El huracán de escándalos que sacude al Partido Socialista español no da tregua al Gobierno de Pedro Sánchez. Inmerso en un vórtice de corrupción, sobornos, y hasta pago de prostitutas con dineros públicos, este sábado un estrecho colaborador de Sánchez que iba a asumir un cargo en la dirección del partido.presentó su renuncia tras las denuncias de acoso sexual en su contra que publicó un medio local.
Francisco “Paco” Salazar, hasta ahora secretario general de Coordinación Institucional en el Gobierno español y el dirigente al que Sánchez iba a designar adjunto a la secretaria de Organización del PSOE, pidió ser apartado de ambos cargos después de que el medio digital elDiario.es publicó denuncias de mujeres acusándolo de “comportamientos inapropiados” de carácter sexual cuando era su jefe.
La principal acusación provino de una militante socialista que trabajó a las órdenes de Salazar y que abundó en detalles de cómo era el día a día en las oficinas del Palacio de la Moncloa, sede del Gobierno español.
Esa rutina incluía comentarios obscenos sobre vestimenta y cuerpo, mensajes intempestivos con invitaciones para cenar a solas fuera del horario laboral que podían incluir ofrecimientos de quedarse a dormir en su casa, en medio del hostigamiento contínuo a sus subordinadas -en casi su totalidad mujeres de menos de 30 años- y un uso permanente de un lenguaje sexualizado en el entorno profesional.
“Lidia” -nombre ficticio que eligió la mujer para proteger su identidad y evitar represalias- describe que rechazar las invitaciones de Salazar conllevaba “castigos” laborales y la ausencia de expectativas de promoción política o profesional. Y lo peor es que ella ya había sido advertida de lo que le esperaba.
“Lo que más me impactó es que me avisó hasta un compañero, que no es habitual porque quienes solemos protegernos de estas cosas somos las mujeres. Pero me cogió un día al poco de llegar y me lo dijo. Que no se me ocurriera quedarme a solas en el despacho con él“, contó la mujer a elDiario.es.
Y agregó que a su equipo lo llamaban a modo de chascarrillo ‘las chicas de Salazar’ y que era vox populi porque le había pasado a otras muchas mujeres.
Y, efectivamente, las advertencias se convirtieron en realidad a poco de llegar a Moncloa. “Primero fue más liviano, con algunas miradas inquietantes o algún comentario fuera de lugar en un entorno laboral y en una relación de jefe a subordinada”, contó, pero al poco tiempo pasó a ser una catarata de mensajes por Whatsapp
“Me empezó a decir sin venir a cuento que me quedara yo más tarde que el resto del equipo, que fuese a cenar con él o a tomar algo. Lo hacía de manera insistente. Y me decía que si se nos hacía tarde nos podíamos quedar a dormir en su casa. Se cuidaba mucho de no dejar por escrito ninguna mención sexual, pero era evidente lo que quería decir y él plenamente consciente de la situación en la que me colocaba”, describió.
“Yo me sentía violentada, evidentemente. Pero me limité a pasar de él, a darle largas para salir del paso. Nunca me atreví a decirle que parara porque era mi jefe”, confesó “Lidia” en su testimonio.
Nuevo escándalo político-sexual en el gobierno de Pedro Sánchez: la defensa de Paco Salazar
Consultado por el mismo elDiario.es, el ahora cuestionado funcionario negó las acusaciones de “Lidia” o haber tenido algún comportamiento incorrecto con las empleadas a su cargo.
“No paro de darle vueltas y no encuentro un momento en mi vida donde haya hecho ninguna estupidez. Yo no he hecho nada con ninguna persona, tengo una pareja de toda la vida, en mi época de universidad pudo ser… pero no entiendo de dónde sale eso”, dijo Salazar.
“Nunca con ninguna compañera he tenido relación ni trato, nunca jamás. Me he partido la cabeza dándole vueltas y me parece una cosa alucinante. No paro de pensar a ver si la he cagado y le he dicho algo inconveniente a una compañera y la verdad es que no lo encuentro”, agregó el frustrado cargo dirigencial del PSOE.
Sin embargo, al primer testimonio condenatorio se sumó un segundo, aunque este no se haya producido en forma directa.
Se trata de una joven que durante las primarias socialistas de 2017 trabajó en el partido como voluntaria, y allí vivió situaciones “incómodas” con Salazar. Fue ella quien contó a su entorno la actitud “babosa” y los “comportamientos inadecuados” que sufrió de parte del dirigente, pero prefirió dejarlo ahí, sin avanzar en una denuncia, aunque tiempo después terminó contándolo a un familiar directo, un veterano socialista.
Según consigna elDiario.es, tuvo acceso a este caso por otro trabajador del PSOE y luego pudo confirmarlo al ponerse en contacto con el familiar de la chica, de 25 años, que corroboró el testimonio inicial sobre las prácticas de Salazar.