La respuesta a la pregunta de si puede prolongarse un marco de incertidumbre en materia cambiaria hasta mediados de abril, fecha en la cual, según adelantó el Presidente Javier Milei, quedaría cerrado el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional es “sí, es probable”, pero habrá que evaluar el costo.

El mercado cambiario pasó la semana de turbulencia más difícil de la era Milei en medio de rumores, versiones y con un Banco Central teniendo que vender dólares para serenar las aguas, a pesar de lo cual la brecha cambiaria (la distancia entre el dólar mayorista, a $ 1.069 y el contado con liqui, a $ 1.297) se mantuvo arriba de 20%.

La turbulencia había disparado en el comienzo los contratos de dólar futuro para cubrirse de un posible salto cambiario, pero el jueves y viernes llegó cierta descompresión. Tal vez porque el Banco Central sigue demostrando (vendió más de US$ 1.100 millones en una semana) que está dispuesto a poner sobre la mesa lo que haya que poner para tranquilizar al mercado.

Para los operadores financieros, el esquema de “carry trade” (los grandes se colocan en letras del Tesoro al 2,4% y ganan frente al 1% del dólar oficial) entró en una pausa ante el reconocimiento del ministro Luis Caputo de que podría haber modificaciones en el esquema cambiario.

Los rumores sobre que el acuerdo con el FMI implicaría el compromiso del Gobierno de generar un esquema más flexible para el dólar terminó de redondear la expectativa de que el oficial creciendo al 1% (una de las bases de la política antinflacionaria) estaría cumpliendo una etapa.

La opinión de Ricardo Arriazu, uno de los consultores más escuchados del mercado, sobre que tanto el Presidente Javier Milei como los funcionarios del FMI son partidarios de la flotación cambiaria impactó fuerte en un momento de la negociación con el Fondo en que se define el monto del auxilio a la Argentina.

A su vez, el monto del préstamo de facilidades extendidas que definirá el directorio del organismo que supere los US$ 14.000 millones de vencimientos de capital será importante para darle certezas al mercado sobre el esquema cambiario.

Esos dólares pueden reforzar las reservas netas del Central (para la consultora 1816 son negativas en US$ 8.000 millones), un resultado sensible de un sistema en el que el BCRA compra dólares, el Gobierno paga deuda, pero hay pesos que se quedan en la economía y las reservas netas no crecen.

Un concepto oficial puesto a prueba en la semana fue el de que en algún momento faltarían pesos y la gente se desprendería de dólares para conseguir liquidez.

Sobre ese punto, el informe de 1816 remarca que “si bien es cierto que los agregados monetarios en términos del PBI son bajos, cuando uno mira el total de activos en pesos incluyendo a los títulos del Tesoro en manos privadas es difícil argumentar que no hay stock de moneda local suficiente para dolarizarse cuando cambian las expectativas. Lo de estos días confirma eso“.

Así, el cambio de expectativas se impuso sobre el supuesto faltante de pesos que podría haber frenado la suba de los dólares libres.

Carlos Pérez, director de la Fundación Capital, suele retrucar la idea de que, en algún momento podrían escasear los pesos para comprar dólares diciendo que históricamente las corridas las financian los depósitos en pesos y en ese segmento no hay escasez.

El resultado más delicado de la semana cambiaria fue haber puesto en duda por parte de funcionarios de Economía la vigencia del aumento del 1% mensual del dólar oficial sobre el que el gobierno edificó su estrategia antinflacionaria.

El esquema de balizar la evolución del dólar oficial primero con aumentos de 2% y después, a partir de febrero, de 1% mensual para anclar especialmente la suba de precios de los alimentos le dio buenos resultados al Gobierno.

Pero la necesidad de generar condiciones para que el Banco Central gane reservas estaría cambiando las prioridades. O, por lo menos, es lo que creyó una parte de los operadores financieros en los últimos días.

Son días de incertidumbre hasta que lleguen definiciones y, prioritariamente, los dólares del FMI.



Fuente Clarin.com

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