A algunos les llamará la atención el título de la nota; pero tiene una explicación sencilla. En primer lugar, podría justificarse no apoyar cerrar este trato con el Fondo si implicara un aumento del endeudamiento del gobierno. Sin embargo, está lejos de ser así.
La mayor parte de los fondos llegarán en la medida que haya vencimientos de deuda con el organismo internacional y serán para pagar solamente el capital; ya que los intereses se abonarán con recursos genuinos. Cabe recordar que los ingresos del Gobierno son levemente mayores al total de gastos, incluidos los pagos dichos intereses. Por lo tanto, no habrá aumento de los pasivos del Estado Nacional.
Alguno dirá que es mejor pedirle plata a otro acreedor y cancelar el pasivo con el Fondo; pero eso sería un absurdo y no solamente porque saldrá más caro. El tener garantizado que al FMI se le pagará con plata del Fondo hace que los inversores estén más dispuestos a prestarle a Argentina; lo cual ya es un beneficio para sus habitantes. Además, si el Gobierno tuviera que tomar recursos en el mercado de crédito doméstico o en el exterior para hacer frente a esos vencimientos estaría restándole financiamiento al sector privado.
Hay que tener en cuenta que el crédito disponible para el país es uno sólo; así que, cuanto menos tome el gobierno, más habrá para que crezca la economía. Esto significa más empleo, mejores salarios y mayor cantidad de bienes y servicios disponibles; por lo que habrá más bienestar económico para todos. A esta altura debe quedar claro que es absurdo oponerse a recibir estos recursos del Fondo y efectivamente lo es. Responde a la lucha por el poder y/o la necedad ideológica.
Los restantes fondos que nos mandará el organismo internacional serán usados por el gobierno para rescatar deuda propia que tiene el Banco Central (BCRA). Esto es relevante porque durante décadas este último fue saqueado para financiar los excesos de gastos de las gestiones de turno. Le colocaron títulos y letras del Tesoro para sacarle sus reservas y recibir la emisión de pesos, que luego se transformaría en la altísima inflación que padecimos los argentinos.
Por ello, el presidente Milei recibió un BCRA absolutamente quebrado e incapaz de darnos una moneda estable y confiable. El primer paso para lograr bajar la suba de precios fue dejar de emitir para financiar al Estado; lo cual le dio un creciente manejo del valor de la moneda a BCRA y así logró disminuir la inflación más rápido de lo que todos esperaban.
Los bancos centrales que pueden darle un dígito anual de suba de precios al consumidor a su gente son los que emiten apenas más de lo que la gente demanda y, por ende, su moneda pierde poco valor. Para eso, deben tener un mínimo de solvencia, que es lo que le falta a su par argentino.
Si bien el Gobierno hizo un gran trabajo sacándole de encima la deuda que había tomado para financiar los excesos de gasto del Tesoro, todavía falta un poco por hacer. El BCRA aún no cuenta con divisas propias y usa ajenas; aunque muchas menos que el desastre heredado. Al rescatar deuda del Tesoro con los recursos frescos del FMI, la autoridad monetaria pasará a tener divisas propias para poder defender el valor de su moneda, como hacen los bancos centrales de los países normales.
Además, el Gobierno no aumentaría su endeudamiento e, incluso, podría bajarlo. Parte de los títulos que tiene la autoridad monetaria cotizan a menos de lo que están contabilizados por el Estado, así que podría comprarlos barato. Algunos argumentan que lo que está mal es el cambio de acreedor, que es mejor que el Tesoro le deba al BCRA y no el Fondo.
Esos son los políticos y economistas que siempre vieron al Banco Central como un instrumento para estafar a los argentinos con inflación y financiar los excesos de gasto de sus desastrosas gestiones. Por supuesto, pretenden seguir haciéndolo si vuelven al poder. Por lo tanto, sería una locura votarlos si lo que queremos es vivir un país normal con un BCRA, mínimamente solvente, que nos dé un dígito de inflación anual.
Pues, ya saben que con el acuerdo no habrá aumento del endeudamiento del Gobierno, que habrá más crédito disponible para financiar al sector privado y que permitirá tener un BCRA solvente para terminar con la inflación. Los requisitos que pondrá el FMI serán seguir con el actual cambio de rumbo económico y salir del cepo durante este año, cosa que ya aseguró el gobierno que hará.
Mi consejo a mis conciudadanos es que evalúen qué actitud toman en esta discusión quienes se propondrán a legisladores o sus partidos y no voten a los que creen que es mejor seguir el pasado camino de decadencia, que nos llevó de crisis en crisis.
Aldo Abram es economista y director de la Fundación “Libertad y Progreso”.