejaba a algunos turistas que no sabían nadar, entonces nos sugirió que todos nos uniéramos alrededor de una boya, y los que sí sabían nada tuvieron que ir a socorrer al resto para traerlos más cerca”, narraron.
A las tres horas llegó la Armada colombiana, gracias al pedido de auxilio del pescador, y pudieron rescatar a toda la tripulación, que resultó ilesa, con algunas heridas leves como cortes y raspaduras.

“Todos llorando, muchos que se desmayaron, y nos llevaron de vuelta a la isla; nos preguntaron quién se queda y quién se va, y obvio que todos nos queríamos ir. Lo más terrible es que la agencia nos dio la opción de continuar con el tour, y por supuesto nadie quiso”, dijo la pareja, aún incrédula de todo lo ocurrido.
Al llegar los esperaba un auto para llevarlos hasta su hotel, y luego de realizar los trámites correspondientes pudieron regresar a Paraguay, ya que habían perdido la documentación en medio del naufragio. A modo de anécdota, el joven contó que perdió su anillo de casado en medio de la brutal experiencia en mar abierto. “Ahora nos tendríamos que casar de nuevo”, dijo en tono de humorada, con la felicidad de estar vivos.