No bastó con desmantelar todas las áreas de protección contra la violencia de género y la promoción de la igualdad, el Gobierno va por todo: busca terminar con la figura del femicidio, la identidad de género y los cupos. El presidente hace anuncios a los gritos citando datos falsos y desconociendo que se trata de derechos plasmados en leyes que deben cumplirse.
¿Hay que repetir todo de nuevo? Sólo en enero hubo 28 víctimas de violencia machista en el país. Los femicidios no son homicidios comunes, son crímenes de odio. A las mujeres las matan sus parejas, sus ex, los padres de sus hijos, en sus propias casas. No pasa lo mismo a la inversa. A los varones los matan otros varones, en la calle. El concepto de femicidio es político, y la figura existe en muchos países del mundo.
Las leyes de cupo intentan nivelar las desigualdades a las que estuvieron sometidas las mujeres y las minorías en general a lo largo de la historia. Javier Milei lo sabe. Y arremete adrede porque su proclamada agenda “antiwoke” es deliberadamente antiderechos.
La pelea contra el avance de los movimientos feministas no es ingenua: el planteo de igualdad se contrapone a sus intereses. Necesita una sociedad sumisa y vientres que aseguren la natalidad a cualquier precio, por eso se opone al aborto incluso si se trata de niñas violadas, por eso va contra las identidades trans. Milei quiere familias tradicionales, aunque él no la ejerza.
La libertad que tanto pregonan los libertarios se limita al mercado y no se parece en nada a la verdadera libertad, que tiene que ver con poder elegir y tomar decisiones autónomas. El Gobierno prohíbe lo que no le conviene y no disimula contradicciones porque no tiene ética ni moral.
En Davos el presidente relacionó a la homosexualidad con la pedofilia. Miente descaradamente. Como miente su Ministro de Justicia Mariano Cúneo Libarona, que aseguraba que el género era “una prioridad del Gobierno” hasta que lo retaron y ahora sigue el libreto libertario al pie de la letra.
El Poder Ejecutivo parece estar alineado con parte del Poder Judicial en esta suerte de cruzada medieval. ¿Y el Legislativo? ¿Dónde están los legisladores de los otros partidos? ¿Por qué no trabajan denodadamente para frenar la andanada de medidas antiderechos?