Las tradiciones de los casamientos permanecen a lo largo de los tiempos. Difícil imaginar una boda donde los novios no bailen el vals, en general el Danubio azul, donde no haya un brindis o fotografías de la pareja con todos los invitados.
La pista de baile, el DJ, los efectos especiales, como nieve o humo, la barra de tragos, la música en vivo, la enorme torta… La lista de agregados a una fiesta de casamiento parece interminable.
Hay dos momentos durante los cuales la novia es la gran protagonista. Uno de ellos ocurre cuando arroja su ramo de flores hacia atrás para que las reciba alguna de sus amigas. El otro: cuando los invitados varones le quitan las ligas.
Como en todo ritual, y una boda lo es, el orden puede cambiar el resultado y, por eso, conviene conocerlo para que la suerte acompañe al flamante matrimonio.
En las bodas persisten muchas tradiciones. La principal es que la novia debe estar vestida de blanco, un color asociado a un estatus económico y social alto y también a la castidad y pureza. La primera mujer en imponerlo fue la reina Victoria de Inglaterra en el siglo XIX.
La novia también debe usar algo nuevo, porque produce esperanza en un futuro óptimo; algo viejo, que simboliza la conexión con su pasado y representa la continuidad de su matrimonio (en general, es una joya de la familia).
Además, deberá llevar algo prestado, ya que la felicidad se puede atraer usando un accesorio de una amiga que sea muy feliz. Esto simboliza la amistad y el deseo de obtener la fortuna por préstamo (puede ser una joya o un pañuelo). Y algo azul, porque representa la fidelidad de los contrayentes (puede ser la liga).
Evitar el martes 13, por la frase “no te cases ni te embarques” es una tradición asociada con un antiguo refrán: “día de Venus, día de Marte, no hay que casarse ni partir de viaje”. Una advertencia tiene que ver con que Marte es el dios de la guerra. La novia tampoco deberá llevar perlas, porque forma de lágrima traerá tristezas.
La lluvia de arroz representa el concepto de la semilla, y de que algo puede florecer. En este caso, se refiere a la posibilidad de tener descendencia.
Aunque, en general, y si el casamiento es al aire libre, los novios no quieren que ese día llueva. Sin embargo, muchos creen que la lluvia augura un casamiento feliz y buena suerte para el futuro. Mientras que colgar latas en el auto que llevar a los novios, y hacer ruido con ellos, sirve para espantar a los malos espíritus.
En cuanto al ramo, hace muchos, en la Antigua Grecia, las novias llevaban hierbas aromáticas, consideradas símbolo de fertilidad. Pero las hierbas fueron reemplazadas por las flores, al parecer, ya durante la Edad Media, con el mismo significado.
En un momento de la fiesta, la novia debe arrojarlo, hacia atrás, al grupo de amigas que siguen solteras. La primera que lo agarre conseguirá pareja, según la tradición.
El asunto de la liga proviene de la Francia del siglo XIV, donde llevarla estaba asociado a las ideas de pureza y virginidad. El color de la liga era el azul y había un juego en torno a ella: quién se le quitara tendría buena suerte en futuras nupcias.
La tradición de la liga se convirtió en un juego durante el cual el novio y los solteros pasaban una liga por las piernas de la novia hacia las piernas de una familiar o amiga soltera. Para evitar incomodidades, la misma novia puede entregar la liga o realizar el ritual solo entre amigas. En algunos países, se arroja la liga y el primer soltero que la agarre seguramente conseguirá pareja pronto.
Los expertos dicen que primero se tira el ramo y luego se hace el juego de la liga.