Lo menos que puede decirse es que estaba pasando un mal momento. No pegaba una desde su animalada contra los gays en Davos y le había caído como un rayo el cryptogate y su desfile de buscas con acceso VIP a la Rosada. Raro que alguno pasara un Veraz. Pero ahí estaban, al mando de inversiones financieras incomprensibles. Pasó lo que tenía que pasar: dejaron un tendal y un pagadiós de decenas de millones de dólares.

Milei armó una entrevista para bajarle el precio al escándalo pero lo que se recordará de ese reportaje será la intervención de su asesor estrella para indicarle al periodista que podía publicar y, de hecho, que no podía publicar. Defendemos la libertad de prensa siempre que nos favorezca.

Es el nuevo kirchnerismo de derecha. Pero con las crypto estamos como cuando llegamos de España: sin saber si se montó una estafa o fue una jugada inocente y desdichada para ganar dinero y repartirlo, en parte, entre emprendedores. En el mejor de los casos, Milei y su hermana Karina, que quedó golpeada, pisaron el palito. Y Novelli y Terrones Godoy, los dos actores principales, lejos del gobierno.

Después vino el comienzo de sesiones del Congreso y otra oportunidad perdida. La plaza vacía y el recinto semivacío y un desaire del presidente a la Corte y otro a la vice Villarroel, como si fuera lo más normal del mundo. Milei ganando amigos: siempre puede agredir más de lo que se piensa. Hay que tenerle confianza. Resultado a la vista: tampoco se recordará esa noche por lo que Milei dijo sino por lo que su asesor estrella hizo. Lleno de odio, apretó al diputado Manes, que lo había sacado de quicio. Gracias a Caputo, Manes tuvo su minuto de fama. El que se calienta pierde, decía Menem. Tenía razón.

Escándalo con las cryptos, que puede traerle problemas serios en la justicia, más arrebatos y peleas innecesarias y autoritarismo a destajo. Es difícil entender lo que le pasa a Milei y probablemente inútil. Pero está claro que no lo votaron para eso. Con las subas de algunos precios y la decisión de meter por la ventana a Lijo y García-Mansilla en la Corte, armó un combo que explica por qué tiene la peor imagen desde que asumió. Lo recogen todas las encuestas, aunque canten cifras distintas. La caída es entre 6 y 10 puntos. Es la foto de hoy: los próximos meses dirán si marca una tendencia.

Comentario exprés: se sabe que Milei no usa freno de mano. Frenar para él significa rendirse o ir para atrás. Le pasa con la Corte. Se ha demostrado que con tres jueces funciona. Y es la Corte que le puso límite al kirchnerismo y a la que Cristina intentó echar. ¿Alguien puede explicar por qué se metió o se dejó meter por Lorenzetti en este baile por el que paga un costo absurdo? El 40% de los cargos de fiscales y el 30% de los jueces está vacante y Milei, desenfocado, no ha mandado un solo pliego.

Volvamos a lo central. Dios aprieta pero no ahorca: con récord de errores no forzados, llegaron para tirarle una soga a Milei una marcha de jubilados sin jubilados del partido Obrero y otra violenta de hinchas de fútbol sin hinchas de fútbol, a menos que llamemos así a barras y matones financiados por la política, sobre todo por el peronismo, que después de las crypto huele sangre.

Provocaron a la Policía para que la Policía reprimiera y pudieran después denunciar la represión policial. De manual. Batalla campal con piedras, fuegos y destrozos. Milei, agradecido. La mancha es el bombazo de gas lacrimógeno que recibió el fotógrafo y militante Pablo Grillo. Le pegó en la cabeza y lo dejó en estado crítico. Bullrich consideró normal el disparo. Los videos prueban otra cosa: no salió hacia arriba, como indica el protocolo, sino horizontal hacia Grillo.

Hubo otros protagonistas insólitos. Uno, Mario Firmenich, que salta en todos los centros. En un video llamó a sumarse a la marcha barrabrava no como ex jefe montonero sino como hincha de Racing. No debiera sorprendernos: es el Firmenich que denunció que el establishment mundial buscaba reducir la población del planeta y que acusó a los copitos de Sabag Montiel de promover la guerra civil. Hace 50 años metía miedo. Hoy el indultado Firmenich mete bronca, y si no fuera por sus crímenes, provocaría lástima.

Por si hacía falta algo más, apareció la jueza de garantías porteña Karina Andrade, que liberó a casi todos los presos echándole la culpa a la Policía porque no le había informado qué delitos habían cometido cada uno. Una excusa: en dos horas era imposible que la policía pudiera terminar el sumario de más de 114 detenidos en la calle. Y la ley le da 24 horas de plazo.

Tampoco pidió a Reincidencia los antecedentes para saber el historial de los detenidos. Hizo todo mal. Lo peor: se justificó hablando del derecho a protestar que tiene protección constitucional. Debe haber tomado clases de derecho con Cristina: la protesta nunca protege la comisión de delitos. Andrade llegó a jueza de mano de la camporista Siley, que maneja el bloque K de la Magistratura y fue una de las impulsoras del juicio a la Corte. Siley ahora propone para Casación Federal a la jueza ultracristinista López Iñíguez, de quien Andrade fue secretaria. Todo tiene que ver con todo.

Detrás hay otra historia que permite entender por qué estos jueces. Es de los dos socios que se reparten desde hace años la justicia porteña. Como Silva y Acosta, los albañiles del club Lanús, tiran paredes todo el tiempo. Uno: Olmos, que apadrinó a Andrade. Fue Alberto Fernández y hoy es Cristina. El otro, Angelici, que es radical y del Pro. Mejor no hablemos sobre sus jueces. Ambos manejan la Magistratura, donde se dice que el día que vayan a trabajar todos los contratados, explota.

La última: un ex de Angelici, el ex radical de Pompeya y diputado libertario Zago, que no es Lisandro de la Torre claramente, le dio sin querer a Martín Menem la oportunidad para levantar la sesión en Diputados este miércoles. Se levantó enfurecido para trompear a otro diputado, Menem vio que se caía el quórum y gritó no va más, como en la ruleta. Con el Gordo Dan y los tuiteros no alcanza para gobernar. Mucha gente sigue queriendo que les vaya bien, pero tiene, tenemos, mucha menos fe en que así les pueda ir bien.



Fuente Clarin.com

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