Con 326 millones de dólares, el rojo comercial bilateral con Brasil de enero fue el más elevado desde 2018, incluso a pesar de la reversión parcial de la depreciación del real en la segunda mitad de ese mes. Fue el sexto período consecutivo con déficit comercial y se explicó gracias al salto importador de 57,9% interanual.
Desde la consultora Abeceb esperan que el déficit bilateral se amplifique hasta los 4.000 millones a lo largo del año. Y observan un factor de peso en la apreciación cambiaria argentina que, “con la baja del crawling peg (devaluación administrada) a 1%, probablemente se acentúe algo más”.
También el IERAL de la Fundación Mediterránea señaló que es necesario remontarse al período 1999-2001 (posterior a la devaluación de Brasil de aquellos años), poco antes de la crisis de la convertibilidad, para encontrar una relación similar entre tipos de cambio en la comparación con el principal socio comercial de Argentina.
En ese contexto, incluso la denominada “economía del conocimiento” también acusa recibo de un incremento de dólares de sus costos, ya que se trata de una actividad donde el principal insumo es el trabajo calificado y sus correspondientes salarios. Con un dólar oficial estable, los salarios de una actividad que compite con la demanda del exterior perdió buena parte de la ventaja de competitividad que mantuvieron durante años.
“Es cierto que la Argentina se volvió más cara. En nuestro caso, aumentamos los salarios más de un 100% en dólares en el último año, para atraer y retener al talento”, confirmó Ricky Cassini, cofundador de la startup Michroma. La biotecnológica, aún en etapa de investigación y desarrollo de colorantes naturales, ya suma rondas de inversión por 7.400.000 dólares.
“Nuestros costos en dólares aumentaron y los ingresos, pesificados al momento del cobro, no se pudieron ajustar por una variable de inflación local. El resultado fue un impacto negativo en la rentabilidad”, agregó Franco Rodríguez Viau, fundador de Satellites on Fire. En esta empresa proyectan un escenario de facturación de hasta 700.000 dólares para 2025, gracias al sistema basado en software de alerta temprana y monitoreo de incendios forestales que ya utilizan clientes como Pomera, PCR, Genneia y Forestal Argentina. Pero Rodríguez Viau señala que, “al tratarse de un servicio, no tenemos tanto margen para recortar, ya que el 80% de los costos corresponde a sueldos”.
“El atraso en el tipo de cambio lleva a una inevitable reducción del margen, a pesar de que estimamos las propuestas económicas para proyectos de desarrollo de software, que pueden llevar más de diez meses, a un valor de dólar oficial al momento de su confirmación”, ratificó por su parte Matías Cuervo, socio cofundador del estudio digital 18 Dev, que cuenta con clientes como Claro, Stellantis o el Grupo FV, y prevé facturar este año $400 millones.
“Si bien el incremento de los salarios fue sustancial en dólares, los costos de insumos y servicios se abarataron”, matizó Juan Ozino Caligaris, socio cofundador de Nubity, una proveedora de servicios en la nube para firmas de la talla de Bimbo, Nissan, Amazon o Ualá, por lo que facturó US$6,6 millones el año pasado, el 75% en México.
“Como tenemos distribuida nuestra nómina en distintos países, el impacto no fue tan alto. Pero anteriormente priorizábamos la incorporación de nuevos colaboradores en la Argentina por un tema de costo laboral, y en la actualidad es al revés: el reclutamiento aquí es solo en aquellos casos en los que la operación o el perfil lo requieran”, aclaró.
Período crítico
En la mayoría de las tecnológicas no hay dudas respecto de la pérdida de competitividad internacional y la reducción de los márgenes de rentabilidad que genera el atraso cambiario.
“Para ponerlo en números concretos, en enero de 2024 el costo en dólares en la Argentina era entre un 40 y 50% más bajo que en México o en los Estados Unidos, lo que nos daba una ventaja competitiva. Al no haber corrección del tipo de cambio, esa brecha se achicó drásticamente en el último año, haciendo que la contratación en la Argentina deje de ser tan atractiva frente a otros países”, dijo en ese sentido Eugenio Harraca, fundador de la plataforma Sensify, que ofrece mediante un formato SaaS (software como servicio) la gestión de activos refrigerados para marcas de bebidas y alimentos.

Sensify cuenta entre sus clientes a Cervecería y Maltería Quilmes, Nestlé Waters, Arcor y Coca-Cola, y prevé ventas por 1,5 millones de pesos este año. Tiene abierta una ronda de inversión.
“El desajuste cambiario erosionó nuestros márgenes en un 25% durante el último año, porque nuestros ingresos en dólares se convierten a un tipo de cambio artificialmente bajo. Al mismo tiempo, los costos aumentaron más de un 50% en dólares, ya que proveedores y talento ajustaron sus precios en base al tipo de cambio real o paralelo”, agregó.
Para Harraca, “el atraso también afecta nuestra capacidad de reinversión y financiamiento. Provoca restricciones para adquirir servicios internacionales clave, ya que los pagos de software y computación en la nube en dólares están sujetos a trabas burocráticas y costos adicionales, lo que limita la operación. Finalmente, genera dificultades para contratar o retener talento”, analiza.
Desde su perspectiva, para que estos efectos se reviertan, “el dólar debería reflejar como mínimo el equilibrio real de mercado. Con ese tipo de cambio, se mejorarían los márgenes de rentabilidad de las exportaciones de tecnología y se incentivaría la llegada de inversiones extranjeras”.
En ese escenario, desde Sensify decidieron acelerar su expansión internacional. “Estamos creciendo en México, Brasil y España, con el objetivo de que el 80% de nuestra facturación provenga del exterior en los próximos dos años. Nuestro foco es depender cada vez menos del contexto y consolidarnos como una empresa global”, completó.
Trabajo foráneo
El exdirector de Estadísticas Económicas del INDEC, Víctor Beker, publicó hace poco que el tipo de cambio real se encuentra un 25% por debajo del verificado en diciembre de 2015, cuando el Banco Central entonces presidido por Federico Sturzenegger levantó el anterior cepo cambiario. El reflejo de esta realidad en la economía del conocimiento se advierte cuando las compañías empiezan a priorizar el incremento de sus equipos en el extranjero.
“La mayor parte de nuestros empleados está basada en la Argentina y la mayoría de nuestros socios de negocio también, por lo que la inflación medida en dólares tuvo su impacto en un incremento de costos que no fue acompañado de igual manera por los precios, sobre todo en el caso de los clientes del exterior”, observó Gonzalo López Suriano, director ejecutivo de Finance & Ventures de la proveedora de servicios tecnológicos Ingenia. La firma tiene entre sus clientes a Chubb, ScotiaBank Uruguay, Falabella, Medifé, Banco Galicia y Allianz, y prevé facturar 15.000.000 de dólares en 2025.

“Casi todos los costos locales se incrementaron entre 50 y 100%, medidos en dólares, si comparamos enero de 2024 con el mismo mes de 2025. Incluso, si bien la provisión de software de algún modo se normalizó con la estabilización del tipo de cambio y la vuelta a un esquema un poco más razonable de pagos al exterior, seguimos pagando costos enormes por insumos de hardware, en comparación con colegas de otros países”, especificó.
López Soriano detalló que los números de Ingenia están acusando el impacto: detalló que “el EBITDA (beneficio antes de intereses, impuestos, depreciaciones y amortizaciones) se vio resentido por esta situación, a pesar de que nos preparamos para ella y trabajamos mucho en mejorar nuestra eficiencia, lo que nos permitió compensar parcialmente el impacto de esta pérdida de márgenes”.
En esta compañía, además de acompañar a sus clientes en la adopción de inteligencia artificial, avanzaron en la conformación de un equipo con el objetivo de encontrar dónde la IA puede mejorar la productividad interna o desarrollar un espacio para la innovación.
“El contexto obliga a repensar los procesos”, precisó.
De todas maneras, el representante de Ingenia no pierde el optimismo, a pesar de que admite que el contexto del último año fue desafiante: “Crecimos en facturación, incorporamos más de 25 nuevos empleados en 2024 y esperamos sumar por lo menos 40 más este año, para consolidar nuestra expansión en México y España, madurar operaciones en Uruguay y Chile, y abrir oficinas en Colombia”.