Las películas carcelarias, las que transcurren prácticamente enteras entre las paredes de una prisión suelen ser claustrofóbicas. No es el caso de Las vidas de Sing Sing, que tuvo tres nominaciones para el Oscar entregado hace unas semanas, y dos de ellas mucho tienen que ver con ello: fueron al mejor actor protagónico (Colman Domingo) y el guion adaptado.
En la cárcel del título, ubicada al norte de la ciudad de Nueva York, existe un programa llamado Rehabilitación a través de las artes, y si el filme es en parte una ficción, muchos de quienes aparecen en él conocen el programa de primera mano, porque o lo están cursando o participaron en él.
“Estamos aquí para volver a ser humanos” es una suerte de enunciado que recorre la película de Greg Kwedar, que se centra en algunos de los delincuentes que se anotaron no solamente por lo que está encomillado, sino porque no hay mucho que se pueda hacer allí, aparte de ejercitar las piernas y vender o consumir drogas.
La película está ambientada en 2005 -cercano a la fecha de la publicación del artículo The Sing Sing Follies en Esquire, escrito por John H. Richardson-. Y sigue los avatares de quienes voluntariamente se anotaron en el programa, más que nada, tras la realización de una obra bastante ambiciosa y sumamente original.
¿Por qué? Porque se basa en personajes que fueron aportando, o sugiriendo, cada uno de los miembros de la compañía teatral. Así está Hamlet, pero también hay gladiadores, egipcios, algunos piratas y hasta el mismísimo Freddy Krueger.
Por supuesto que más importante que el montaje de la obra en sí están las relaciones y las personalidades de los convictos, más que el seguimiento del proceso creativo. Las falencias del sistema carcelario son mostradas con agudeza. No faltará quien entienda que, en un proceso por conseguir su libertad condicional, un integrante del grupo de teatro no esté “actuando” en vez de hablando con su más pura sinceridad.
Como el líder del grupo, el que se encarga de escribir la obra, está Colman Domingo (también candidato el año pasado, en el mismo rubro por Rustin) a quien el guion le da los mejores momentos para que se exprese y nos convenza de lo que le pasa a John G Divine Whitfield.
¿Importa por qué está preso? ¿Ocurre lo mismo con el resto de los presidiarios?
Divine no puede menos que acercarse a Divine Eye (Clarence “Divine Eye” Maclin, preso de verdad) cuando lo observa en una transacción de droga. Divine Eye lo pondrá más de una vez en un apuro, y es en las escenas que mantienen juntos donde la tensión se vuelve más y más creíble.
Como el director del programa se luce Paul Raci (¿lo recuerdan de El sonido del metal, por la que fue nominado al Oscar al mejor actor de reparto?), en un filme que tiene una estructura que por momentos parece en sí misma teatral, pero que a partir del montaje y la iluminación está contada como una película emocionante.
¿Que pudo estar entre las 10 nominadas este año? No hubiera desentonado para nada.
Drama. Estados Unidos, 2023. Título original: “Sing Sing”. 106’, SAM 13. De: Greg Kwedar. Con: Colman Domingo, Clarence Maclin, Paul Raci, Sean San José. Salas: Cinemark Palermo, Hoyts Abasto y Unicenter, Cinépolis Recoleta y Pilar, Showcase Norcenter, Haedo y Belgrano.