por qué dejó Egipto, cómo se adaptó a la Argentina y cuál es ahora su plan de vida

Solo dos semanas duró la estadía de Saif Alsayedd en la casa Gran Hermano (Telefe). El jugador sacudió la pantalla del reality al convertirse en el primer egipcio en cruzar las puertas de la casa más famosa del país, pero no le alcanzó para ganarse el corazón del público.

El joven de 20 años, cuyo nombre real es Saied Mohammed Alsayedd, entró al juego junto a otros siete nuevos participantes para sumarse al programa el pasado lunes 10 de febrero.

Sin embargo, pasó desapercibido entre todos y, en la gala de “doble eliminación” del domingo 23, quedó fuera de juego junto a Delfina de Lellis, al ser los menos votados de la placa positiva.

En diálogo con Clarín, Saif contó por qué cree que fue eliminado. “Tuve muy poco tiempo para mostrarme y la placa positiva me mató. Yo quería mostrar cómo soy y mi cultura. Quería contar más de mi país, de mi historia, y no quería hablar todo el tiempo, entonces hablaba muy poquito”, analizó.

Saif nació en El Cairo y se mudó a Buenos Aires hace cuatro años para acompañar a su padre diplomático que viajó para trabajar en la embajada de su país en la Argentina.

Sin hablar una palabra de español, se incorporó a una escuela argentina y al conversar con sus nuevos amigos en muy poco tiempo logró dialogar como si fuera un nativo más.

Al terminar el colegio, comenzó a estudiar odontología en la Universidad de Buenos Aires (UBA), hasta que le llegó la oportunidad de ingresar a Gran Hermano.

-¿Cómo fue el cambio de país, de idioma y de cultura?

-No me costó mucho adaptarme, fue fácil por la libertad que hay acá. El idioma al principio fue difícil, obviamente, pero yo sabía un poco de inglés y eso me ayudó mucho. En el colegio mis amigos siempre estuvieron. Y también me ayudó mi forma de ser. Yo soy una persona bastante sociable y hablaba mucho. Obviamente al principio me salía todo mal y la gente se reía de mí, pero yo seguía intentando. Lo tomé como un desafío, me tenía que salir bien. Yo vengo de una familia grande y tenía muchos amigos pero acá no conocía nadie, entonces no tenía miedo de salir, charlar y enfrentarlo. Yo no estudié, solo hablaba todos los días hasta que me sentí más suelto. Me siento más cómodo acá, hay más libertad, es más fácil hacerme amigos, juntarme con gente. Me acostumbré a estar acá.

-¿Planeás quedarte o volver con tus padres?

-Mis papás volvieron a Egipto en diciembre de 2023. Mi papá va a seguir viajando por otros lados y mi mamá lo va a acompañar. Yo acá vivo con mi hermano más grande que estudia odontología como yo. Y me quiero quedar acá.

-¿Qué te gustaría hacer ahora que estás afuera? ¿Seguís soñando con ser odontólogo o querés dedicarte a otra cosa?

-Ahora que ya pasó el cuatrimestre, quiero aprovechar a trabajar con Gran Hermano hasta que termine el programa. Pero tengo claro y es un trato con mi familia que tengo que seguir estudiando. Por ahora no, porque es una oportunidad única y la tengo que aprovechar. Y después veré si sigo estudiando y si es verdaderamente lo que me gusta, sino quizás haré alguna otra cosa. Me gusta el mundo del modelaje o la actuación. Me gustaría probar más cosas nuevas, cosas que nunca pensé que iba a hacer.

-Si volvieras a entrar, ¿qué harías distinto?

-Me gustaría mostrar más de mí, de mi país, de la cultura, de la gente. También mi forma de ser y mi juego, mi estrategia. Quería mostrar y participar más. Yo soy muy competitivo, quería ganar una prueba del líder y hacer una jugada. Pero en el poco tiempo no me pude mostrar. Tengo la esperanza de que pueda volver a la casa.

-¿Quién querés que gane y quién creés que va a ganar?

-Quiero que gane Lorenzo. Y creo que va a ganar Tato (Santiago), que va a llegar a la final con Chiara y Ulises.

En su presentación, Saif había contado que practica la religión musulmana y que, por ese motivo, hace cinco rezos al día, aunque había adelantado que en la casa podrían ser solo tres.

Sin embargo, cuando las cámaras lo enfocaron rezando por primera vez en el juego, las redes estallaron con algunos cuestionamientos.

Además, el joven también contó que, por su religión, no puede tomar alcohol, comer carne de cerdo o, incluso, tener sexo hasta después del matrimonio.

-¿Entendés los cuestionamientos que recibiste por este motivo?

-Respetamos a todas las religiones y a toda la gente, cada uno tiene el derecho de hacer lo que quiera. Nuestra religión tiene reglas, cosas que se pueden hacer y cosas que no, pero los demás pueden hacer lo que quieran. Y eso es lo que quería mostrale a la gente. Pero no piensen que somos machistas. Mucha gente piensa que los musulmanes matan. Quizás nos ofendemos con cosas, pero nada de eso.

-También se habló de que no se te permite tener sexo hasta el matrimonio, pero tus compañeras no creyeron que nunca lo hayas tenido. ¿Es verdad o fue una estrategia?

-Yo ya dije adentro de la casa que prefiero no hablar de mi vida privada. Es así, no se puede mantener relaciones sexuales antes y las dos familias tienen que saber que están saliendo y que se van a casar.