“¿Qué pasó el 24 de marzo?”
La pregunta aparecía este lunes desde temprano entre las tendencias de búsqueda mayoritarias en Google, el buscador que registra minuto a minuto el pulso del presente y que termina configurando una radiografía de los intereses compartidos.
Miles de usuarios preguntaban lo mismo de diversos modos: “¿Qué se conmemora el 24 de marzo?” “¿Qué sucedió el 24 de marzo?”.
La lista continuaba con interrogantes de intención más utilitaria y menos enfocados en la Historia, así, con mayúsculas.
“¿Hoy es feriado?”; “¿Mañana 24 de marzo hay clases?”; “Cortes por marcha 24 de marzo”, se planteaban, desde la simpleza y la urgencia de los problemas cotidianos, sobre todo en Buenos Aires pero también en las provincias.
A la misma hora que el buscador ofrecía esa descripción de una parte de los interrogantes colectivos, los canales de noticias, las radios y los portales informativos cubrían con generosidad la convocatoria a la marcha a Plaza de Mayo, la publicación del video con Agustín Laje como vocero del oficialismo proponiendo el “Día de la Memoria por la Verdad y Justicia. Completa”, y la renovada discusión (disparada a partir del video oficial) sobre lo apropiado o no de la cifra de 30.000 desaparecidos durante la dictadura militar.
(A propósito, Agustín Laje generó también dudas en los usuarios, que mayoritariamente preguntaron: “¿Quién es Agustín Laje?”, y hasta: “¿Agustín Laje es pariente de Antonio Laje?”).
El contraste entre ambos universos (el digital y el de la calle) resultaba notable y sugería ciudadanos de un mismo país que habitan realidades distantes: por un lado, aquellos que no sólo no conocen la historia “completa”, sino que ni siquiera la registran parcialmente (por eso le preguntan a Google), y por el otro los militantes que hacen de ese pasado una pulseada política constante donde sólo importa imponer la versión propia.
Un rato más tarde, la Plaza de Mayo colmada por hombres y mujeres de La Cámpora que habían marchado desde la ex ESMA, columnas de los sindicatos y de integrantes de los movimientos por los Derechos Humanos (luego le siguieron los partidos de izquierda) configuraba mucho más un acto opositor a Milei que una reflexión sobre la dictadura militar que empezó en 1976 y cayó en 1983.
A la marcha, el Gobierno respondía con una intencionada toma de posición: la publicación del video para conocer la verdad “completa”, el anuncio de que serán desclasificados los archivos de la SIDE con la historia “de la violencia de los dos bandos, los guerrilleros y los militares”, y la declaración como crimen de lesa humanidad al asesinato del capitán Humberto Viola y su familia por parte del ERP (Ejercito Revolucionario del Pueblo) el 1 de diciembre de 1974.
Gobierno y oposición diferenciaban claramente sus intenciones y hablaban a los propios.
Una secuencia previsible pero que abre interrogantes finales. ¿Dónde buscan -y encuentran- hoy las respuestas los ciudadanos no movilizados? ¿A quiénes les hablan los dirigentes cuando discuten el pasado? ¿Quién interpreta mejor los intereses del “usuario”, los políticos o Google? En la respuesta se esconde una clave del presente.