A la casa, en la vereda de enfrente a un jardín de infantes (que no tiene ninguna relación con el caso), el equipo de investigadores llegó a partir de una denuncia de la ONG Missing Children que indicaba que, desde allí, en Mar del Plata, se intercambiaba material de pornografía infantil a gran escala. Pero lo que encontraron superó todas las expectativas.
Al fondo de la propiedad, ante un parque con piscina, hallaron un dúplex que tiene todo su frente vidriado, sin cortinas ni obstáculo alguno que impida ver hacia el interior, ya sea con luz diurna o en la noche, con las luces encendidas.
Allí, el dueño de casa, un joven de 23 años que fue detenido, improvisaba un set de rodaje donde filmaba a sus víctimas, menores de edad, de no más de 10 años.
“Nunca vi algo igual, habla del nivel de perversión de esta persona”, contó el fiscal Walter Mércuri a Clarín, sorprendido, y agregó: “Es como un gran habitación transparente” que, a su entender, refleja un patología que se vincula con el trastorno psicológico del pedófilo, “su exhibicionismo”.

Explicó que, al estar ubicado al fondo del terreno, desde otras casas del vecindario es posible ver cómo era la vida dentro del dúplex.
Del análisis de las imágenes que los peritos de la Policía Federal consiguieron bajar de las computadoras y del teléfono secuestrados al imputado, surgió que, además de intercambiar material pornográfico de menores explotados sexualmente, lo producía. Cotejaron imágenes con distintos lugares de la casa, y no quedó dudas de que los generaba allí.
En ese dúplex “sin cortinados, nada, solo vidrio que dejaba ver lo que ocurría en el interior“, explicó el fiscal del caso, había en la planta alta una cama de dos plazas, una ducha y una tina blanca junto al ventanal.

“En las imágenes que se encontraron, producidas allí, se puede ver con total claridad hacia afuera”, explicó. El investigador se excusó de brindar mayores detalles por protección a las víctimas, menores de edad.
El allanamiento se produjo en la mañana del martes 25 de febrero en un chalé de Ituzaingó, casi Italia, en Mar del Plata. Enfrente hay un jardín de infantes y a una cuadra se encuentra la escuela primaria N° 29.
Los agentes de la Policía Federal, especialistas de una ONG y el fiscal Walter Mércuri, de la UFI temática especializada en delitos de pornografía infantil y grooming, irrumpieron a las 7.

Durante el allanamiento y la detención del único ocupante de la propiedad, quien dijo ser cosmetólogo, los investigadores comenzaron a sospechar que, además de intercambiar archivos, también podría haber filmado ahí mismo.
El material secuestrado, además de memorias de almacenamiento, tres computadores y un teléfono celular, daba sustento a esa hipótesis inicial.
Es que en el dúplex “trasparente” encontraron lámparas, reflectores, un trípode, un domo de luces led, un cartel luminoso que alternativamente enciende en rojo las palabras “aplausos” o “risas” y, entre juguetes para chicos, como títeres de mano, caretas, rompecabezas y globos de colores, como también juguetes sexuales. Había algunos disfraces y ropa interior femenina.

La certeza se tuvo casi doce horas después, cuando en la noche del mismo martes los analistas de la PFA consiguieron ver el contenido de las computadoras y del celular del imputado, con el que también había grabado.
La denuncia la presentó la ONG Missing Children tras detectar que desde un IP -el número con el que se identifica a cada usuario de internet- radicado en Villa Gesell, se distribuía abundante pornografía infantil.
Por eso, la causa quedó en manos del fiscal Mércuri, de la unidad descentralizada (pertenece al Departamento Judicial Dolores) de General Madariaga, quien estuvo en Mar del Plata para encabezar el operativo.
Ocurre que el detenido está radicado en Mar del Plata, pero tiene familia en Villa Gesell, y utilizaba un teléfono y una dirección IP que pertenecen a su padre, un profesional de la medicina de esa localidad balnearia de la Costa Atlántica que no tiene ningún vínculo con la causa.
Cómo operaba el sospechoso
De acuerdo a la investigación, el hombre usaba internet utilizando una VPN -una herramienta que cifra la conexión a internet-, para adquirir y transmitir material de manera más segura. Sin embargo, la tecnología de Missing Children logró detectar y alertar sobre imágenes de las que no se tenían registro.
Así lo contó al diario La Capital de Mar del Plata uno de los integrantes de la ONG Aerial Recovery, Tim Bullard, que presenció el allanamiento: “El software que detecta e identifica contenido de pedofilia alertó sobre el caso, y evaluó que se trataba de imágenes que no estaban en ninguna base de datos”.

Según fuentes del caso, se sabe que había más de 50.000 archivos de interés para el expediente, por lo que la pericia llevó casi 12 horas, hecho que sorprendió a los integrantes de la ONG estadounidense, como también la falta de tecnología y de mejores recursos. “Les sorprendió la lentitud de nuestras computadoras”, reveló el investigador.
El juzgado de Garantías confirmó la detención del único imputado, que enfrenta los delitos de “producción y tenencia de pornografía infantil agravado por ser las víctimas menores de 13“, y por tener delitos en concurso real podría superar la pena máxima establecida, de 8 años de prisión.
Para el fiscal, la actividad del imputado no se ramifica, por lo que descartó que se trate de una red de pedofilia.