¿Dormiste ocho horas pero te sentís agotado? Es común despertarse por la mañana con la sensación de no haber descansado, incluso después de cumplir con las horas de sueño recomendadas. Este fenómeno, más habitual de lo que parece, tiene explicaciones científicas que arrojan luz sobre las razones detrás de esa falta de descanso reparador.

Aunque la cantidad de sueño es un factor clave, no siempre garantiza un sueño reparador. Para lograrlo, entran en juego otros elementos como la calidad del sueño, el entorno y el respeto a los ciclos naturales del descanso.

Dormir la cantidad de horas recomendadas es fundamental, pero no garantiza un descanso reparador. Según un grupo de expertos en sueño de la National Sleep Foundation de Estados Unidos, las horas de descanso necesarias varían según la edad:

Sin embargo, un estudio de la Sociedad Española de Neurología (SEN) indica que el 48% de la población adulta en España no tiene un sueño de calidad. Entonces, ¿qué otros factores influyen en el descanso?

Uno de los principales factores que afectan la calidad del sueño es el entorno. Anjana López, neurofisióloga clínica y miembro del grupo de trabajo de Insomnio de la Sociedad Española del Sueño (SES), explica al sitio especializado en salud, Cuidate Plus, que las altas temperaturas pueden interrumpir los mecanismos de regulación del cuerpo, impidiendo el descanso profundo.

“El calor, por ejemplo, hace que no se pongan en marcha los mecanismos de regulación del cuerpo y esto impide que lleguemos a las fases del sueño reparador y profundo”, señala la experta.

Otro factor determinante es el ruido. “El mismo ruido es el que produce que tengamos más despertares y nos impide llegar al sueño profundo”, advierte López. Además, ciertos trastornos como el síndrome de piernas inquietas o las apneas del sueño pueden alterar el descanso.

Según el Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre (NHLBI) de Estados Unidos, el sueño se divide en dos grandes fases: el movimiento ocular rápido (MOR) y el sueño sin MOR.

Durante el sueño MOR (REM), el cerebro está activo y ocurren los sueños. Los músculos están relajados para evitar que nos movamos mientras soñamos. Esta fase es menos frecuente en ambientes fríos, ya que el cuerpo no regula bien la temperatura en ese estado. Por su parte, el sueño sin MOR se subdivide en tres etapas:

Cada ciclo de sueño dura alrededor de 90 minutos y, en una noche normal, se completan entre cuatro y seis ciclos. Cuando estos ciclos no se cumplen correctamente, el descanso se ve afectado.

Dormir las horas necesarias no es suficiente para garantizar un buen descanso. Factores como la temperatura, el ruido y posibles trastornos del sueño pueden afectar la calidad del descanso. Comprender la importancia del sueño profundo y respetar los ciclos de descanso es clave para despertar realmente renovado.



Fuente Clarin.com

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