Los Pumas tuvieron un déjà vu. Por varias razones, el equipo que dirige Felipe Contepomi no logró sostener el nivel que le permitió ser protagonista en el último Rugby Championship y que empalmó con la resonante victoria ante los British & Irish Lions el mes pasado. Inglaterra, en La Plata, le paró el carro con orden y disciplina, todo lo que el seleccionado local perdió, principalmente en el segundo tiempo.
Déjà vu porque el rival fue Inglaterra y se repitieron -con el drop inicial de George Ford como punta de lanza- muchas de las situaciones que explicaron la derrota inicial en el debut del Mundial de Francia 2023 y también esta última en el primer partido de la ventana de julio. Con el correr de los minutos, después de un arranque que parecía favorable para Los Pumas, el equipo se fue desdibujando. Si hay que destacar la disciplina del primer tiempo, lapso en el que cedió solamente un penal, es imposible disimular las sucesivas inconductas que le facilitaron las cosas a sus rivales en la segunda mitad.
Le salió bien a Steve Borthwick, el entrenador inglés, el planteo de aguantar en los 40 minutos iniciales ante la adversidad de las amarillas -en un momento tuvo solamente 13 jugadores en cancha- y controlarlo todo en el segundo con una jerarquía enorme. Y lo de quitarse presión y señalar a Los Pumas como candidatos. Empezó a jugar el partido antes de que el árbitro australiano Angus Gardner permitiera el kick off.
Inglaterra supo jugar con el libreto de la eficacia y la paciencia. Así volvió a exponer a Argentina en el uno contra uno, independientemente de que el partido haya tenido dos mitades con distintas dinámicas. En el peor momento de La Rosa, Ford fue capaz de sacar ventaja de la nada. O mejor dicho, de su especialidad: un drop quirúrgico. Esa patada y una defensa inglesa impenetrable bastaron para explicar el 3-0 que no reflejó en nada la intensidad que intentó sostener el equipo argentino en la primera parte. O sí. Porque como en aquel primer partido del Mundial se había quedado vacío a centímetros del ingoal inglés.
La doble amarilla de Alex Cole y Seb Atkinson le dio a Los Pumas una chance clara de torcer la historia, pero fueron incapaces de aprovechar semejante ventaja. Faltó precisión y tal vez algo de frialdad para traducir la superioridad numérica en puntos. De todas formas y pese al contexto, lo que restaban eran 40 minutos y esa mínima diferencia en el marcador, no parecía un problema mayor.
Sobre todo si se tiene en cuenta la capacidad que mostró el equipo de Contepomi para dar vuelta marcadores adversos. Pero en el complemento, Inglaterra salió a mostrar otra cara de entrada. En apenas diez minutos marcó tres tries que sepultaron cualquier ilusión. Dos de Tom Roebuck más otro de Freddie Steward, que entró solo por el medio. Todo al compás de errores argentinos que terminaron de configurar un partido imposible de imaginar de ese modo durante el descanso en el estadio UNO.
Inglaterra no sorprendió: hizo todo lo que se sabe que es capaz de hacer. empezó a jugar con simpleza, emplear su clásico juego directo y ganó el contacto para sacar pelotas rápidas por afuera. Casi todo lo que el propio Contepomi había enumerado como una amenaza en su última conferencia de prensa.
Aunque erráticos, Los Pumas no bajaron los brazos. Apoyaron dos veces, se mostraron vivos, pero no alcanzó. Inglaterra no estaba dispuesta a dejar que el equipo argentino recuperara su memoria. Pablo Matera, en su test 110, llegó al try tras una jugada bien armada y Pedro Rubiolo culminó una secuencia colectiva que fue, quizás, lo mejor del equipo en la tarde. El envión trajo consigo una catarata de penales como los de Justo Piccardo o Rodrigo Isgró que le dieron a Ford la posibilidad de seguir demostrando lo bueno que es con los pies.
El partido se acabó cuando Cadan Murley coronó otra embestida super coordinada para sellar el 35-12 final y dejar una diferencia que no tiene atenuantes: refleja de manera bastante fiel lo que sucedió en la cancha. Los Pumas, en ese déjà vu, se volvieron a perder sin encontrar soluciones para enmendar un plan inicial que no funcionó. La derrota obliga a una semana de trabajo en la que, si la performance del equipo sucediera en un tablero, deberán empezar algunos casilleros más atrás de donde habían llegado a este test match.
Hay un lema: la euforia por la victoria o la desazón de la derrota duran apenas 24 horas y en siete días habrá revancha en San Juan. Hay talento, hay compromiso y nombres propios para jugar más parecido al modo 2024 que se replicó ante los Lions en Dublín.
🇦🇷🏉 En su partido número 110 con la camiseta de #LosPumas, Pablo Matera apoyó su try número 13 con la camiseta albiceleste.#PUMASxESPN pic.twitter.com/uDFpt5DRum
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Buenos pases en el contacto y velocidad en ataque de #LosPumas, para que Pedro Rubiolo le ponga su firma a una buena conquista del equipo argentino.
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