Robert Prevost, que fue elegido el jueves pasado como nuevo Papa, León XIV, para suceder a Francisco, es un gran apasionado del tenis, que solía jugar cuando era niño y durante los años que pasó como misionero en Perú. “Me considero un tenista aficionado”, contó en una entrevista de 2023. Tan conocida es su conexión con este deporte, que el anuncio de su designación fue compartido en la pantalla gigante del estadio principal del Foro Itálico durante un partido del Masters 1000 de Roma, que se disputa en estas semanas. Y con los mejores jugadores del circuito congregados en la capital italiana, el Sumo Pontífice no dejó pasar la oportunidad para conocer a Jannik Sinner, número 1 del mundo.

Sinner, que el martes derrotó a Francisco Cerúndolo para meterse en los cuartos de final del último torneo grande previo a Roland Garros, llegó al Vaticano acompañado por su familia y por Alberto Binaghi, presidente de la Federación Italiana de Tenis. Y compartió un distendido momento con el Papa, quien hasta se animó a tirar una broma justa para el contexto.

Fue cuando el número uno del mundo le regaló una de sus raquetas. “¿Esta es con la que jugás?”, preguntó León XIV. “Sí, es muy, muy similar, el color cambia un poquito, pero el resto es igual”, le explicó el líder del ranking. El estadounidense la sostuvo en sus manos, señaló la sotana blanca que vestía y comentó “En Wimbledon me dejarían jugar”, generando las risas de los presentes.

El martes, en una audiencia con más de cuatro mil periodistas, le habían preguntado al Papa si se animaría alguna vez a jugar un partido de tenis a beneficio. Y él respondió: “Sí, pero llevemos a (Andre) Agassi. No a Sinner”, bromeando con el apellido del número uno, que en inglés significa “pecador”.

A apenas cinco kilómetros de distancia, unas horas más tarde el ganador de tres Grand Slams celebraba la conexión del nuevo Papa con el tenis. “Escuché que jugaba cuando era niño y para nosotros, los tenistas, es algo muy bueno saber que al papa le gusta nuestro deporte”, comentó tras su victoria ante Cerúndolo. “¿Jugar con el Papa? No me metan en líos”, respondió divertido ante una consulta.

Pero en la reunión, tras regalarle la raqueta, sacó una pelotita y le propuso: “¿Jugamos un poco?”. “Aquí no, vamos a romper todo”, respondió con simpatía el Papa, mirando el techo del lugar, un salón anexo al Aula Pablo VI del Vaticano. “Mejor lo dejamos para otra ocasión”, coincidieron.

Prevost se interesó también por cómo le está yendo a Sinner en el certamen del Foro Itálico, que marcó su vuelta a las canchas tras cumplir una suspensión de tres meses por dar positivo en dos controles antidoping del año pasado.

“Ahora estoy compitiendo. Al principio del torneo fue bastante difícil. No estábamos seguros qué esperar. Ahora con los partidos estamos agarrando más ritmo”, comentó Sinner, que este jueves enfrentará al noruego Casper Ruud por un lugar en las semis.

Durante la reunión, Binaghi le entregó a León XIV una tarjeta honoraria de la federación italiana.

“Todos sentimos la pasión que él tiene por nuestro deporte y esto nos llena de orgullo”, dijo el presidente del organismo nacional en un comunicado. “Esperamos abrazar al Santo Padre nuevamente pronto, tal vez en una cancha de tenis”.

Además de la breve charla con Sinner y de llevarse de regalo una de sus raquetas y una invitación para pelotear un rato en el futuro; Prevost además se dio el gusto de sacarse una foto con dos de los trofeos más codiciados del tenis mundial, el de la Copa Davis y la Copa Billie Jean King, que Italia tiene en su poder tras las consagraciones de sus equipos el año pasado. Un recuerdo invaluable para un amante de este deporte como el Papa.

El número 1 del mundo no fue el primer jugador en alegrarse por la pasión del Papa por el tenis. En su paso por el Masters 1000 romano, el griego Stefanos Tsitsipas, 19° del ranking, aseguró: “Siento que figuras como esta tal vez puedan enseñar cosas a los humanos. Me siento afortunado de haber estado acá cuando eso fue anunciado”. Y cuando le preguntaron si se animaría a jugar un partido con Prevost, no dudó: “¿Por qué no?”.

Mientras que la estadounidense Coco Gauff, tercera de la clasificación femenina y quien está en las semis del WTA 1000 de Roma, contó que pensó en unirse a la multitud que corrió hacia la Plaza de San Pedro cuando recibió una alerta en su teléfono. “Pero me di cuenta de que con el partido al día siguiente probablemente no era inteligente correr como una milla a toda velocidad”, comentó. Y agregó: “Espero que vea algo de tenis femenino. No sé si los papas van a eventos deportivos, pero tal vez venga a un partido en el futuro”.





Fuente Clarin.com

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