Se termina febrero y parece que ahora sí arranca oficialmente el 2025. Bueno, tenemos estos días de Carnaval como para darle un cierre al tema vacaciones. Por supuesto también están los que se las toman en marzo porque se quieren ahorrar unos mangos y evitar la temporada alta, o los que sostienen con firmeza que el que ríe último ríe mejor. Y también estamos los que todo el tema vacaciones nos quedó lejísimos y estamos en modo “arranquemos ya por favor”.

Reconozco que desde que tengo hijos en edad escolar, éste es uno de los momentos más esperados del año: El día en el que finalmente vuelven los niños a clase y una puede volver a tener una especie de orden, de rutina. Ese primer día en el que volvés del acto escolar de inicio de clases y te dan ganas de ir a celebrarlo al obelisco. Porque al menos que tengas la dicha de tener hijos que se copen con ir a una colonia de verano -cosa que nunca me pasó-, o seas experta en organizar el tiempo libre de tus hijos, o hayas criado una descendencia excepcional con una disciplina intachable que se levanta temprano, ejercita, se inventa juegos, ayuda con las tareas del hogar (¿existirá alguna criatura así?), llega un momento en el que los padres necesitamos DESESPERADAMENTE que nuestros hijos tengan algún motivo concreto para salir de sus camas.

Particularmente hasta enero la piloteo bien. Pero en febrero ya me empiezo a inquietar con tanto boludeo y necesito que tengan una rutina urgente. En parte para dejar de sentir esa culpa espantosa de que el pibito está sin ninguna actividad concreta desde hace 46 horas porque ningún padre tiene tres meses de vacaciones como para estar al pie del cañón con nuestros hijos durante tanto tiempo. Y acá una pregunta que me hago incluso desde mis épocas de colegio: ¿Por qué taaaaantas vacaciones para los chicos?

Tal vez en los ochenta tenía un poco más de sentido porque todo era lento, duraba muuuucho, todavía había gente que se tomaba unas señoras vacaciones, y no era tan descabellado. Pero en el 2025 ¿Hace falta? ¿Hasta cuándo vamos a seguir con esto de que los niños terminen las clases en diciembre y vuelvan recién ahora? ¿Quién fue la persona sin hijos que tomó esa medida? ¿por qué la seguimos sosteniendo? Y además ¿cómo podemos pretender que alguien que terminó de estudiar en diciembre, se acuerde algo de todo eso en marzo?. ¿Vos decís que es así y va a quedar para siempre así? ¿No se puede, por ejemplo, hacer toooodo enero vacaciones, arrancar en febrero, meter una semanita libre en mayo, vacaciones de invierno, y en octubre metemos otras dos semanitas?

¿Y el tema del horario no lo van a cambiar nunca? ¿Quién fue el de la idea brillante que pensó que hacía falta que un adolescente en pleno hormonazo se levante a las 6 de la mañana para ir al colegio? ¿Es muy descabellado esto que digo?

Y ya que me puse en modo queja dejame seguir con la catarsis. Porque otro tema que me inquieta a esta altura del año es la lista de útiles escolares: el desembolso millonario que hay que hacer para el armado de mochilas: cuadernos, cartucheras, carpetas, hojas que coincidan con la carpeta pedida. ¿Por qué me van cambiando de tamaño de la carpeta? La lista de libros ¡qué caro es el de inglés por favor!

También está el desafío de cada año de encontrar ese libro que siempre te ponen en la lista y está agotado. ¿Lo hacen a propósito?

Y después ponerle nombre a todo por si se pierde, aunque sabemos que no siempre resulta esa técnica porque igual se pierde y hay que estar reponiendo todo el tiempo la goma, el sacapuntas, la regla, la escuadra, el compás (¿es realmente necesario que sigan llevando compás?).

Tema bolígrafo: ¿por qué ahora se usan esos que tienen una tinta que dura cinco minutos? ¿No pueden llevar una birome cualquiera y listo?

Gutmann: "Otro tema que me inquieta es la lista de útiles escolares: el desembolso millonario que hay que hacer para el armado de mochilas".Gutmann: “Otro tema que me inquieta es la lista de útiles escolares: el desembolso millonario que hay que hacer para el armado de mochilas”.

Igual no me quiero quejar. Aunque no puedo parar, así que continúo: el tema de llenar formularios con certificados y todo eso todos los años, ¿de verdad es imprescindible? No se si está mal esto que digo y la comunidad educativa va a odiarme. Sepan comprenderme (y no debo ser la única): Admito que no me siento una persona psicológicamente preparada para ser la adulta responsable de un menor que tiene que cumplir con todos estos requisitos.

Y no me voy a meter con todo el temita de la vianda, tuppers y todo eso porque no quiero aburrirlos. Por suerte mis hijos están más grandes, los dos ya terminaron la primaria, y puedo blanqueárselos “dense cuenta amores la mamá que les tocó. Los amo, eso nunca lo duden, pero mamita es un quilombo y son demasiadas cosas para un ser tan desbolado como yo”.

Sea como sea, vuelve el cole, y más allá de mis quejas, siempre es una alegría que los chicos vuelvan a clase. Ojalá disfruten y aprendan. Porque son el futuro, y quizás ellos se avivan de que hay un sistema mejor para aprender y florecer, y logren mejorar este mundo que les dejamos los adultos. Al fin y al cabo, ese es el mayor propósito de una buena educación.



Fuente Clarin.com

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