Desmejorado y “con el corazón tocado”, tal como él mismo admitió, el presidente español Pedro Sánchez intentó este sábado inyectar optimismo entre su tropa del PSOE, el partido mayoritario que él lidera en la coalición de gobierno y que quedó malherido por el escándalo de corrupción que lo tiene al borde del abismo.
El encarcelamiento del ex secretario de organización socialista, Santos Cerdán, por su participación en el cobro de coimas a cambio de adjudicar contratos de obras públicas es una estocada en el pecho del PSOE, atravesado ya por las acusaciones de corrupción contra el ex ministro de Transportes, José Luis Abalos, y su ex chofer y asesor, Koldo García.
Ambos están imputados pero en libertad con medidas cautelares por su presunta participación en la trama corrupta. El juez del Tribunal Supremo que los investiga les retiró el pasaporte y los obliga a presentarse, cada quince días, en una sede judicial.
Cerdán, por su parte, está acusado de integrar una organización criminal, de cohecho y de tráfico de influencias. El lunes cumplirá su primera semana en el penal de Soto del Real, en las afueras de Madrid.

Ante semejante crisis, Sánchez convocó para este sábado un comité federal en la sede nacional del PSOE, en Madrid, donde renovó cargos y anunció medidas contra la corrupción, una curita para frenar la hemorragia política que desangra al Partido Socialista y deja completamente anémico al gobierno de España.
“Vosotros y vosotras me elegisteis como capitán de este barco. Y el capitán no se desentiende cuando viene mala mar, se queda a capear el temporal, a salvar el mundo y a ganar”, dijo Sánchez ante más de 300 miembros del partido.
“Quiero pediros perdón -subrayó-. Lo quiero hacer una vez más a vosotros porque me equivoqué al depositar la confianza en personas que no la merecían, pero con la misma convicción no vamos a fallar a la hora de abordar la regeneración”.
“La traición sufrida es grande y es dolorosa desde el punto de vista político y personal. Al fin y al cabo fui yo quien confié en ellos y quien no supe descubrir qué había detrás”, admitió.
“Pero su sombra no puede hacernos olvidar lo mucho que hemos logrado -destacó el presidente-. Hace siete años llegamos al gobierno con una hoja de ruta para reconstruir el país y, en casi todos los ámbitos, hemos cosechado resultados formidables”.
Sánchez anunció trece medidas para combatir actos de corrupción dentro del PSOE. De ahora en adelante, el partido se atribuye, además, la potestad de controlar el patrimonio de sus altos cargos en forma random y sin previo aviso.

La pesadilla continúa
El secretario general del PSOE, sin embargo, no tiene paz. Este sábado temprano, antes de que los principales cuadros del Partido Socialista ingresaran en la sede de la calle Ferraz de Madrid, un periódico online, eldiario.es, publicó que el flamante secretario de organización adjunto que Pedro Sánchez había elegido como parte de su estrategia de renovación del partido, Paco Salazar, había sido acusado por varias mujeres que trabajaron con él en el Palacio de la Moncloa por “comportamientos inadecuados” y “comentarios obscenos”.
De inmediato, Salazar dejó su cargo en el PSOE y en La Moncloa, donde integraba la secretaría de Coordinación Institucional de la Presidencia del gobierno. No acudió a la reunión del comité federal del partido.
Un día antes de la reunión del comité federal del PSOE, el presidente Sánchez convocó a unas 70 dirigentes del partido para reafirmar el feminismo que su gobierno pregona.
Ante ellas admitió estar pasándolo mal y haber perdido “varios kilos”. Y compartió con ellas una idea: “Si pensara que yéndome solucionaría los problemas, lo haría, pero los empeoraría”, dijo el presidente para disipar especulaciones sobre una posible renuncia o un adelanto electoral.

Este sábado, frente al comité federal de su partido, volvió a repudiar la actitud de los socialistas expulsados del PSOE por su actitud hacia las mujeres. En uno de los audios que la Guardia Civil sumó a su investigación, el ex ministro de Transportes Abalos y su asesor Koldo planeaban intercambiarse señoritas durante una velada que estaban organizando.
“Para los y las socialistas, ser feminista no es un acto de postureo, que se satisfaga acudiendo a las manifestaciones del 8M (8 de marzo, día internacional de la mujer) o poniéndose el lazo violeta en la solapa. Para los y las socialistas, el feminismo es una forma de ser, un compromiso real que exige vivir como se piensa -dijo Sánchez-.Y si pensamos que el cuerpo de una mujer no está en venta, en nuestro partido no puede haber cabida para cualquier comportamiento contrario a ello”.
El líder del PSOE anunció sanciones para aquellos miembros del partido que consuman sexo pago. “Firme compromiso con el abolicionismo de la prostitución y la expulsión inmediata de aquellos militantes que pagan por la sexualidad”, sentenció Sánchez.
Y exhortó, además, a que las mujeres no se callen y denuncien: “Nos hemos dotado de un código ético, hemos creado una oficina de cumplimiento normativo. Cuando haya potenciales casos de acoso, les pido a las compañeras que usen estos canales, que las vamos a proteger”, agregó.
Enfrentamientos cerca y dentro del PSOE
Sumar, el partido a la izquierda del PSOE que cogobierna España con el socialismo, pidió a Sánchez “medidas contundentes” para garantizar su permanencia en la coalición.
“Esto no va de un comité federal, esto es un problema de país”, dijo la vicepresidenta, ministra de Trabajo y líder de Sumar, Yolanda Díaz.
El presidente regional de Castilla-La Mancha, Emiliano García Page, es una de las voces con cargo político en funciones del Partido Socialista que reclama a gritos la renuncia de Pedro Sánchez.
Este sábado, cuando llegó a la sede del PSOE en Madrid, algunos simpatizantes socialistas que estaban en la puerta le gritaron: “¡Traidor!”.
Dentro de la reunión del comité federal, García Page no aplaudió ninguna de las intervenciones de Sánchez y, cuando le llegó el turno para hablar, pidió que el presidente del gobierno y líder del PSOE se someta a una cuestión de confianza. Se trata de un recurso parlamentario que sólo puede decidir el jefe de gobierno y consiste en poner su cargo a disposición de los diputados para someterse a una votación sobre su continuidad. Sánchez, por ahora, no está dispuesto a arriesgarse tanto.