Rara se convirtió la política mundial, y la geopolítica, desde la vuelta de Donald Trump al poder en los Estados Unidos. Raros ya venían siendo algunos líderes elegidos en el mundo, de la mano de los algoritmos que capturan la ira y el enojo de la gente. También en la Argentina.
En rigor, se les dice “tierras raras”, pero son 17 elementos químicos de la tabla periódica, que son vitales para la producción de las tecnologías más avanzadas (entre ellas los chips para Inteligencia Artificial), para la transición energética e incluso para la fabricación de armas.
Le dicen “tierras raras” no tanto porque sean minerales raros o escasos, sino porque son difíciles de encontrar en una forma pura en la corteza terrestre. Entre ellos están el Escandio (Sc), el Itrio (Y), el Cerio (Ce), el Praseodimio (Pr), el Neodimio (Nd), o el Europio (Eu), entre otros.
En plena guerra tecnológica entre EE.UU. y China por el futuro de la IA -que impactará en todas las áreas de la vida social, bélica y productiva- quienes dispongan de más y mejores yacimientos de tierras raras tendrán una ventaja competitiva casi decisiva.
China hoy controla cerca del 70% de la producción de tierras raras del mundo, y le sigue EE.UU. con solo el 12%, de acuerdo con los relevamientos más serios. Se estima que en Canadá y Groenlandia también hay muchos yacimientos de tierras raras, lo que ayuda a explicar el interés de Donald Trump por esos países.
En la Argentina hay tierras raras, pero no se sabe con precisión cuánto hay y dónde están, y su explotación por ahora es muy limitada. Sin embargo, todo indica que la disputa tecnológica entre EE.UU. y China impulsará su atractivo y su precio en los próximos años.
Como con el litio -que ya es una realidad-, la Argentina tiene una oportunidad también con estos recursos naturales. Pero el desafío es cómo aprovecharlos de manera estratégica para el desarrollo del país. ¿Cómo incentivar su costosa exploración sin descuidar a la industria local? ¿Es acaso el esquema del RIGI -que da beneficios a las grandes inversiones, pero pone en riesgo el empleo y la producción nacional y el medio ambiente- la mejor opción?
Quizás sea el momento de abrir un debate serio y bien informado sobre este tema, antes de que decisiones apresuradas -y raras- comprometan el futuro del país y su gente.