El potasio es un mineral esencial para el funcionamiento del organismo, pero cuando sus niveles se elevan por encima de lo normal —una condición conocida como hiperpotasemia— puede convertirse en un riesgo grave para la salud, en especial para quienes padecen enfermedades cardiovasculares o insuficiencia renal.

“El potasio cumple funciones clave como mantener la frecuencia cardíaca estable, permitir la contracción de los músculos y facilitar la transmisión de los impulsos nerviosos”, explica el Dr. Nicolás Manito, cardiólogo especializado en enfermedades crónicas. Alteraciones en estos procesos pueden provocar desde arritmias hasta bloqueos en la conducción eléctrica del corazón e incluso un paro cardíaco.

Aunque la prevalencia aumenta con la edad y con enfermedades como la insuficiencia renal, muchos cuadros se disparan por la combinación de dietas ricas en potasio y fármacos habituales (IECAs, ARA II o diuréticos ahorradores de potasio).

Los valores diarios que se recomienda son de 3.400 mg/día para varones y 2.600 mg/día para mujeres mayores de 19 años la ingesta adecuada; superar esas cifras de forma sostenida eleva el riesgo de hiperpotasemia.

Médico advierte: el exceso de potasio puede aumentar el riesgo cardíaco en adultos mayores. Foto Shutterstock.Médico advierte: el exceso de potasio puede aumentar el riesgo cardíaco en adultos mayores. Foto Shutterstock.

A nivel global, la OMS sugiere no exceder los 3.510 mg diarios y, más importante aún, mantener una relación sodio/potasio equilibrada para proteger el corazón.

El sitio MedlinePlus enumera como posibles complicaciones que pueden generarse con el exceso de potasio:

  • El corazón de repente deja de latir (paro cardíaco)
  • Insuficiencia renal
  • Debilidad

El exceso de potasio e insuficiencia renal en adultos mayores

En condiciones normales, los riñones regulan el nivel de potasio en el cuerpo, eliminando el excedente a través de la orina. Sin embargo, cuando existe una enfermedad renal crónica, esta capacidad se ve comprometida y el potasio puede acumularse en la sangre.

“La insuficiencia renal es una de las causas más frecuentes de hiperpotasemia. Sabemos que existe una relación directa entre el daño renal y el riesgo cardiovascular”, advierte el Dr. Manito. Según el especialista, los pacientes con enfermedades cardíacas —especialmente los diabéticos— presentan con mayor frecuencia disfunción renal crónica, lo que agrava el cuadro y eleva el riesgo de acumulación de potasio.

Los cuadros de hiperpotasemia se multiplican en mayores de 65 años con enfermedad renal crónica: un estudio internacional mostró un 50 % más de eventos cardiovasculares en este grupo cuando el potasio sérico sube por encima de 5 mEq/L.

Además, investigaciones recientes señalaron que los adultos mayores con hiperpotasemia requieren intervenciones rápidas para evitar deterioro hemodinámico y mortalidad prematura.

El uso de medicamentos y fármacos

La segunda causa más habitual de hiperpotasemia es el uso de ciertos fármacos indicados para tratar enfermedades cardíacas. En algunos casos, esta condición impide a los pacientes recibir las dosis terapéuticas necesarias para controlar su enfermedad.

“Un ejemplo claro es la insuficiencia cardíaca, donde el uso de medicamentos como los inhibidores del sistema renina-angiotensina-aldosterona (iSRAA) —clave en el tratamiento— puede elevar el potasio en sangre. Esto obliga a reducir la dosis o incluso a suspenderlos”, detalla el cardiólogo.

A esto se suma que la propia insuficiencia cardíaca puede reducir el flujo sanguíneo hacia los riñones, provocando un círculo vicioso: menos riego renal, peor filtración, más potasio en sangre y mayor riesgo cardiovascular.

Cuánto potasio deben consumir los adultos mayores

La recomendación diaria para la mayoría de los mayores sanos oscila entre 2.600 mg y 3.400 mg, según edad y sexo, para sostener la función muscular y el control de la tensión arterial.

La OMS advierte que, más que alcanzar un número exacto, es clave mantener la ingesta por debajo de 3.510 mg y, sobre todo, equilibrar la balanza con el sodio, ya que la combinación alta en potasio y baja en sal favorece la salud cardíaca.

Quienes toman IECAs, ARA II, espironolactona o presentan enfermedad renal deben realizar controles sanguíneos frecuentes y, si fuera necesario, ajustar la dieta con un profesional.

Cuánto potasio deben consumir los adultos mayores. Foto Shutterstock.Cuánto potasio deben consumir los adultos mayores. Foto Shutterstock.

Varios estudios demuestran que subir el potasio a través de alimentos frescos reduce más eficazmente la presión arterial que limitar el sodio en soledad, pero insiste en evitar excesos en personas con riñones comprometidos.

Los beneficios del potasio en adultos mayores

Al consumirse en la cantidad justa, el potasio ayuda a bajar la presión arterial sistólica entre 4 y 5 mm Hg, efecto comparable al de ciertos antihipertensivos de primera línea.

Las revisiones de cohortes muestran que cada 1 000 mg extra diarios disminuye un 11% el riesgo de ACV, con el menor riesgo situado alrededor de los 3 500 mg/día; hallazgos replicados por la JACC, que añade una posible reducción de cardiopatía coronari.

En materia ósea, dietas ricas en potasio con mayor densidad mineral y menor riesgo de fracturas en mujeres posmenopáusicas y hombres mayores. También es esencial para la contracción muscular y la transmisión nerviosa, previniendo calambres y manteniendo la movilidad en la tercera edad.

Fuentes alimentarias ricas en potasio y su aporte aproximado:

  • Batata al horno (1 mediana, con piel): 450 mg de potasio. Excelente guarnición energética con fibra que ayuda a regular la glucemia.
  • Espinaca cocida (½ taza): 420 mg de potasio. Aporta además hierro y vitamina K, clave para la salud ósea.
  • Banana (1 mediana): 425 mg de potasio. Práctica para reponer electrolitos tras el ejercicio y prevenir calambres.
  • Tomate fresco (1 mediano): 290 mg de potasio. Suma licopeno antioxidante que protege el corazón.
  • Yogur natural descremado (1 taza): 600 mg de potasio. Combina proteínas y probióticos que favorecen la microbiota intestinal.



Fuente Clarin.com

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *