“Es tiempo de policías”, escribió el jefe de Gobierno porteño Jorge Macri en el twit en el que comunicó la designación de Horacio Giménez como nuevo ministro de Seguridad, en reemplazo de Waldo Wolff.
Y con esa frase, Macri deja claro que el cambio no es solamente de un apellido por otro. Por un lado, hace referencia a la trayectoria del nuevo ministro como policía de la Federal y ex jefe de la Metropolitana. Por otro, a la nueva impronta que buscan darle al Ministerio, uno de los más calientes del gabinete, con lo que representa la salida de un funcionario con perfil 100% político por uno con experiencia y conocimiento en seguridad.
Horacio Alberto Giménez tiene 71 años, está casado y es padre de dos hijos.
Según lo definieron fuentes del propio Ministerio que comandará “cuenta con una extensa trayectoria en la gestión y dirección de políticas de Seguridad”. Es archi conocido en la Policía de la Ciudad como en el Gobierno de la Ciudad, donde llegó de la mano de Mauricio Macri. De hecho, la recomendación de nombrarlo en el cargo en lugar de Wolff habría sido del propio Mauricio.
Durante su carrera profesional llegó a ser comisario general de la Policía Federal Argentina, jefe de la Policía Metropolitana y fue superintendente coordinador en la Policía de la Ciudad.
En la Federal se formó en la Escuela de Cadetes Ramon L. Falcón y se retiró en diciembre de 2010. Su último cargo en la fuerza fue el de superintendente de Interior y Delitos Federales Complejos. También fue director General de Seguridad Interior y jefe del Departamento de Seguridad de Organismos Nacionales.
“Un gran funcionario, muy preparado, muy respetuoso de todos, empático y trabajador. Con el buen trato y respeto hacia sus subalternos, lograba resultados”, lo describió un ex jefe de la Policía Federal Argentina, consultado por Clarín.
“Tuvo una carrera sin altibajos. Siempre en cargos de asesoramiento en la jefatura. Conoce el escenario político y social”, dijo otro ex comisario de la Federal a Clarín.

Giménez fue el último jefe de la Metropolitana. A fines de 2011, Mauricio Macri, entonces jefe de Gobierno, lo designó en el cargo para reemplazar a Eugenio Burzaco. Aquella vez, como Wolff, Burzaco dejaba su cargo para dedicarse al “armado nacional del Pro”.
“En la Metropolitana mantuvo la perfomance y siempre priorizó las buenas relaciones con otras instituciones, no es agrietoso“, agregó el ex comisario consultado. Una cualidad que podría servir para tratar con su par Javier Alonso, de la Provincia de Buenos Aires, e incluso limar asperezas por la gestión de los detenidos en la Ciudad con la Ministra de Seguridad Nacional, Patricia Bullrich.
“Es un funcionario muy preparado, buena persona y creo puede lograr buenos resultados”, agrega otro ex comisario general de la Federal.
En 2016, a Giménez le tocó trabajar en la transición de la Policía Metropolitana a la Policía de la Ciudad, que significó también el traspaso de la Policía Federal que prestaba seguridad en la Ciudad.
Durante todo ese año, hasta que en 2017 fue creada la Policía de la Ciudad, encabezó distintas reuniones con funcionarios y comisarios de las otras fuerzas. “La gestión no es solo dialéctica explosiva, es dar respuesta a los vecinos, que son exigentes, implementar políticas públicas con la Justicia, la economía porque hay que pagar sueldos, cargar nafta a los patrulleros, comprar reactivos para labotarotios. La máxima autoridad política tiene que resolver. No es solo la calle”, dijo una fuente que trabajó a la par de él durante aquellos años de transición y destacó su capacidad de resolución.
Luego, en la Policía de la Ciudad, ocupó el cargo de superintendente Coordinador con el Ministerio de Justicia y Seguridad de la Ciudad. También se desempeñó como jefe de la Oficina de Relaciones Internacionales e Institucionales en la misma cartera.
Entre sus responsabilidades oficiales destacadas se incluyen el haber sido jefe de distintos Comandos Operativos de reuniones de mandatarios internacionales en Argentina, jefe de División Custodia Vicepresidencial y Presidencia Provisional del Senado, y de la Custodia del Jefe de la PFA.
En su formación académica se destacan cursos en la Academia Nacional del FBI, la American University de Washington y en la Escuela de Aviación Policial. También participó de decenas de intercambios institucionales con organismos policiales y de Seguridad de países como Alemania, Rusia, Estados Unidos, Francia, Israel y Colombia, entre otros.
Dentro de las temáticas de formación académica y profesional con las que cuenta, se incluyen la Seguridad Pública y Vecinal, Policía Comunitaria, Investigación de Abuso Sexual, Prevención de Violencia en el Fútbol, Investigación del Lavado de Dinero, Seguridad Regional, Prevención del Terrorismo, y Orden Urbano, entre otros.
Ahora le toca asumir en el Ministerio de Seguridad. Un cargo político en tiempos difíciles, con una crisis de fugas de presos, y un año electoral. Con el plus de que de su cartera depende una fuerza de casi 30.000 oficiales. Dicen quienes estuvieron de los dos lados del mostrador que un policía siempre llega mejor a otro policía que un político.
“Conoce los escenarios, que es lo mas importante desde la mirada estratégica policial”, resaltó un comisario que trabajó con él en distintas fuerzas.
Procesamiento por la represión en el Hospital Borda
Como jefe de la Metropolitana fue procesado por la Justicia por la represión en el Hospital Borda, el 26 de abril de 2013. Los policías fueron a desalojar una protesta de trabajadores, médicos y familiares de pacientes que se oponían a una obra municipal en una parte del predio. Hubo bastonazos, gases y balas de goma y enfermeros, médicos y periodistas heridos, entre ellos el fotógrafo de Clarín, Pepe Mateos.
Giménez y el subjefe de la Metropolitana, Ricardo Pedace estaban allí. A raíz de lo acontecido, Giménez, por ser el jefe de la Policía Metropolitana, fue procesado y el Tribunal Oral N° 26 admitió la reparación integral ofrecida por la defensa. Esa reparación consistió en el resarcimiemto económico por daños.
Esa oferta fue aceptada por el juez Carlos Rengel Mirat y fiscal Diana Goral, y las dos querellas de la causa presentaron una recusación. Ahora el Tribunal de Casación debe resolver la recusación.