No hay manera de minimizar el bajón industrial del 2023-24, ni el que durante años lo precedió: los perjudicados lo saben de punta a punta y el propio INDEC, el instituto de estadísticas oficial, lo ha puesto clarito en cifras. En el corto plazo, desde mayo del 23, el sector acumula 19 meses barranca abajo, 6 de ellos con rojos que superaron el 10% y 2 con 20,1% y 20,7% negativos.
Para mayor abundancia, esos números que canta el estimador mensual del INDEC se replican en el índice de producción industrial: dice 18 meses consecutivos bajo cero desde junio del 23 y dibuja, en continuado, un PBI fabril flaco cuyo antecedente más cercano es de hace 8 años. A elección del consumidor: 8 años de estancamiento industrial o de retroceso industrial u 8 años viendo pasar el tren.
Aún así, en el mar de datos existe un par que en algún sentido salvan la ropa oficial y que, en el mismo sentido, sirven para probar que la industria todavía respira. Anotan repuntes del 6,7% y el 8,4% en diciembre de 2024, que entusiasman a los generalmente entusiastas voceros del mileismo.
Detrás del ventarrón quedan los costos digamos directos, crudos y duros de estos años. Uno señala que entre noviembre 2024 y noviembre 2025 en la industria se perdieron 25.200 puestos de trabajo registrados, en blanco y con salarios de paritarias. La cifra trepa a 87.000, si la referencia es 2015 y salta a impresionantes 98.060 empleos contra octubre de 2013, el pico de la serie.
Inevitablemente números otra vez, el panorama de bajas laborales de noviembre 24 a noviembre 25 anota 7.500 en la metalmecánica; 8.500 en textiles y confecciones y 2.900 en el sector automotor. Esto es, malo o menos malo. Y notable, en medio del desbarajuste, que en alimentos y bebidas se crearan alrededor de 5.700 empleos.
Ahí mismo en vivo y en directo tenemos un registro bien visible, libre de relatos, de cómo anda la actividad industrial, generalmente asociada a la economía productiva y al progreso de las naciones. Según empresarios del sector, al interior de ese cuadro y de la pérdida de competitividad de la industria pesan la presión impositiva, los déficits de la infraestructura, cierta competencia desigual con los bienes importados y, finalmente, la carga de los costos.
Habría que agregar a la lista el impacto de un factor que cae directamente en el campo empresario y los especialistas definen como “actualización e inversión tecnológicas insuficientes”. Visto a través de sus consecuencias, equivaldría a “caída de la productividad a niveles de hace unos cuantos años”.
En cualquier caso, la industria es todavía la actividad de mayor peso en la economía, con alrededor del 19% del valor agregado, contra el 13% del comercio mayorista y minorista y algo más del 3% de la construcción. Todo eso junto en caída, así no se trate de grandes caídas, explica que en 2024 el PBI hubiese retrocedido un 1,8%.
Nada que se diga estimulante, por otra parte. Con el 1,8% de 2024 la economía suma 7 años en baja de los últimos 17 y, medida en precios constantes, vuelve a los niveles del 2011. Si se prefiere, sigue clavada de hecho en el lugar en que estaba hace 13 años o baja 8% por habitante desde 2011.
Justamente el 2011 es considerado por la mayor parte de los especialistas como el año en que la economía argentina se atascó y, por eso, desde entonces el grueso de los indicadores se compara con los de 2011. Por ejemplo, que desde 2011 no se crea más empleo o se planchó la inversión.
Lo cierto, finalmente, es que si uno se guía por las estadísticas del PBI tenemos lo más parecido a una economía que va de tumbo en tumbo. Durante 2024 todos los registros del INDEC dieron negativos, aunque en magnitudes bastante diferentes: 5,2% en el primer trimestre, 1,7% en el segundo y 2,1% en el tercero.
Nada hay allí que alimente, seriamente, la idea de que “la recuperación sigue siendo sostenida”, pero existen quienes baten el parche del crecimiento y la estabilización. Y quienes, en plan freezer, recomiendan guiarse por el derrape del consumo, o sea, por el bajón del 11% acumulado por las ventas en supermercados en el mismo 2024 o el menos 15% de los autoservicios mayoristas.
Consejo cripto: “Hagan juego, señores”.