El Presidente insinuó en su discurso de este 2 de abril en la Plaza San Martín, un derecho a la “autodeterminación de los isleños” -tesis desestimada por la diplomacia argentina desde siempre– y leyó un discurso dedicado a reiterar su desprecio por la “casta” política a la que responsabiliza de todos los fracasos históricos en relación a la reivindicación soberana malvinense.

Perdió una oportunidad inmejorable -dado lo sensible de la fecha- para hacer una invocación a la “unidad nacional” y a la “integración regional”.

Durante los últimos 16 meses, desde una insignificante minoría parlamentaria y una total ausencia de presencia provincial y municipal, el Presidente pudo, palanqueado en su 56% de votos, obtener muy importantes piezas de legislación, gracias al apoyo que obtuvo del PRO, sectores importantes del la UCR y la CC, así como del Peronismo no kirchnerista y la mayoría de los gobernadores.

A seis meses de la renovación parcial de las Cámaras de Diputados y Senadores, no se ve, hasta el momento, un acuerdo de frente electoral propuesto por LLA, y esta era la mejor circunstancia para destacar la necesidad de esa unidad, para fortalecer institucionalmente al gobierno apuntando a la normalización presupuestaria y la conformación de una Corte Suprema de amplia base legislativa (imprescindible por el 66% constitucionalmente requerido).

En un mundo azotado por las nubes de guerras comerciales y nacionalismos proteccionistas, qué mejor momento para, como presidente pro-tempore del Mercosur, invocar la necesidad de estrechar filas con nuestros vecinos, perfeccionando el Mercado Común tan vapuleado por secundarias cuestiones ideológicas.

Hubiera sido la primera vez en que hubiera hecho una referencia a esta cuestión geopolítica central para todos los países de la región. Finalmente, estamos en el Atlántico Sur, la asociación con Chile nos da una proyección hacia el Pacifico Sur y, el Tratado Antártico -del cual Argentina es la Secretaria Permanente- nos transforma en una voz fundamental en temas climáticos planetarios (a eso, le debemos sumar las cuencas andina, amazónica y Patagónica).

Nuestra casa común, el Cono Sur de América, ocupa, entre tierra y mares, más de 20 millones de kms cuadrados (Rusia tiene 18 millones), contamos con 300 millones de habitantes y somos la 5ta economía mundial, si trabajáramos en común.

El siempre soñado camino para ser una “potencia” está directamente ligado a nuestra capacidad de integrarnos , entre nosotros hacia adentro y con nuestros socios regionales, entendiendo que juntos somos más y mejores. Y que, solo siendo más y mejores, tendremos la capacidad y la significación para negociar exitosamente nuestros derechos soberanos.

*Diego Guelar es ex embajador en Estados Unidos, la Unión Europea, Brasil y China.



Fuente Clarin.com

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