Hasta el martes o miércoles no está previsto un nuevo parte de los médicos del Gemelli sobre la salud del papa Francisco. Pero el público, sobre todo los millones de fieles ansiosos por ver mejorar al pontífice poco a poco, tras más de un mes desde que fue internado el 14 de febrero, tiene en sus manos una foto, la primera que se ha hecho pública. El especialista Nicola Montano, presidente de la Sociedad Italiana de Medicina le da valor porque “deja ver señales de mejoramiento”.
A la agencia Ansa, Montana explicó que “el Papa aparece desarrollando una actividad, si bien sentado en la silla de ruedas”, en la capilla del departamento reservado a los pontífices en el décimo piso del hospital Gemelli. “La hinchazón que se advierte en la mano derecha podría estar vinculada simplemente a una acumulación de liquido causado por la terapia endovenosa y de hidratación a la que ha sido sometido”.
Las condiciones del Papa son estables, según confirman los progresos evidenciados en la última semana. Prosigue la oxigenoterapia a altos flujos y se reduce progresivamente la necesidad de ventilación mecánica no invasiva en las horas nocturnas. “El Papa necesita aún de terapia médica hospitalaria, de fisioterapia motora y respiratoria, terapias que hacen registrar graduales mejoramientos”.
El experto Montana señala que “el Papa ha sido sometido a una larga ventilación e hidratación. En general el rostro del papa Francisco aparece ligeramente hinchado “pero es cierto que su rostro ya aparecía hinchado antes de entrar en el hospital, y estos puede ser un efecto de las terapias de cortisona. El perfil del Pontífice –cree el experto—no luce degradado o variado notablemente”.
Pero “para poder ser dado de alta el Papa debería estar en condiciones de respirar en manera más autonomía”. Según el profesor Montano “es una condición fundamental la interrupción de la ventilación de altos flujos de oxígeno”. En el boletín médico del sábado se informó que de noche se reducían paulatinamente las dosis de oxígeno que el Papa recibe con una máscara que le suministra un aflujo permanente para facilitarle el reposo.
El especialista montano señala que “el Pontífice sigue siendo un sujeto frágil y como tal puede tener consecuencias y empeoramientos por eventos agudos que pueden presentarse”.
Son entonces “presumibles las limitaciones a su actividad”. El problema sigue siendo la dependencia de la ventilación. “El auspicio es que su función respiratoria pueda reanudarse a los niveles anteriores a su internación”.
Montano recuerda que “resta la patología pulmonar crónica que afecta al Papa y hace necesario un continuo y atento monitoreo de sus condiciones”.