Duplicó las visitas, actualizó las exposiciones para atraer nuevos públicos y consolidó como una capilla sixtina argenta al templo que custodia el sable corvo de San Martín. Sin embargo, esta semana echaron de su cargo al director del Museo Histórico Nacional, el historiador Gabriel Di Meglio.

Investigador del CONICET, profesor de la UBA y la UNSAM, Di Meglio asumió al frente del museo más antiguo de nuestro país después de haber dirigido el del Cabildo. Los visitantes del edificio de Parque Lezama pasaron de 70 mil por año (2015, cuando el sable regresó al museo) a 170 mil en 2023, luego de que implementara muestras temporarias con temáticas que involucraban el rock nacional o el fútbol argentino, sin dejar de renovar el guión historiográfico con muestras sobre la Revolución de Mayo, la Independencia, la época del federalismo de las provincias y los pintores de la historia.

“El presupuesto estatal que manejamos fue cero”, aclara Di Meglio. En los últimos dos años sólo contó con una caja chica de un millon 200 mil pesos, por única vez, que se fueron en pintura, refacciones y unas pocas urgencias. “No me dieron motivos del cambio, a nivel legal no hay nada que objetar”, explica sobre el volantazo de timón a manos de María Inés Rodríguez Aguilar, actual directora nacional de museos.

Aunque la decisión de la secretaría de Cultura del gobierno de Javier Milei generó repudio en el universo de los divulgadores y docentes dedicados a la historia argentina.

El historiador Gabriel Di Meglio. Foto Ariel Grinberg.El historiador Gabriel Di Meglio. Foto Ariel Grinberg.

El sable de San Martín

José Francisco de San Martín y Matorras, el Libertador, el Padre de la Patria, es acaso la única figura aclamada por (casi) unanimidad en el reino de las grietas. Uno de los mayores tesoros de nuestras guerras de la Independencia es el sable corvo de acero de damasco que conserva el Museo Histórico Nacional.

Esa brillante hoja afilada que causa emoción en los visitantes podría haber sido, sospecha Di Meglio por conjeturas y rumores, un disparador para su separación. “Hubo un pedido desde el Ministerio de Defensa, querían que el presidente Milei lo llevara al Regimiento de Granaderos. Yo opiné en una entrevista que el dueño legítimo del sable por donación es el Museo, que sacárselo significaría matarlo”, explica el autor de libros como 1816, biografías de Manuel Dorrego y exhaustivas investigaciones del rosismo y la plebe urbana de Buenos Aires.

Pero la puja por el sable sanmartiniano es una novela que involucra hasta a los primeros grupos revolucionarios del peronismo y a la hija de Juan Manuel de Rosas.

San Martín compró el sable en Londres. “Era de acero de damasco. Lo usó en las campañas libertadoras de Chile y Perú”, cuenta Di Meglio. En las visitas guiadas al museo, incluso, explicaban que no hay pruebas de que lo hubiera usado en combates, aunque sí lo portó a lo largo de su periplo a través de los Andes.

El Museo Histórico Nacional está en la calle Defensa, en Parque Lezama.El Museo Histórico Nacional está en la calle Defensa, en Parque Lezama.

En pruebas científicas le descubrieron rastros de sangre, pero bien podrían haber sido previas al día en que San Martín lo adquirió en Gran Bretaña.

“Cuando se va al exilio, el sable queda en Mendoza y se lo hace mandar a Europa. Cuando estaba en Francia, antes de morir, decide legarlo a Juan Manuel de Rosas, que estaba atravesando conflictos con Francia e Inglaterra, antes de Obligado”, cuenta Di Meglio.

Tras su muerte, en 1850, le mandaron el sable al Restaurador. Derrotado en la batalla de Caseros (1852), al exiliarse decide llevárselo a Inglaterra y lo hereda a su hija Manuela y su yerno. “Ellos lo donaron al museo, que abrió en 1897. De hecho guardamos su carta de puño y letra”, agrega Di Meglio.

El sable estuvo en Defensa al 1600 hasta la década del ‘60. Entonces, los primeros grupos revolucionarios justicialistas lo robaron con la idea de dárselo a Juan Domingo Perón, exiliado en Madrid tras las dictaduras iniciadas con los bombardeos a la Plaza de Mayo de 1955.

“Lo robaron dos veces, y la segunda vez que lo recuperó el Ejército, la dictadura de Onganía decide que vaya al Regimiento de Granaderos para garantizar su seguridad”, explica el investigador.

San Martín le dejó su sable a Rosas. La hija, Manuela, lo donó al Museo Histórico Nacional. Foto: Andres D'EliaSan Martín le dejó su sable a Rosas. La hija, Manuela, lo donó al Museo Histórico Nacional. Foto: Andres D’Elia

Allí estuvo desde 1967 hasta 2015. “Lo vio poca gente, estaba en un espacio no preparado para visitas, si bien existe un pequeño museo en Granaderos que ahora estarían proyectando ampliar”, agrega Di Meglio. En 2015 el sable volvió al museo, donde lo habían donado sus herederos legítimos.

Desde entonces se convirtió en el centro de todas las miradas, recibe a cientos de niños que disfrazados de granaderos lo quieren ver de cerca y permanece rodeado en una suerte de templo similar a la Capilla Sixtina del Vaticano, junto a armas y espadas de oficiales que combatieron junto a San Martín. “Está custodiado por granaderos, que incluso viven y duermen en el museo”, cuenta su ahora ex director.

Todo el que visitó el pabellón de trajes históricos que anteceden las luces doradas y el brillo místico del sable corvo sabe de qué se trata. El museo también alberga, intactos, los muebles del Libertador que recrean su habitación y otras tantas piezas originales que le pertenecieron.

El último baile: visita guiada, el sábado 12

Desde la Asociación Argentina de Investigadores en Historia hasta el Instituto Ravignani, y universidades de trayectoria como la UNSAM y la UNGS repudiaron el despido de Di Meglio.

Su caso se suma a la disolución de entidades como el Instituto Nacional Belgraniano, y ponen en jaque la preservación de la historia de la Nación Argentina.

El sábado 12 de julio habrá una visita guiada conducida por Gabriel Di Meglio.El sábado 12 de julio habrá una visita guiada conducida por Gabriel Di Meglio.

“Me entristece que quede pendiente terminar la muestra completa llamada Tiempo de Nación. Yo quería que al finalizar este año la gente pudiera caminar toda la planta baja y recorrer de 1810 a 1855. Y después sumar los períodos prehispánico y colonial”, dice.

Di Meglio encabezará una última visita guiada en el cargo por los pasillos del museo que llenó de familias, jóvenes, curiosos y fanáticos de nuestra patria. Será el sábado 12 de julio a las 17, con entrada libre y gratuita.

Después, volverá a enfocarse en su rol de investigador en el Conicet, la docencia y la producción de libros. Garantizar la preservación de nuestra historia, toca destacar, no depende sólo de los que más trabajan por ella.



Fuente Clarin.com

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