La mesa limpia, el espacio ordenado, los lápices alineados, los colores listos. Frente a ella una hoja en blanco y una foto de un integrante familiar para muchos, un animal para otros. En cada trazo Romina Ballesteros busca capturar la esencia en la mirada de esa mascota. Radicada en Maquinista Savio en el partido de Escobar, se dedica profesionalmente al retrato hiperrealista de mascotas.
Su primer acercamiento al arte fue a los siete años, cuando comenzó un taller de dibujo, aunque lo abandonó por las exigencias escolares. Tras terminar el colegio en 2017, retomó la pintura, pero nuevamente tuvo que dejarla al empezar a trabajar. “Más que nada fue en la pandemia cuando empecé a preguntarme qué me gustaba y qué podía hacer. Fue ese momento el que me ayudó a descubrirlo’, cuenta.

Desde la cuarentena por el coronavirus empezó a tener más encargos mientras trabajaba en una librería en el Maschwitz Mall, un shopping en el partido. Ballesteros cuenta: “Por suerte en la librería la prioridad de mi jefa fue que estudiemos y tenía horarios super cómodos para poder estudiar y hacer retratos”. Sin embargo, hace un año decidió dedicarse por completo al arte, lo que no sólo impulsó su crecimiento en redes, sino que también le abrió nuevos caminos.
Su camino por el hiperrealismo comenzó como un deseo que fue puliendo con la ayuda de los tutoriales disponibles en YouTube. “Me preguntaba, ‘¿Cómo es que estas personas dibujan así? Yo quiero dibujar así. Yo quiero llegar al realismo’. No en mascotas, sino en general. Practicaba haciendo objetos, ojos, bocas, todo por separado” recuerda. Con el tiempo, siguió perfeccionándose hasta graduarse en 2024 del Profesorado en Artes Visuales con orientación en pintura de la Escuela de arte Ricardo Carpani. “En realidad la aprendí con práctica, o sea, no es que hay una receta ni nada en particular, sino que vas eligiendo materiales, probando, viendo qué es lo que más te sirve y practicando mucho”.
El emprendimiento de Romina Ballesteros empezó con encargos de vecinos del barrio, que le pedían que retrataran personas, personajes de series o paisajes. Sin embargo, según la artista, ninguno de esos trabajos la dejaban completamente satisfecha debido a su autoexigencia. Fue cuando empezó a retratar mascotas que encontró su comodidad. “Empecé con personas, pero nunca me terminaba de gustar. En cambio con las mascotas sin importar cual me pidieran, yo estaba encantada de hacerla y también me gustaba el resultado”.

El verdadero desafío para Ballesteros no es replicar una imagen, sino capturar la esencia única de cada mascota. No se trata, cuenta, de dibujar a un perro genérico tomado de internet, sino reflejar aquello que lo hace especial para su dueño.
“Para mí también son todos distintos. Un montón de veces me tocó retratar perros de la misma raza, mayormente los golden, y tienen algo en la mirada que hace que sean distintos, son cosas pequeñas, pero que cambian completamente la cara del perro, como por ejemplo el tamaño de los ojos. Son detalles que yo los respeto sí o sí cuanto más fiel sos a la foto, mejor y más parecido te queda el original.” explica Ballesteros, “Yo miro varias fotos y de todas las que tengo, saco una conclusión del color u otros detalles para que quede lo más real posible”.
Hoy, Romina Ballesteros se dedica por completo al retrato hiperrealista de mascotas, combinando técnica y precisión para capturar cada detalle. Con un camino construido a base de práctica y perseverancia, su trabajo sigue creciendo, consolidándose en el mundo del arte.