“Nosotros hemos acompañado la media sanción de Ficha Limpia. Creemos que la política argentina hoy necesita más transparencia, las instituciones debemos responder a la confianza de la gente con herramientas claras y eficaces. Creemos que Ficha Limpia tiene que salir. Es algo que la sociedad demanda. La gente quiere representantes íntegros, comprometidos con la ética y con la responsabilidad pública”.
A juzgar por los resultados, la gente se va a quedar con las ganas. Al menos en lo que respecta a la senadora misionera Sonia Rojas Decut, quien un mes antes de impedir con su voto la sanción de Ficha Limpia en el Senado, defendía así el proyecto en una radio de Posadas.
Tampoco le tembló el pulso a su par Carlos Arce, cuyo voto negativo también fue crucial para que no se aprobara la ley que hubiera impedido a Cristina Kirchner, Guillermo Moreno y otros, aspirar a cargos públicos por delitos contra la administración pública con condenas confirmadas en segunda instancia. También él había declarado votar a favor. Pero, se sabe, una orden del ex gobernador peronista de Misiones Carlos Rovira, a partir de un pedido del presidente Javier Milei, según dijo, los hizo cambiar el voto, y abortar así el proyecto.
“Milei está negociando políticamente, por eso ya no habla de casta política sino de casta periodística”, dijo ayer en Clarín Rosendo Fraga, director del Centro de Estudios para la Nueva Mayoría.
El Presidente busca polarizar las elecciones manteniendo a Cristina Kirchner como contendiente, y evita darle a Silvia Lospennato, -diputada del PRO, impulsora de Ficha Limpia y primera candidata de su partido en las elecciones porteñas del domingo que viene-, una victoria, al aprobar el proyecto que le sirva así de impulso en la campaña.
El declamado interés general, el bien público, la lucha contra la corrupción y la transparencia, bien gracias. Apenas gestos para la “gilada”, es decir, la sociedad, los “ñoños republicanos”, como suele, incomprensiblemente, degradar Milei. Se trata de intereses personales y cálculo electoral de la peor especie. Casta en estado puro y a la enésima potencia.
A decir verdad, no es esta la primera vez que parece desdeñar la corrupción como problema, ni el primer comportamiento de casta del “León” en el gobierno . Los intentos por nombrar por decreto a dos jueces en la Corte Suprema más allá de los cuestionamientos, los funcionarios actuales que participaron de gestiones que él mismo consideró casta, como Daniel Scioli o Patricia Bullrich, que acaba de afiliarse a LLA, su sexto partido y a quien en plena campaña llamó “montonera tirabombas en jardines de infantes”; el despido de Osvaldo Giordano a poco de asumir en ANSeS cuando acababa de destapar el escándalo de los seguros que reveló Clarín, sólo porque su mujer diputada osó votar en contra de algunos incisos de la Ley Bases; los viajes al exterior para recibir premios menores y a medida; la nutrida comitiva al Vaticano para los funerales de Francisco, el Papa al que llamó comunista, y “representante del Maligno en la Tierra” poco antes de ganar las elecciones; los más de 15 asesores de Bartolomé Abdala, presidente provisional del Senado, que en su mayoría, como él mismo confesó, trabajan en San Luis donde quiere ser gobernador: el escándalo de la criptomoneda $Libra, con muchos puntos oscuros aún por aclarar…
Según la última edición de Latinobarómetro, en 2024, en la región, el 42% cree que la democracia puede funcionar sin partidos políticos y el 39% considera que la democracia puede funcionar sin Congreso, índices más que preocupantes. Argentina, por ahora, exhibe un porcentaje bastante más bajo, aunque para tener en cuenta, del 27% en el primer caso y del 17%.en el segundo. Esto fue el año pasado, antes de Ficha Limpia. Nunca es conveniente tirar de ciertas cuerdas.
Parafraseando a Shakespeare, algo huele mal. Y no es precisamente en Dinamarca.