Recorrer ciertos rincones de Instagram puede llevarte a creer que el Pilates no es solo un entrenamiento, sino también un estilo de vida, lleno de gimnasios minimalistas, calzas caras y lattes de matcha.
Gracias en parte a su atractivo estético, el pilates está de moda. En la plataforma de fitness ClassPass, por ejemplo, fue el tipo de clase más popular el año pasado. Se pueden encontrar clases en estudios especializados, clínicas de fisioterapia y grandes gimnasios, así como en plataformas de streaming como Pilatesology y Pilates Anytime.
Fue inventado por Joseph Pilates, un boxeador alemán, hace aproximadamente un siglo. Se centra en ejercicios diseñados para mejorar la fuerza central, la alineación de la columna vertebral, la estabilidad de las articulaciones y la movilidad.
Los movimientos también favorecen la respiración óptima para la función física y mental, explica Kira Lamb, profesora en Nueva York.
El pilates tradicional puede practicarse en una colchoneta o en un aparato. El reformer -una plataforma con un cama deslizante, correas ajustables y una barra para los pies- es uno de los más comunes.
Las clases pueden ser suaves o muy exigentes, dependiendo del instructor y de si se modifican o no los ejercicios. Además de los beneficios tangibles para la forma física, muchas personas se sienten atraídas por esta práctica por resultados más inefables, como una mayor conexión mente-cuerpo.
“La gente sabe que se siente mejor después de una clase de Pilates y no siempre tiene palabras para describirlo”, afirma Ivy Baron, profesora de Pilates en Austin (Texas).
Hay muchos tipos diferentes de clases que pueden calificarse de pilates. Más allá del tradicional, también hay clases de megaformer de alta intensidad que hacen temblar los músculos e inducen a transpirar. Aunque estas clases pueden llamarse pilates, normalmente se centran más en el entrenamiento cardiovascular y de resistencia.
Si sos nuevo en la práctica o querés profundizarla, aquí te mostramos cómo sacar el máximo provecho a tu sesión, según los instructores.
No es necesario hacer la versión más dura
Aunque esforzarse por hacer la versión más difícil de cada ejercicio puede ser beneficioso en algunos entrenamientos, en pilates, adaptar cada ejercicio a tu cuerpo y nivel de habilidad es la clave para una gran sesión.
“Cuando sos principiante, los ejercicios pueden parecer básicos o sutiles”, explica Lamb. Pero esta simplicidad te permite construir una base sólida para que puedas trabajar en la realización de ejercicios más duros sin tensión o incomodidad, añadió.
Si te encontrás “apretando” los glúteos, la mandíbula o conteniendo la respiración, son todos signos de que el ejercicio puede ser demasiado avanzado, dijo Julia Rosenthal, fisioterapeuta que dirige una clínica en la ciudad de Nueva York. “Debe suponer un desafío muscular, pero no deberías tener que apretar los dientes para mantenerte allí”, afirma.
El pilates es increíblemente adaptable, afirma Sofia Engelman, propietaria de Queer Body Pilates en Nueva York. “Muchas de las cosas que trabajamos en una clase deberían ser diferentes en cada cuerpo”, dijo.

Engelman recomienda dos formas sencillas de ajustar muchos ejercicios: en primer lugar, se puede ajustar la amplitud de movimiento para cambiar la dificultad. Por ejemplo, hacer un círculo pequeño con la pierna es menos agotador que hacer un círculo grande.
En segundo lugar, probá flexionar las rodillas para aligerar la carga durante los ejercicios que impliquen levantar, bajar o mover las piernas.
Sé creativo con los accesorios
No todos los profesores de Pilates mat incorporan accesorios en sus clases, pero eso no significa que no puedas beneficiarte de ellos. Herramientas como almohadones y bloques de yoga pueden ayudar a los participantes de todos los tipos de cuerpo a reducir la tensión innecesaria y obtener los beneficios previstos de un ejercicio, dijo Baron.
Cuando te acostás boca arriba sin apoyo, dependiendo de tu físico, las curvas naturales de tu cuerpo pueden hacer que tu cabeza se incline ligeramente hacia atrás, provocando tensión en el cuello y en la parte media de la espalda.
“Pero si empezás con una almohada debajo de la cabeza, podés hacer esos ejercicios desafiantes porque no estás luchando contra la gravedad”, explica Baron. Esa almohada permite que la columna parta de una posición más neutra y relajada.
Según Baron, una toalla también puede ser una opción versátil. Sus alumnos suelen colocar una debajo de la cabeza o de las caderas, o la pasan por detrás de los muslos para ayudarse en ejercicios como la media vuelta hacia abajo.
Un buen instructor de pilates debe ofrecer modificaciones y apoyos para que los ejercicios sean eficaces para todos los participantes, añadió. Si el tuyo no lo hace, puede que valga la pena buscar otra clase. “Puede que tengas que buscar hasta que encuentres a tu instructor”, dice.
Considerá invertir en clases individuales
Las clases individuales ocasionales pueden ser una buena inversión si tu rutina habitual consiste en asistir a clases en grupo o por video, sobre todo si sos nuevo en el uso de un aparato.
Unas cuantas clases particulares pueden ayudarte a sentirte cómodo con el aparato y a conocer de antemano las posibles modificaciones para tu cuerpo, explica Lamb.
Un instructor también puede darte información individualizada y realizar ajustes prácticos para asegurarse de que estás conectando con los músculos adecuados en cada ejercicio, ya que no siempre es fácil darse cuenta por uno mismo, explica Rosenthal.
Una clase particular puede ser cara. Pero ese costo puede valer la pena, dice Connie Clark, de 70 años. Clark se inscribió en una clase de pilates en grupo en Charlottesville (Virginia) con una amiga hace dos años. Desde entonces, añadió clases individuales privadas regulares con el instructor, lo que le permitió trabajar el dolor de cuello y hombros con más atención individualizada y estímulo. “Me siento mucho más en sintonía con mi cuerpo”, afirma.
Una base para otras actividades
Pilates no va a marcar todas las casillas de tu forma física. La mayoría de las clases no implican mucho entrenamiento cardiovascular o el levantamiento de pesas, que ayuda a mantener la densidad ósea y la masa muscular, pero puede ayudar a que las actividades que proporcionan esos beneficios sean más cómodas. “Todo el mundo necesita entrenar la fuerza, y pilates puede ser un gran complemento a eso”, dijo Rosenthal.
Baron pregunta a los nuevos alumnos qué tipo de ejercicios les gusta hacer -o les gustaría hacer si se sintieran más capaces- y el abanico de respuestas es amplio: golf, equitación, natación, correr y mucho más.
“Nadie viene y dice: ‘¿Sabés cuál quiero que sea mi hobby? Pilates'”, afirma Baron. “Es un vehículo para hacer las otras cosas que te gustan con más fuerza y conexión, y menos tensión y dolor”.
© Anna Maltby. The New York Times
Traducción: Patricia Sar
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