Durante el último año son constantes las operaciones en las que empresarios argentinos compran nuevos negocios, en especial a multinacionales extranjeras.

El caso más emblemático es el de la venta de los activos -entre otros, áreas de petróleo no convencional de Vaca Muerta– de la petrolera estadounidense ExxonMobil a Pluspetrol -de Edith Rodríguez, la mujer más rica de la Argentina- por 1.700 millones de dólares y, por separado, la transferencia de un campo de shale gas a YPF por US$ 354 millones.

El proceso, en verdad, empezó durante el final del gobierno de Alberto Fernández y se profundizó con la llegada de Javier Milei. Las empresas extranjeras están atrapadas en el cepo al dólar: no pueden repatriar ganancias ni pagar deudas.

Si no pueden hacerse libremente de su dinero, tampoco entierran inversiones. “El cepo es como una piedra en una puerta giratoria: nadie sale, pero tampoco nadie entra”, criticaba el propio Fernández antes de llegar a Presidente.

Diego García, socio de la consultora Bain & Company, explica: “En un contexto mundial de tasas de interés altas y una geopolítica menos globalizada, todas las empresas están reviendo su portafolio y buscan un fly to quality (‘vuelo a la calidad’ o destinos más seguros), en especial las multinacionales. Muchas tienen deudas altas. Y por más de que en la Argentina las cosas vayan en una dirección más aceptable, todavía somos un país endeble. Si una firma busca menos riesgo, Argentina es uno de los primeros países en revisión“.

Un empresario local atento a futuras ventas de energéticas y un alto ejecutivo, ambos en off the record, plantean que muchas multinacionales valuaron en 0 sus activos argentinos y cuando ven, como el año pasado, una mejora, aprovechan para vender antes de asentar una pérdida contable.

Es más: incluso creen que se puede acentuar la salida de empresas extranjeras y la nacionalización de negocios por un largo período, hasta que la Argentina vuelva a tener estabilidad y haya confianza política en que las reformas económicas son sostenibles en el largo plazo.

Por su volumen, una de las transacciones del año en el mercado de Mergers & Acquisitions (M&A; fusiones y adquisiciones) es la compra de la filial argentina de la multinacional española Telefónica por parte de Telecom -que tiene entre sus accionistas a Cablevisión Holding, del Grupo Clarín, y a Fintech, del mexicano David Martínez-, en unos US$ 1.245 millones. El Gobierno informó este viernes que esa operación fue suspendida preventivamente.

Jorge Brito, del Banco Macro, compró el Itaú. Foto Emmanuel Fernández Jorge Brito, del Banco Macro, compró el Itaú. Foto Emmanuel Fernández

En el sector de bancos, la venta más emblemática fue la de la filial local de la británica HSBC al Galicia -de las familias Escasany, Ayerza y Braun-, por unos US$ 550 millones. Previamente, en 2023, el Banco Macro -de Jorge Pablo Brito y la familia Carballo– se había quedado por US$ 50 millones con el brasilero Itaú.

En la industria automotriz, Prestige Autos -de los empresarios Pablo Peralta y Roberto Domínguez– compró en febrero de este año las operaciones locales de la alemana Mercedes Benz. A principios de 2024, Peralta y Domínguez, dueños del Grupo de Servicios y Transacciones (GST), ya habían adquirido la cartera de la aseguradora estadounidense Prudential Seguros.

Daniel Herrero (al centro), el nuevo titular de la planta de Mercedes Benz Argentina, con el titular de Smata, Ricardo Pignanelli a su derecha y directivos de la empresa alemana.Daniel Herrero (al centro), el nuevo titular de la planta de Mercedes Benz Argentina, con el titular de Smata, Ricardo Pignanelli a su derecha y directivos de la empresa alemana.

Y en consumo, Newsan -de Rubén Cherñajovsky– se quedó con las marcas de la norteamericana Procter & Gamble (P&G), como Gillette, Pampers, Always, Head & Shoulders y Oral-B.

De nuevo en el sector energético, la italiana Enel había vendido a la local Central Puerto -de Guillermo Reca, Carlos Miguens-Bemberg y Escasany, el dueño del Galicia- en 2023 su central termoeléctrica Costanera y a YPF y Pan American Energy (PAE) -de la familia Bulgheroni, que tiene el management en un grupo con socios chinos y británicos- la central Dock Sud.

Enel, del Estado italiano, buscó durante un largo rato un comprador para la distribuidora eléctrica Edesur, pero la buena sintonía entre la primera ministra Georgia Meloni y Milei desactivó por el momento esa operación.

Esta semana, a su vez, se concretaron operaciones entre más empresarios argentinos. YPF vendió a la Compañía General de Combustibles (CGC) -petrolera de la Corporación América, de Eduardo Eurnekian– por 75 millones de dólares una participación en Aguada del Chañar; y los hermanos Juan y Patricio Neuss, Guillermo Stanley, Federico Salvai y Cherñajovsky compraron empresas eléctricas en Jujuy, Tucumán, Mendoza y el Litoral al fondo de inversión The Rohatyn Group (TRG), que administra Miguel Gutiérrez, expresidente de YPF y exejecutivo de Telefónica España y Abertis.

Por su parte, la canadiense Nutrien busca desprenderse de su participación en la petroquímica Profertil, donde es socia de YPF; las petroleras Equinor (Noruega) y TotalEnergies (Francia) analizan vender activos en Vaca Muerta y Petronas (Malasia) escucha ofertas para La Amarga Chica, que es el segundo campo de shale oil con más producción del país. La británica Harbour Energy está atenta a estos movimientos, interesada en sumar reservas de petróleo.

Hacia adelante, las ventas de Metrogas y Transener prometen atraer el interés de otros empresarios argentinos como Marcelo Mindlin, José Luis Manzano y Alejandro Macfarlane, todos con expertise en el sector energético.



Fuente Clarin.com

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