Se estima que en la actualidad más de mil millones de personas en el mundo viven con obesidad, por lo que es fundamental que se adopte una definición universal y clínicamente relevante y un método más preciso para su diagnóstico.
Una comisión global, publicada en la prestigiosa revista científica The Lancet Diabetes & Endocrinology, y respaldada por más de 75 organizaciones médicas de todo el mundo, presenta un enfoque novedoso y matizado para diagnosticar la obesidad, basado en otras medidas del exceso de grasa corporal.
La propuesta está diseñada para resolver la disputa en torno a la idea de la obesidad como enfermedad, que ha sido el centro de uno de los debates más controvertidos y polarizadores de la medicina moderna.
Al respecto, el presidente de la Comisión, Francesco Rubino, dice: “La pregunta de si la obesidad es una enfermedad es errónea, porque presupone un escenario improbable de todo o nada, donde la obesidad es siempre una enfermedad o nunca lo es. La evidencia, sin embargo, muestra una realidad más matizada. Algunas personas obesas pueden mantener una función normal de sus órganos y una salud general, incluso a largo plazo, mientras que otras presentan signos y síntomas de una enfermedad grave aquí y ahora”.
Además, intenta abordar las limitaciones en la definición y el diagnóstico tradicionales de la obesidad que obstaculizan la práctica clínica y las políticas de atención médica, lo que resulta en que las personas con obesidad no reciban la atención que necesitan.
Obesidad clínica y preclínica
La diferencia que plantea Rubino queda plasmada en dos definiciones: obesidad clínica y preclínica. Veamos más en detalle de qué se tratan.
La obesidad clínica se define como un estado de obesidad asociado con signos objetivos y/o síntomas de reducción de la función orgánica, o de una capacidad significativamente menor para realizar actividades cotidianas, como bañarse, vestirse, comer y mantener la continencia, debido directamente al exceso de grasa corporal.
La obesidad clínica, a diferencia de la preclínica, no requiere la presencia de otra enfermedad para justificar la cobertura.
En cambio, la obesidad preclínica es una condición con función orgánica normal. ¿Significa que todo está bien? No. Quienes la presentan, tienen un riesgo mayor de desarrollar obesidad clínica y varias otras enfermedades no transmisibles en el futuro, incluida la diabetes tipo 2, problemas cardiovasculares, ciertos tipos de cáncer y trastornos mentales, entre otros.
Dependiendo del nivel de riesgo, pueden requerir solo asesoramiento y seguimiento o tratamiento, si es necesario para bajar ese riesgo.
La importancia de hacer esta distinción radica en que facilitará el uso racional de los recursos de atención médica y una priorización justa y médicamente significativa de las opciones de tratamiento disponibles.
Con el IMC no alcanza
Los métodos médicos actuales para diagnosticar la obesidad se basan en el índice de masa corporal (IMC), que -lo sabíamos desde hace tiempo- no es una medida fiable de la salud o la enfermedad a nivel individual.
Esto puede dar lugar a diagnósticos erróneos con consecuencias negativas para quienes viven con obesidad y para la sociedad en general.
Actualmente, un IMC de más de 30 kg/m 2 se considera un indicador de obesidad para las personas de ascendencia europea. También se utilizan diferentes puntos de corte de IMC específicos de cada país, con el objetivo de tener en cuenta la variabilidad étnica del riesgo relacionado con la obesidad.
Basar el diagnóstico únicamente en el IMC para diagnosticar la obesidad es problemático, ya que algunas personas tienden a almacenar un exceso de grasa en la cintura o en los órganos como el hígado, el corazón o los músculos, y esto se asocia a un mayor riesgo para la salud, que el almacenamiento justo debajo de la piel en los brazos, las piernas o en otras áreas del cuerpo.
Pero las personas con exceso de grasa corporal no siempre tienen un IMC que indique que padecen obesidad, lo que significa que sus problemas de salud pueden pasar desapercibidos.
A raíz de eso, se recomienda al menos una medida del tamaño corporal (circunferencia de la cintura, relación cintura-cadera o relación cintura-altura) además del IMC y la medición de la grasa corporal.
Los autores de la Comisión piden que todas las personas que viven con obesidad reciban asesoramiento profesional personalizado libre de estigmas y culpas, con diferentes estrategias para la obesidad clínica y la obesidad preclínica. Ojalá se cumpla.
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