En las últimas horas, diferentes medios estadounidenses dieron a conocer el informe de un particular caso de perros asesinos que el año pasado conmovió a la ciudad de Ashton, Idaho.
En octubre, dos perros pitbull atacaron a una abuela de 73 años hasta la muerte mientras su esposo con demencia lo veía todo desde su silla de ruedas.
Lo increíble es que los perros, identificados como Echo y Apollo, habían consumido cocaína en las semanas previas al ataque. Ambos fueron abatidos por agentes de la policía cuando estos intentaban rescatar a la mujer.
La familia de Joann Echelbarger demandó por negligencia y no actuar ante las señales de alerta a los dueños de los perros, a la asociación de condominios donde vivía su madre y al guardián de perros del condado.
La cocaína que consumieron los pitbull era de su dueño, Adam Withers, quien junto con su madre, Susan, fueron condenados por homicidio involuntario. Tras el ataque, Withers se burló de la administración del condominio afirmando que “los humanos son el problema”.
Joann estaba “trabajando en un jardín tranquilamente” cuando Echo y Apollo la atacaron hasta matarla. Ashton, su esposo, lo presenció desde su silla de ruedas, incapaz de ayudarla.
Earlene Romine, la hija de Joann, dijo a ABC 6 que su mamá “no se merecía esto” y que “fue torturada y sufrió”.
Los perros fueron abatidos ya que no respondían a los llamados de la policía. Los Withers tenían prohibido tenerlos allí y habían desoído una orden de sacarlos.
La demanda por muerte por negligencia busca daños compensatorios que excedan los 25,000 dólares junto con daños punitivos.
“Estamos buscando justicia”, dijo Rex Elliot, abogado de la familia, añadiendo que las autoridades locales “tenían la responsabilidad de sacar… a esos perros de allí”.